—¿Piensas que creo eso? ¿Te compadeciste de Erika? —Adrian cuestionó—. Él sabía cómo Felicia siempre había querido menospreciar a Erika y por supuesto, no había manera de que creyera que Felicia se compadecería de ella.
—Me conmovió cuando ella suplicó —continuó mintiendo descaradamente—. A pesar de saber que Adrian no creía esa parte de sus palabras, a ella no le importaba. —Así que voy a cumplir su deseo y asegurarme de no romper nunca el corazón de Ethan —sonrió de oreja a oreja.
—Adrian miró a Felicia durante unos segundos antes de hablar—. ¡Prepárate! Pronto iremos al hospital.
De inmediato, Felicia saltó de su asiento y corrió de vuelta a su habitación. —Necesito vestirme adecuadamente para este día —se dijo a sí misma.
—¿Dónde está Erika? Ya está tardando demasiado. ¿No me digas que ya ha cambiado de opinión sobre algo? —Felicia ladró con fuerza mientras estaba junto al coche con el que iban a partir.