Hice una nota mental de todo lo que León acaba de enseñarme.
—Eso está bien. Con esta posición actual nos aseguramos de que tengas el equilibrio correcto una vez que el caballo comience a moverse. —León me sonrió.
Sentí que mi corazón latía cuando vi su brillante sonrisa.
—Bien, entonces trata de darle un golpecito a Margaret para que se mueva hacia adelante. —León instruyó. Hago lo que me dijeron y le di a Margaret un suave golpecito con los pies. Margaret comenzó a moverse.
—Oh, Dios mío, se está moviendo. —Digo asombrada. León estaba junto al caballo, manteniendo una distancia segura.
—Eso está bien. No estés tan rígida mientras camina. Deja que tu cuerpo fluya con el movimiento del caballo. —Dijo León.
Intenté hacer lo que León dijo. Sentí que Margaret se movía a un ritmo fácil.
—Lo estás haciendo muy bien, princesa. —León me elogió.
—¿En serio? Gracias. —Sonreí feliz.
—Ahora intenta trotar. Ponle más fuerza a tu empujón. —León instruyó.