—Lo que sea —Felicia empujó a Adrian—. La cercanía que tenía con el frío metal era demasiado aterradora y no quería tomar ningún riesgo —Solo decide ya cuando ocuparé el lugar de Erika en la vida de Ethan —agregó, frotándose la frente como para asegurarse de que no se había creado ningún agujero allí.
—Ya te lo he dicho, todo depende de Víbora. Sabes que él es el único que nos está ayudando ahora y créeme cuando digo que también quiero hacer las cosas lo más rápido posible, pero tengo que obedecer a las palabras de Víbora, de lo contrario, estoy acabado —dijo Adrian, planeando deshacerse de la pistola pero antes de hacerlo, preguntó—. ¿Cómo pudiste conseguir la pistola?
—Mamba me ayudó —respondió Felicia sin perder ni un segundo.
La ceja de Adrain se frunció, preguntándose cuándo Mamba y Felicia se habían acercado lo suficiente como para que él le hiciera favores, especialmente a espaldas de Víbora.