Su tono sonaba un poco sarcástico, pero también sonaba como su tono habitual.
Jeanne dijo sin rodeos:
—Ella arriesgó su vida por mí.
—Lo sé —Edward asintió.
En el momento en que asintió, miró a Jeanne y dijo:
—Solo me pregunto si alguna vez habrá un día en el que también des lo mejor de ti por mí.
—No necesitas pensar de esa manera —Jeanne sonrió.
La garganta de Edward se movió.
—Eres tan poderoso. No necesitas que yo use toda mi fuerza para escapar ileso.
—¿Y si? —Edward levantó las cejas.
Jeanne se quedó en silencio.
¿Qué pasaría si... tuvieran que luchar? ¿Qué elegiría ella?
Edward ya había dejado claras sus intenciones. De hecho, conocían sus identidades, pero aún no se habían expuesto mutuamente.
Si él no la exponía, podrían seguir siendo esposo y esposa. De lo contrario, una vez expuestos, solo podrían ser enemigos.
Ella dijo:
—Si eso sucede, elegiré morir por amor.
Edward rio y era evidente la sonrisa en su cara.
Dijo:
—Lo recordaré.