"En las celdas de prisión en California, después de que el teléfono celular fue visto, cada recluso descubrió que fue Felicia quien lo tomó y ahora la Señora Laura siempre torturaría a Felicia mandándola a hacer más recados, lo que solo dificultaba las cosas para Felicia y Mary trataba de ayudarla tanto como podía.
—Vas a ir a buscar agua enseguida después de que termines de masajearme —dijo la Señora Laura.
La cara de Felicia brillaba con sudor mientras trataba de mantenerse al día, pero la mujer de mediana edad no la dejaba descansar ni por un segundo.
—Señora Laura, estoy bastante cansada, ¿puedo tomarme un momento para descansar, por favor? —suplicó, pero la Señora Laura se hizo la sorda a sus quejas mientras continuaba abanicándose.— Señora Laura —Felicia llamó a la mujer de nuevo.
—¿Qué sucede? —La Señora Laura siseó con fastidio.
—He dicho que estoy cansada, ¿puedo tomarme un momento para descansar, por favor? —repitió.