(Desde la perspectiva de Azul)
Dormí una buena siesta. Cuando desperté, sentí como si hubieran pasado años. Casi sentí que llegaba tarde a la escuela. Me tomó un tiempo darme cuenta de que ya no iba a la escuela y de que ya no estaba en mi mundo. Además, estaba casada con el rey de los hombres lobo.
—¿Es realmente cierto, verdad? —murmuré mientras me masajeaba la frente.
—¿Qué es verdad, mi esposa?
—¡Aah!
Me sorprendió demasiado. Si él no hubiera estado allí, seguramente me habría caído de la cama. Mi cuerpo estaba adolorido y estaba desnuda de pies a cabeza. Los acontecimientos anteriores llegaron a mi mente. Fue tan vergonzoso que solo quería cavar una tumba y acostarme allí.
—Dormiste mucho tiempo. Es hora de almorzar —él dijo—. Tu criada dijo que no despertabas. Así que vine a despertarte. Pensar que te asustarías al escuchar que llegas tarde a la escuela...
—Así que fuiste tú... —mascullé.