La batalla contra el Titán de Ocho Brazos continuó, pero las potencias destruyeron la mayor parte de él antes de que la luz dorada lograra arreglar sus inscripciones.
El títere perdió todos sus brazos y piernas antes de que las llamas doradas comenzaran a arder en su piel nuevamente. Sin embargo, la batalla ya había terminado para entonces. Ese fuego por sí solo no podía detener a las potencias.
El Titán se desmoronó y los líderes inspeccionaron la región para eliminar cualquier inscripción que aún quedara en el área. En menos de una semana, las tropas de sus organizaciones comenzaron a establecerse y construir campamentos para reclamar esa tierra debidamente.
Las organizaciones reanudaron su expansión después de la caída del Titán. Habían derrotado a casi todos los guardianes de la familia Elbas, por lo que podían conquistar la mayor parte del nuevo continente antes de tener que mirar las regiones que todavía tenían poderosas defensas.