—Si quieres llorar, llora entonces —En el camino a casa, Mason miró a la mujer apoyada en su hombro. —Fue mi culpa por llegar demasiado tarde y permitirte sufrir.
—Fui yo quien eligió ir allí, ¿no tenía nada que ver contigo? ¿Por qué siempre te echas la culpa a ti mismo? —Finalmente, Lila se soltó y comenzó a llorar, había aguantado durante bastante tiempo.
—No protegerte bien es siempre mi culpa —dijo Mason con un sentido de auto-reproche—. A partir de ahora, solo eres mi esposa. Ya no eres la 'nieta de alguien' y no tienes nada que ver con 'esa' familia.
—Uh huh —Lila asintió, pero aún no pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.
El dolor causado por la familia siempre fue el más desamparado y difícil de curar.
Porque no dejaba opción alguna.
—Deja de llorar ahora, me está doliendo el corazón.
El llanto no resolvió nada, pero el no llorar tampoco. Así que Lila se levantó con fuerza y después de unos momentos de silencio, dijo: