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—¿Qué crees que estás haciendo? —La voz de Zeres resonó suavemente en cuanto abrió los ojos.
La chica frente a él dio un respingo y luego le sonrió torpemente, al ser pillada en esa comprometedora situación donde estaba dibujándolo en secreto sin su permiso. —B-buenos días... señor —dijo ella, abrazando el bloc de dibujo fuertemente entre sus brazos, un poco temerosa de que él se lo arrebatara y lo rompiera enojado.
Zeres suspiró y se levantó de donde estaba sentado. No esperaba que realmente terminara quedándose dormido en el piso así y que incluso el sol ya estaba saliendo ahora.
Miró a la chica de nuevo, viendo que ella todavía estaba forzando una sonrisa incómoda mientras lo miraba hacia arriba.
—¿Cómo te llamas? —preguntó él, y ella parpadeó, sorprendida de que él realmente quisiera saber su nombre.
—Yo… Iryz.
—Iryz… —Zeres hizo eco—, me conoces, ¿verdad?