—¡¿P… Pamela?! —Cuando Florence vio a Pamela, su expresión cambió drásticamente, sorprendida.
Lucas giró la cabeza para mirar a la joven mujer que de repente entró. Llevaba un abrigo color crema, con su cabello hasta la cintura drapeado detrás de ella, exudando un encanto femenino único. Sus rasgos faciales eran tan exquisitos que parecían esculpidos a mano. Tenía cejas definidas, una nariz respingada, dulces labios cereza y piel de porcelana. Era una belleza arrebatadora.
Un atisbo de sorpresa apareció en los ojos de Lucas. La joven belleza frente a él estaba a la par con Cheyenne en términos de rasgos y figura. Incluso parecía exudar un deslumbrante temperamento y aura nobles.
Por alguna razón, Lucas sentía que la había visto antes en alguna parte.