Sin duda, tiene bastantes puntos. No sé si por sus padres o por su trabajo haciendo talismanes. Ha comprado muchos materiales, algunos solo para hacer pruebas. También adornos para el pelo, pendientes, pulseras, ropa…
–En todas dices que me queda bien– se queja.
–Ya sabes que yo era un esclavo. No sé mucho de moda– me defiendo.
–No vale usar una excusa tan buena– se queja, resoplando.
–Si quieres consejos de ropa, ¿por qué no vienes con Bei Liu y Bi Lang? Seguro que te dicen que sí– le propongo.
–¿Seguro? No sé. No las conozco tanto…– se muestra dubitativa.
–Si quieres, se lo propongo. Con ellas, será fácil despistar a tu sombra– ofrezco.
–¿¡De verdad!? Bueno, no sé cuándo podré. Tengo que acabar talismanes, dar clases…
–Dímelo cuando quieras, puedes mandarme un mensaje– sugiero.
–Vale, eso haré. O quizás me pase a uno de esos eventos. Si es un momento, no sospechará– sonríe traviesa.
Parece que ha recuperado el buen humor después de unos instantes decaída.
–Como prefieras. Realmente te esfuerzas mucho con los talismanes– la alabo.
–No tengo otro remedio. Es mi única esperanza– confiesa, un tanto sombría esta vez.
Me la quedo mirando sin entender nada. Ella fuerza una media sonrisa. Parece que es un asunto un tanto desagradable para ella.
–¿Sabes mi sombra, el que me sigue a todas partes? Es el discípulo de mi padre. Me considera de su propiedad. Descubrí que padre le ha prometido mi mano cuando consiga hacer talismanes de nivel de Cuerpo. Sin preguntarme. Sin importarle lo que yo piense. ¡Los odio a los dos!– exclama enojada.
Bueno, no es para menos. No es tan raro familias que decidan los matrimonios de sus hijos. Guo Hai con Dai Fen, por ejemplo. Aunque como premio, parece excesivo.
–¿Sabes qué es lo peor? Cuando me quejé a madre, no le dio importancia. ¿Sabes qué dijo?: "Está bien. Tu padre estará contento. Tú solo tienes que tener sexo de vez en cuando, decirle que bueno que es, dejarle que te exhiba como trofeo, y seguir investigando talismanes. Así, no perderás tiempo con enamoramientos innecesarios. De hecho, menos los primeros meses, te dejará en paz la mayor parte del tiempo. Lo peor es si quiere tener un hijo. Tendrás que dedicarle tiempo durante unos años."
Vaya, es un poco cínica. Y sin mucha empatía por su hija. Ye Bi está casi llorando.
–Siempre había dudado de los sentimientos de mi madre hacia mi padre o hacia mí. Aquel día lo confirmé. Yo no quiero ser como ella. Por eso, necesito ser mejor que el discípulo de mi padre. Al menos, poder decir que mi marido tiene que ser mejor que yo– asevera, entre firme y triste.
Sin duda, todos tenemos nuestros problemas. La verdad es que si tuviera una familia, no me gustaría que fuera como la de ella.
–Debe de ser duro– la compadezco.
–Es triste, pero lo tengo asumido. Me gustaría que al menos me reconocieran por mi trabajo con los talismanes, pero apenas me prestan atención. ¡El día que los supere, tendrán que mirarme!– asegura, con esperanza en su voz.
Al menos, tiene un sueño. Aunque tener que luchar tanto para ser reconocida por sus padres resulta un tanto triste. Puede incluso que no sea como ella cree si lo consigue. Supongo que está bien si le sirve para trabajar por una meta. Mejor que compadecerse de sí misma. No sé cómo se muestra tan alegre.
–Dejemos de hablar de mí. Dime, ¿qué talismanes quieres? Con lo que he comprado, podré hacer algunos talismanes adecuados para tu nivel– pregunta de mejor humor.
He estado un par de horas siguiéndola por el mercado. Ha sido una experiencia curiosa. Aparte de cuando hablaba de sus padres y de su especie de prometido, siempre ha sonreído. Siempre se ha mostrado alegre. No sé si es así, o es su forma de evadirse.
Casi tengo que forzarla a que acepte el pago por los talismanes. Sé que no se suele pagar por adelantado, pero confío en ella. Además, será más fácil si no puede venir en persona a dármelos. Puede entregárselo a alguna de las chicas.
Al final, me ha agradecido varias veces que la acompañara. "Ha sido divertido" ha dicho. Me alegro. Me cae bien. Me gustaría poder ayudarla, pero no hay nada que pueda hacer por ella. Solo desearle la mejor de las suertes. Y acompañarla a comprar otro día.
—————
–No parece que solo sea una excusa para no entrenar– me mira Shi muy seria.
–¿Deberíamos torturarlo un poco para asegurarnos?– propone Song –¡¡Aaah!! ¡Espera Kong! ¡¡Ja, ja!! ¡Espera! ¡Shi, Liang, Ayudadme! ¡Ja, ja! ¡Traidoras!
Les he contado mi mañana de compras. Se han puesto a hacer ver que no me creían. Song estaba casi sobre mí. Desnuda. Deliciosa. He decido aprovechar la ocasión para atacarla. Haciéndole cosquillas.
No estaba seguro cómo reaccionarían las demás. Shi y Liang han decidido que era más divertido ir contra Song. Yi y Yu me acaban de atacar por detrás.
–¡Por la espalda y a traición! ¡Ja, ja! ¡Ahora veréis!– amenazo.
–¡Será si puedes!– amenaza Yi –¡Ah! ¡Yu! ¡Ja, ja! ¡Traidora!
Es un todos contra todos. Ma Lang se ha mantenido al margen al principio. Pero ha acabado siendo arrastrada. No ha tenido más remedio que contratacar. Shun se ha librado por tener a Wei en brazos. Aunque le ha hecho un poco de cosquillas a la niña. Muy mona cuando reía. Hemos parado todos. Aunque solo por un momento.
Hong ha querido escaparse diciendo que es todavía muy débil. Pobre ilusa. La hemos cogido entre Song y yo. Hasta que Shi me ha atacado por la espalda. Luego, ya no sé quién era quién.
Algunas han aprovechado para meterme mano. Bueno, yo he aprovechado también. Al final, hemos quedado todos tumbados por el suelo y la cama. Riendo. Ha sido divertido. Y sensual.
–Yo creo que la seduce en menos de dos años– dice de repente Song, sin levantarse.
–Uno como mucho– apuesta Shun.
–Al menos cuatro– se suma Shi.
–Tres.
–Cinco.
–Dos y medio.
–No lo consigue.
–Cuatro y medio.
–Es solo una amiga– me quejo.
Se ríen. No creo haberlas convencido. En serio. No intento seducirla ni nada parecido. No sé si lo dicen de verdad o están bromeando. O las dos cosas a la vez. Da igual. Mejor ignorarlas cuando se ponen así.
–La verdad es que me da un poco de pena. Estaría mejor con nosotras– la compadece Liang.
–Su cultivación es demasiado alta. Tendrá que esperar, no puede entrar. No podemos secuestrarla aún– añade Yu.
–A veces dais miedo– les recrimino.
Ellas vuelven a reír. Y siguen hablando del tema un rato. Me resigno. Mejor no digo nada más.
—————
Mis últimos informes dicen que Ga Gui está muy enfadado conmigo. Parece ser que Chin Hua lo ha estado ignorando. "Por mi culpa". Tai Feng dice que no me preocupe por ahora. Parece que la humillación ha molestado a algunos responsables de la facción de la espada. Lo han obligado a quedarse entrenando hasta que domine lo que decía que dominaba.
Por otra parte, parece que los registros fuera de la secta han acabado. Algún miembro importante se lo ha tomado como una humillación. Era algo que podía pasar. Molestar a los estudiantes se puede considerar una falta de respeto a la secta.
Al parecer, se ha enfadado bastante. Tanto que el patriarca de la familia Dai ha tenido que pedir disculpas en persona. Y prometer castigar a los culpables. No sé si le harán algo más de un tirón de orejas a Dai Fen. Al menos, no habrá más problemas de ese tipo. Así que puedo bajar a la ciudad con menos preocupaciones.
Lin Tao me ha atendido con una enorme sonrisa. Seductora. Cuando se ha ido a la trastienda, movía mucho el culo. Guo Xua se ha reído. No había más clientes. Me quería decir algo, pero ha llegado una clienta. Luego será.
—————
Me recibe Guo Xua apasionada. Colgándose de mi cuello.
–Todos son iguales. Cuando se ha enterado de que estaba embarazada, no ha vuelto a aparecer. No entiendo a los hombres. ¿Por qué no puedo tener sexo si estoy embarazada?– se queja, aunque aliviada a la vez de haberse librado de su examante.
–Oh, ¿entonces no más sexo?– la provoco.
–¡Ni se te ocurra!– exclama indignada.
Bueno, en realidad bromea conmigo. Con su cuerpo maduro apretado al mío. Aún vestida. No durará mucho.
–¿Cómo ha ido el anuncio?– le pregunto.
–Te lo cuento arriba. Lin Tao está esperando. Ella… Cuando se enteró me suplicó que hablara contigo– me dice.
–¿No puede hablar ella?– me extraño.
–No se atreve. Tiene miedo que la rechaces– me explica.
–¿Qué es lo que quiere?– pregunto, confuso.
–Ella… Quiere también un hijo tuyo. Bueno, no sería mala idea tener un compañero de juegos para el… nuestro– la defiende.
Oh. ¿Se ha puesto de moda tener niños? No es una decisión a tomar a la ligera.
–¿No será un problema para ella? Es una sirvienta, y no esta casada– me preocupo.
La pueden incluso expulsar de algunas familias por tener hijos fuera del matrimonio. Diciendo que los desprestigian. Muchas veces, los padres son precisamente los que toman la decisión. Está bien mientras no se confirme. Son unos hipócritas.
–Yo tengo la última palabra, es mi sirvienta. Además, si os dais prisa, podría haber dudas de que fuera un hijo ilegítimo de la familia Guo. Como nadie estaría seguro, al menos no la molestarían demasiado– explica.
Ya veo. Tuvo una relación con el hijo de la otra concubina. Y se han hecho públicos muchos trapos sucios. No entiendo muy bien las consecuencias. Si ella dice que está bien, supongo que lo está.
–Hablaré con ella– es todo lo que concedo.
Ella no dice más. Salta sobre mí. Me fuerza a cogerla en brazos. Ríe mientras me abraza.
–Consentida– la acuso.
–Mucho– reconoce, seductora, apoyándose en mi pecho, restregándose con la mejilla.
La llevo hasta la habitación. Lin Tao espera sentada en la silla. Aún vestida. Hay cuerdas y vendas cerca. Por si quiero atarla. Me mira un tanto nerviosa.
Yo lanzo a Guo Xua sobre la cama. Ella grita entre asustada y sorprendida. La cojo de nuevo antes de que caiga.
–¡Tonto! ¡Me has asustado!– se queja.
No he podido evitarlo. La beso. La dejo con suavidad sobre la cama. Parece que me ha perdonado rápido. Me giro hacia Lin Tao.
–¿Te lo has pensado bien?– le pregunto –¿Sabes lo que significa?
Ella asiente. Muy seria.
–Quiero oírlo– insisto.
–Sé lo que significa. Quiero tener tu hijo– afirma con más seguridad de la que esperaba.
–Bien. Piénsatelo bien. Háblalo con Guo Xua. Si la semana que viene estás preparada, lo intentaremos– le prometo –. Puedes tomarte más tiempo para pensarlo si no estás segura.
Una enorme sonrisa aparece en su rostro. Y lágrimas en sus ojos. Hace intención de saltar sobre mí. Pero se detiene.
–Si quieres abrazarme, hazlo– le doy permiso.
Ella lo hace. Me abraza. Llora. Me besa. Abraza a su señora. Luego me las follo a las dos. A la embarazada y a la candidata. A esta última la hago servir a Guo Xua mientras la sodomizo. Y luego servirme a mí. Una Guo Xua más tarde también follamos vaginalmente. Esta vez la dejo cabalgarme. Mientras beso a su señora.
Entre medias, me han explicado como ha ido el anuncio de su embarazo. Parece que ha causado bastante conmoción. En parte, debido a los últimos acontecimientos. En parte, debido a que se sabía que hacía tiempo que Guo Xua y su marido no cumplían "sus deberes matrimoniales".
Su marido le ha hecho un montón de regalos. Diciendo que por el bebé. Temeroso en realidad de que ella confiese que la había maltratado y violado. Si supiera que todo ha sido un montaje…
A las concubinas les preocupaba más un posible heredero. Un posible rival para sus hijos. Guo Xua les ha pedido que lo dejen crecer tranquilo. Que no le den las responsabilidades de un heredero. O heredera. Ella no sabe aún que será un niño. La excusa es que no quiere que acabe como su hermana desaparecida. Bueno, quizás no es solo una excusa.
Eso las ha tranquilizado. Si no le dan responsabilidades, tampoco entra en la carrera. Unido a que por su edad difícilmente podía optar a heredar la familia, parece que se han calmado.
Dice que, cuando sea lo suficientemente mayor, intentará que entre en la secta. De esa forma, estará fuera del alcance de la familia, aunque cambien de opinión.
Al final, la he convencido de que le dé el pecho. Con Lin Tao, tendrán de dos niveles. Y puedo conseguirles más leche si les falta. De esa forma, se desarrollarán mejor sus meridianos. Es lo que ha asegurado Hong. Tiene experiencia en ello.
Al principio, eran reacia. No suelen dar el pecho las mujeres de la categoría de Guo Xua. No sé exactamente por qué. También les preocupaba como quedarían sus pechos después.
Me ha costado un poco convencerlas de que se los estrujaría igual. Y que si querían, podía hacer que tuvieran su forma original. Que no tengo ninguna intención de dejar de follarlas por eso.
Bueno, al menos creo que las he convencido. Han aceptado por ahora.
–Creo que vas por buen camino. Estas técnicas son bastante importantes, tu instructor te aconsejó bien. Son útiles de por sí, y también facilitan aprender otras que siguen el mismo principio– valora Fen Huan.
Es la única que conozco de mayor nivel y con conocimiento sobre combate. Quizás Di Tao está en la misma etapa, pero sus conocimientos están por debajo de Fen Huan. No en vano, viene de una familia de cultivadores. Muchas de las técnicas que usa son de su familia.
De hecho, Di Tao también viene de una familia de cultivadores. Aunque diría que menos poderosa. Sobre todo, no tiene el mismo rango que Fen Huan en su familia. Tiene que casarse quiera o no para establecer una alianza. Quizás por ello, no ha recibido muchas de las técnicas más importantes, pues ha de irse a la casa de su marido. Temerán que las filtre. Tampoco la han entrenado mucho.
Se quejaba ayer. Mientras la abrazaba. Después de follarla analmente. Y absorber su qi.
La verdad es que la compadezco. Su novio quiere a otra. Y ha intentado matarla, si no ha sido un malentendido. Además, a su familia solo le importa como moneda de cambio. Comparado con ella, Ye Bi tiene suerte. No sé. Quizás en el futuro podría llevármela. Ya veremos.
En cuanto a Fen Huan, es la hija del jefe de su clan. Su propio padre la ha entrenado. Y, si bien la habían prometido, ella misma canceló el compromiso, tenía ese derecho. Incluso me aseguró que no había dicho nada de que su exnovio tuviera ahora una pareja del mismo sexo. A ella ya le da igual, pero quién sabe cuál sería la reacción de la familia de su ex.
Al haber sido entrenada y enseñada por su padre, tiene bastantes conocimientos. Además, es una fanática de las peleas, aparte de ser masoquista. Pen me ha contado más de una vez que se suele pasar horas entrenando. Y reta a quien quiera luchar con ella. Si son más fuertes, mejor.
Últimamente, se contiene, no le queda otra. Solo peleas rápidas. No tiene mucho qi disponible. Ha transformado la mayoría, pronto subirá de etapa.
–Gracias, quería una opinión experta– le agradezco.
–Bueno, si quieres, podemos hacer una pelea de entrenamiento un día. Así practicamos los dos y nos corregimos errores. Y quizás puedo ver si te falta algo– propone.
–Ja, ja. Ya tardaba la adicta a los combates– se ríe Pen, que estaba arreglando una especie de tela con pinchos. Mejor no pregunto para qué es.
–No soy adicta…– protesta Fen Huan.
–De todas formas, tendrás que esperar a que suba de etapa. Y buscar un sitio discreto– sugiere Pen.
–Ah, cierto, casi no tengo qi. No podría practicar mucho– se decepciona Fen Huan.
–Está bien. Ya veremos lo que hacemos en el futuro– le aseguro.
Al mismo tiempo, pongo mi mano en su mejilla. Con los dedos, la acaricio ligeramente. Me acerco a ella. La beso suavemente. La voy empujando poco a poco hacia atrás. Sobre la cama.
Pen me ha pedido que hoy sea suave con ella. Nos mira sonriente. Pero sigue ocupada con lo suyo. O lo hace ver. Con esa ropa con pinchos para Fen Huan. Ha dicho algo de que era para el refinamiento del cuerpo que hace Fen Huan, basado en el dolor.
Su pelo rosa se queda extendido sobre la cama. Sus ojos también rosas me miran con pasión. Sus ropas no tardan en aflojarse. En mostrarme su cuerpo desnudo. Ya veo. No llevaba ropa interior. Tiene malas influencias. O buenas.
De aflojadas pasan a totalmente abiertas. Su precioso y poderoso cuerpo queda expuesto. Uno de sus más que decentes pechos es en breve succionado por mi boca. Su clítoris es estimulado con caricias y qi.
Mi mano a veces deja su entrepierna. Sube y baja por su muslo. Disfrutando de su tersa piel. A veces, sube un poco más y se entretiene con su nalga. La acaricia. La estruja. La separa brevemente.
La otra mano acaricia su cabello. Baja hasta su mejilla con suavidad. Luego llega y se recrea en su pecho. Sin dejas de besarla.
Mi pierna entre las suyas ya nota su líquido vaginal. Me muevo para posicionarme entre sus piernas. Ella las abre. Me mira con pasión. Expectante. Su respiración acelerada. Con la boca entreabierta. Sus labios humedecidos.
Me acerco poco a poco a su ingle. Provocándola. Sin acabar de entrar. Mi miembro frotando varias veces sobre la abertura. Sin llegar a penetrarla.
No se queja. Parece disfrutar del momento. Sin dejar de mirarme fijamente. Sin dejar yo de mirarla. Ni cuando finalmente la penetro. Despacio. Como si temiera hacerle daño. Precisamente a ella. Quien va abriendo más la boca a medida que entro. Hasta que emite un gemido de placer y satisfacción.
Lo hacemos despacio. Dulce. Íntimo. Disfrutando el uno del otro. De nuestro contacto. De estar dentro de ella. De ella tenerme dentro. De nuestras caricias. Miradas. Besos. Tiene una bonita sonrisa.
Normalmente, lo hacemos bastante más salvaje. Con la inestimable ayuda de Pen. Hoy ha decidido apartarse. Dejarnos follar solos. Aunque sin duda, está mirando.
No hay prisa. Me quedo toda la noche. Así que, después de acabar, nos quedamos abrazados. Besándonos. Disfrutamos del calor de nuestros cuerpos. Del contacto de nuestra piel.
Con Pen, lo hacemos parecido un rato después. En la misma cama. Solo tienen una. Duermen juntas. Bueno, muchas veces Fen Huan duerme en el suelo. Incluso atada. O medio torturada. Refinando su cuerpo. O eso dicen.
Fen Huan ha sido muy dulce. Pen es más apasionada. Y quería tener el control. Quizás porque no ha podido abusar de "su esclava". Aunque tener el control solo significa que está encima. Los dos sentados. Frente a frente. Boca a boca. Cuerpo contra cuerpo. Moviéndose ella. Moviéndome yo en sincronía.
Luego nos quedamos durmiendo los tres en la cama. Abrazados. Aunque mañana será diferente. He prometido a Pen ayudar a torturar a Fen Huan. La víctima parecía excitada.
—————
Pasa rápido el tiempo. Entre entrenamiento, sexo y demás. Como dejar a una mujer casada embarazada. O subir a Hong a dos y a Shun a cinco. Están entusiasmadas.
Ya es de nuevo mi cita con Sai y sus hermanas. Y las dos sirvientas de Da Ting. De hecho, me recibe Meixiu. Cuando uno de los vigilantes quería ponerme las cosas difíciles.
Ella lo mira con el ceño fruncido. Él desvía la mirada y me deja pasar. No dice nada. Ella tampoco. Es una esclava y no puede pegarle la bronca que querría. Él no se atreve a hacer nada ante ella, por miedo a que se entere Da Ting.
–Malditos idiotas– masculla cuando nos alejamos.
–Has venido enseguida. ¿Estabas esperando?– me intereso.
–Claro. Sabíamos quiénes estaban en la puerta y qué intentarían. Solo están celosos– suspira.
–Gracias– la beso en la mejilla.
Ella se sonroja por un simple beso. Cuando hemos tenido sexo. Mucho. Y lo tendremos en breve. ¿Quizás porque estamos en público?
–Eres tú el que viene por ellas. Qué menos– rechaza el cumplido, aunque débilmente.
–Por todas vosotras. Y no será que no lo disfruto– aseguro.
–Tonto…
–Que una esclava sea tan irrespetuosa con un estudiante podría causarle problemas– amenazó, sugerente.
–Oh, ¿qué tipo de problemas?– se interesa ella.
–Algo se me ocurrirá– le aseguró, guiñándole un ojo.
Ella sonríe. Mientras me guía. Me lleva hasta delante de la puerta de Da Ting. Y se detiene. Me la quedo mirando.
–Da Ting quería hablar contigo. Solo será un momento– me informa.
Podría haberme avisado antes. La verdad es que tampoco pasa nada. Aunque le manoseo el culo como venganza. Cuando entra para avisar a su ama. Se tensa un momento.
No tarda en salir. Me mira acusadora por lo de antes.
–Ya puedes pasar. Te espero fuera.
–Ya te he dicho antes que podía ocasionarte problemas– le susurro, volviéndole a manosear su trasero.
Ella abre la boca para quejarse. Al final, me saca la lengua. Y manosea mi culo cuando entro. A traición. Bueno, supongo que no puedo quejarme.
–Hola, Kong. Siéntate, por favor. ¿Un poco de té?– me invita.
–Sí, gracias. ¿En qué puedo ayudarte?– le pregunto.
–Sai, An y Dandan querían ir de compras. Su posición hace que sea un poco complicado que vayan solas. Me preguntaba si podrías acompañarlas al mercado que hay a las afueras de la secta algún día. Meixiu y Jiao también irían. Puede que vaya alguien más, aunque iría de incógnito– me pide.
La última parte resulta un tanto extraña. La verdad es que preferiría ir con ellas sin nadie más. De todas formas, es una buena ocasión para acompañarlas. No puedo negarme. Y menos si me lo pide Da Ting. Le estoy agradecido por cómo las trata.
–Claro. ¿Cuándo sería?– le pregunto.
–Bueno… Ellas estarán unos días que no es conveniente que salgan– dice, ocultando su rostro tras la taza de té –. Meixiu o Jiao hablarán contigo para programarlo, si te está bien.
–Por supuesto. Ah. Una pregunta. Tengo una amiga que hace joyas con encantamientos. Su nivel no es muy alto, pero es suficiente para las cinco. ¿Sería un problema regalárselas?– le pregunto.
Quiero pedírselo a Yan Xiulan. Pero no puedo regalárselas a unas esclavas sin más. Necesito el permiso de Da Ting.
–Ah… Claro. Sí alguien las ve, pensarán que he sido yo– asegura ella. Se ha recuperado rápido de la sorpresa inicial.
–Muchas gracias, de verdad. Tienen mucha suerte de tenerte– la alabo.
–Eh… Es solo normal…– responde ella.
Vaya, se ha puesto un poco nerviosa. Supongo que no esperaba que la alabara. Aunque es la verdad.
–¿Podrías guardarlo en secreto? Me gustaría que fuera una sorpresa– le pido.
–Claro. No hay problema– asegura. Se le escapa por un instante una sonrisa quizás traviesa.
Luego se hace un silencio un tanto incómodo. Hasta que le pregunto cómo están. Y Da Ting se pone a alabar y hablar de las tres hermanas con orgullo en su voz. Parece que realmente las aprecia. Incluso a Meixiu y Jiao.
—————
–Has tardado mucho. ¿Qué habéis estado haciendo?– pregunta Meixiu, suspicaz.
Me mira un tanto acusadora. No sé qué se imagina que he estado haciendo.
–Ella hablaba y yo escuchaba– me encojo de hombros.
–Qué raro, no suele hablar mucho– se extraña.
Por suerte, no me pregunta más. No puedo decirle que Da Ting estaba hablando de ellas. Me mataría si se enterara. Se ha puesto un poco nerviosa cuando se ha dado cuenta de que llevaba tanto rato hablando. Supongo es como ellas dicen. No tiene amigas. Bueno, quizás debería decir que no tenía. Al menos ella las considera así. Aunque la relación es un poco complicada. Son esclavas.
No tardamos mucho en llegar a la habitación de Sai. Parece que es el lugar de reunión oficial. Me abre la puerta y entro despacio. Precavido.
–¡Qué desconfiado! ¡Ni que te fuéramos a atacar!– se burla Dandan.
–No sería la primera vez– me defiendo.
Ellas se ríen. Meixiu me abraza por detrás.
–¿Un ataque así?– me amenaza seductora –¡IIIiiiih! ¡¡Espera!!
Solo está en la etapa uno. Así que no puede resistirse cuando la cojo en brazos. La llevo hasta la cama. La beso. Las demás se tiran sobre nosotros. Entre risas y besos. No sé muy bien cómo, pero Meixiu y yo acabamos desnudos.
–¡La primera pareja decidida!– exclama An, riendo.
Meixiu me mira. Sonríe con cierta timidez. Estira sus brazos hacia mí. Nos fundimos en un largo beso. Entrelazamos nuestros cuerpos. La penetro cuando está mojada. No puedo recrearme demasiado. Otras cuatro están esperando. Ya desnudas. Añadiendo sensualidad a nuestro acto. Nos acarician la piel. Nos la besan. Nos apremian entre risas.
Poco después, cada una de ellas sufre el mismo "acoso". En las siguientes rondas, las demás casi siempre descansan mientras tengo sexo con una. Unas veces dulce. Otras, salvaje. Apasionados siempre.
He perdido la cuenta de cuántas veces hemos tenido sexo. Estamos los seis descansando. Sobre la cama. Jiao y Meixiu totalmente agotadas. Lo he hecho menos con ellas. Pero su cultivación no les permite más. Las otras tres han vuelto a acumular suficiente Yang. Eso las debería llevar cerca de la siguiente etapa. Al borde de subir antes de nuestro siguiente encuentro.
Sai está en cuatro y sus hermanas en tres. Su velocidad está siendo muy alta. Cuando llegue a Alma, supuestamente se frenará. Aunque previsiblemente será más alta de lo habitual.
Jiao y Meixiu no tienen esa suerte. Su velocidad es normal. Dan gracias de estar en la uno. No sé si les tienen envidia. Raro sería que no tuvieran un poco. De hecho, la mayoría tendrían envidia de esa velocidad.
Me han abrazado y agradecido más de lo normal cuando les he dicho que las acompañaría. La verdad es que no me cuesta nada. Incluso lo estoy deseando. Prevén que a partir de veinte días, y antes de treinta. Cuando hayan procesado el Yang y estén acumulando Yin. Tiene que ser antes de nuestro siguiente encuentro.
Se las ve felices. En paz. Son adorables mientras duermen. Sai está de acuerdo.
–No me mires mucho– se despide con una sonrisa.
Se acomoda en el hueco que le han dejado. Sobre mí. Se deja acariciar el cabello. Hasta que también se acaba durmiendo. Puedo notar su respiración más pausada. Más lenta. La de todas ellas.
Resulta tranquilizante. Siento como si me acunara. Me voy durmiendo yo también.
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ICH HAB ES