El trozo de desechos había sobrevivido incontables años a la deriva en las corrientes del Gran Río, y era tan robusto que Sunny no podía dejarle fácilmente un rasguño a pesar de ser un Tirano Ascendido. Sin embargo, en apenas un instante, quedó completamente destruido.
Los miles de runas maníacas talladas en su superficie fueron destruidas. Todo lo que quedaba eran pequeños astillas, y hasta estas desaparecieron un instante después, cuando las gigantescas mandíbulas se cerraron.
Una cabeza serpentina masiva apareció desde debajo del agua, dos ojos monstruosos mirando a Sunny con hambre y furia malevolente. Escamas azur brillaban bajo el sol, cada una más grande y gruesa que las placas de armadura de un APC militar pesado. La criatura... era enormemente colosal, antigua y aparentemente loca.
Pero Sunny ya estaba en el aire.