Rina podía sentir la tensión entre ellos. —Hermano, ¿la conoces?
Lucian asintió. —Solía trabajar en su residencia.
—Oh. Ella es una buena mujer pero parece que está enojada contigo —dijo Rina mientras ambos miraban a Erin desaparecer de su campo de visión—. ¿La has ofendido por casualidad?
—No lo creo —Lucian respondió, sus ojos aún fijos en la dirección por la que había ido Erin.
—Conociéndote, estoy segura de que sí lo has hecho —comentó Rina—. Solo tú no lo notarías. Puedes ser tan ignorante la mayoría de las veces, excepto con nuestra madre. Ella es la única mujer que seguramente nunca has ofendido en tu vida. Gwen es tan afortunada.
—¿Te atreves a llamar a madre por su nombre? —Luke frunció el ceño.
—Llamar a alguien casualmente solo por su nombre, sin ningún título o tratamiento puede ser por amor a esa persona —Rina contraatacó, mientras fruncía el ceño—, pero sí, tú nunca lo entenderías.