Abigail permanecía de pie en su habitación, el teléfono apretado contra su oído, mientras Elsa le daba la desgarradora noticia. Cada frase le cortaba el corazón como una cuchilla, destrozando su esperanza y llenándola de desesperación e incredulidad. Su mente luchaba por aceptar el hecho de que Cristóbal había ido a Singapur con Viviana.
—Comparto esta noticia para mostrar su verdadera naturaleza. No creas que intento deprimirte —La voz de Elsa continuaba resonando—. No dejes que te molesten. Estás en una mejor posición y tienes un gran futuro por delante.
Al decir eso, Elsa quería recordarle el amor inmutable de Jasper por ella.
El corazón de Abigail no podía aceptar completamente ese sentimiento. Todavía estaba consumida por las crudas emociones que inundaban su ser, su amor por Cristóbal se aferraba obstinadamente a su alma.