El interior de la casa era de buen gusto y minimalista, regido por una filosofía de diseño que parecía elegante, espaciosa... y un poco vacía.
La primera planta contenía una sala de estar, un comedor, una cocina, una despensa, un baño y una habitación de invitados. Todo estaba amueblado y completamente abastecido, incluyendo un refrigerador que estaba repleto de todo tipo de comida cara.
Lanard miró a su alrededor con un sentido de orgullo y se lanzó a una larga diatriba sobre todas las características de seguridad ocultas que la casa aparentemente modesta poseía en realidad. Había gruesas placas de aleación blindada escondidas detrás de los paneles de revestimiento, las amplias ventanas estaban equipadas con contraventanas de titanio que podían bajar en un instante, y tanto los filtros de aire como los de agua podían resistir no sólo las toxinas ambientales habituales, sino también la mayoría de las formas conocidas de amenazas bioquímicas.