Comisaría del condado de Hurricane
— ¿Ya te enteraste? — Me cuestiono Oliver.
— No ¿De qué? — Respondí sin dar importancia.
— Adelantaron el juicio de nuestro asesino — Respondió seguido de un suspiro.
— ¿No sería en 3 meses? — Dije.
— Al parecer la presión pública ocasionó que el juez adelantará el juicio — Respondió — La gente no olvida Edward... y no quieren que se vuelva a repetir lo de 1985 — Agregó mientras tomaba su café.
Salí a la parte trasera de la comisaría a tomar un poco de aire y poder fumar un cigarrillo ya que todo esto me estaba poniendo demasiado tenso.
Con cada calada al cigarro mi mente volaba a lo más profundo de mis recuerdos, a esos recuerdos que por mucho tiempo deje guardados en un cajón.
Mientras seguía metido en mis pensamientos una voz masculina se abría paso entre la infinita soledad de mis adentros.
— ¿Qué? — Dije en voz baja.
— ¡El detective Edward Jones! — Volví a repetir aquella voz — ¿Acaso no te acuerdas de mí? — Agregó.
Alcé la mirada y ahí estaba parado él, después de tantos años lo veía frente a mi, mis ojos no lo podían creer.
— Parece que viste a un muerto... hermano — Menciono sarcásticamente.
Ambos nos fundimos en un cálido abrazo, de esos que jamás quisieses que se acabaran.
— ¿Qué haces aquí? — Le Cuestioné.
— Me di un tiempo libre en el trabajo y decidí regresar al pueblo — Respondió.
— Entiendo — Murmure —Vaya sorpresa la verdad — Dije agregando una sonrisa.
— ¿Qué te parece ir a comer algo y así me pones al tanto de todo? — Me pregunto regresando una sonrisa.
— Me parece bien — Respondí.
Sweet Diner
9 horas para el juicio.
— ¿Qué es lo que quieres saber? — Pregunté algo indiferente.
— No sé, los cambios que pasaron durante mi ausencia o cosas buenas que hayan ocurrido — Respondió algo entusiasta.
— El lugar no ha tenido grandes cambios y sabes que aquí nunca ha pasado grandes cosas como en la ciudad — Respondí algo frío.
— ¿Y la has ido a ver? — Pregunto en un tono de voz baja.
— ¿A quién? — Respondió seco.
— Ya sabes... a ella — Dijo algo melancólico.
— ¿En serio quieres sacar ese tema? — Dije algo cortante.
— ¿Aún sigues odiandome? Pensé que con ese abrazo cálido ya habías olvidado todo —
— Es una completa obviedad que después de tantos años sin verte te abrazaría, ya que lamentablemente eres familia — Respondí ya algo molesto.
— Independientemente de la molestía conmigo deberías ir a verla, aún más por ella — Dijo mirándome a los ojos.
— Luego iré. Por el momento tengo muchas cosas que hacer — Le respondí mientras comía.
— Es por el caso de la pizzería — Pregunto curioso.
— ¿Cómo sabes de eso? — Pregunté algo curioso.
— ¿Bromeas? Es noticia nacional ya y muy probablemente pronto sea algo mundial — Respondió.
— ¡Carajo! — Exclamé en voz baja.
Terminamos de comer y ya fuera del restaurante nos despedimos, pero antes de irme él me detuvo.
— ¿Oye? — Dijo en voz baja.
— ¿Qué ocurre? — Respondí.
— Si me necesitas puedes llamarme... al fin de cuentas somos familia — Y después de todo estaré por la ciudad — Me contestó con una sonrisa.
— Lo tomaré en cuenta — Agregué con una leve sonrisa.
Comisaría del condado de Hurricane
4 horas para el juicio
Seguía pensando en aquellos recuerdos que me volvían a atormentar una y otra vez.
Abrí el navegador e inicié una búsqueda entre los archivos policiales hasta encontrar lo que estaba buscando.
— ¿Listo para el juicio? — Pregunto Oliver motivado — Caso 266: Accidente Vial — Leyó confuso.
Oliver dejo una taza de café frente a mi y tomo asiento para tomar un sorbo de su taza.
— ¿Qué es lo que ocurre? — Me preguntó .
— ¿Sabes por qué me volví policía? — Le dije.
— Si te gustaría contarme, adelante — Respondió.
Apagué el ordenador y tomando una posición cómoda empecé a narrar.
(Inicia Narración)
Cuando tenía 26 años tenía una familia; una hermosa hija y una hermosa mujer como esposa. Ellas eran mi mundo, mi razón de vivir, de seguir adelante.
Yo a ella la conocí en preparatoria e hicimos un click que duro por mucho tiempo.
Ambos terminamos la universidad y decidimos irnos a vivir juntos para posteriormente formalizar nuestra relación. Todo era perfecto hasta ese día.
Lo poco que recuerdo es que esa noche íbamos saliendo de una fiesta, íbamos discutiendo, ambos gritamos y nos insultabanos; hasta que perdí el control del auto y salí de la carretera. Impactamos contra un árbol, la fuerza del impacto fue tan fuerte que yo quedé inconciente.
Al despertar estaba rodeada la zona con patrullas y dos ambulancias, yo aún con la vista borrosa trababa de buscarla para ver si estaba bien, pero sólo vi un cuerpo bajo una sábana blanca.
Esa noche me llevaron detenido, testifique y aunque no encontraron grados de alcohol para culparme de abuso indebido de sustancias, me acusaron de homicidio accidental.
Mi hermano llegó a pagar la fianza, pero me negué y le grite que lo odiaba, que no lo quería tener más en mi vida. Lo que él no sabía que en esa fiesta me enteré que la persona que me juró serme fiel, me juró amor eterno, que me hizo levantar en cada caída se había acostado en reiteradas ocasiones con el que era mi sangre, mi amigo inseparable... mi hermano.
Pasaron los meses y yo ya no tenía las suficientes ganas de seguir de pie. Me habían quitado a mi hija, mi esposa se había ido y mi hermano me había traicionado.
Llegó el día de mi juicio y horas antes el capitán Jhonson hablo conmigo para ofrecerme un trato. Ese acuerdo era reducir el tiempo en prisión a cambio de ser policía, lo cual acepté.
Él cuido a mi pequeña mientras yo añoraba salir de ese infierno y sin darme cuenta ya estaba fuera después de tres años.
Como prometí entré a la policía y todo era normal. Vivía con mi hija en una pequeña casa hasta que...
Una noche estaba en turno recorriendo las calles y en la radio escuché un llamado que era de urgencia, pero lo más extraño era que necesitaban unidades en la misma dirección de mi hogar.
Sin pensarlo dos veces tome dirección a mi hogar queriendo no pensar lo peor, pero aveces la vida le gusta hacer bromas crueles.
Al llegar las unidades estaban fuera de mi casa, salí lo más rápido del auto y corrí a casa, pero fui parado por el capitán Jhonson. Me intentaba calmar, me decía que tenía que ser fuerte; yo como pude logré entrar y todo estaba destruido, como si un terremoto hubiera atrasado con todo.
Corrí a la habitación de mi pequeña hija y no estaba, corrí al baño y tampoco, mi desesperación era tal que le grite a Jhonson, él sólo respondió que fue secuestrada. Yo me derrumbe, lo único que me quedaba se lo habían llevado.
Las investigaciones empezaron; día tras día pedía respuesta, pero nada. Jhonson me prohibió tomar el caso e interferir en el.
Pasaron los meses hasta que el caso se cerró, jamás pudieron encontrar a mi hija.
(Fin de la narración)
Hubo unos segundos en silencio, podía notar algunas lágrimas salir de los ojos de Oliver.
— ¿Cuánto tiempo tiene que desapareció? — Pregunto Oliver.
— Cinco años — Respondí frío.
— Quizás no convivamos juntos y puede que no seamos amigos, pero puedes contar conmigo para lo sea — Ahora toma tu café, a veces es bueno — Dijo con una pequeña sonrisa.
Juzgado del condado Hurricane
6:00 p.m.
Todos ya estábamos en la sala, el tal paciente 128 estaba con su abogado, todos se encontraban murmurando. Entro el juez e inicio la sesión.
Juzgado del condado Hurricane
6:20 p.m.
Pasaba el tiempo y uno a uno hablaban, el fiscal, el abogado defensor, los testigos, todo el mundo se encontraba expectante a lo que ocurría dentro el tribunal.
Juzgado del condado Hurricane
6:35 p.m.
Tocó el turno de testificar al acusado, se levantó y subió al estrado con una mirada inexpresiva.
— Joven Bill ¿Jura decir la verdad y sólo la verdad? —
Bill con su mirada inexpresiva, una sonrisa algo burlona y observando a todos respondió — Lo juro.