—¿Por qué no has preguntado cómo conseguí el dispositivo de teletransportación? —pregunté después de prepararnos un café—. Y... ¿por qué no has dicho nada sobre mi brazo fracturado? Estabas tan enojado en la carta. Pero ahora... no pareces estar enojado con Evan. No es que te esté diciendo que deberías estarlo. Es solo... un poco fuera de tu carácter.
—¿Cómo haces café con una sola mano? —preguntó.
—Eso no es lo importante —dije—. Dime.
—Iba a hacerlo —dijo—. Solo que... ya no siento interés en nada. No tenía ganas.
Él nunca había sido así. Su debilidad había tomado un trol sobre él. Lo estaba atrapando desde el interior.
—Está bien —dije, dándole un beso en la mejilla—. Puedes tomarte tu tiempo.
—No, no tenemos tiempo. Todo esto... en verdad estoy cansado. Pero te lo diré.
—Fue la sombra quien te consiguió eso. Me lo quitó y te lo dio —dijo, yendo directamente al punto—. Lo robó, para ser exactos.
—¿... Cómo sabes eso? ¿Y por qué lo hizo? —pregunté.