Raquel había sido testigo de la locura de Cristóbal por Abigail la noche anterior. Temía que se enfureciera si descubría que Jasper tenía sentimientos por Abigail. Se estremeció al pensar en las consecuencias.
Jasper sintió que Raquel estaba detrás de él. Soltó a Abigail y se alejó, manteniendo la distancia. Su cara estaba enrojecida de vergüenza, lo cual demostraba aún más que amaba a Abigail.
No podía mirarla a los ojos.
Raquel colocó la bandeja en la mesa central. —Come primero, Abi, y toma tu medicina. Voy a tomar un baño. Su actitud era solemne. Su voz había perdido la dulzura previa.
Echó un vistazo a Jasper antes de ir a su habitación. No los dejó solos porque no podía decir nada a Jasper en ese momento ya que Abigail estaba muy molesta.
Abigail miró la tostada y los huevos revueltos que solía comer con fervor. Su boca se tornó amarga esta vez al mirar la comida. ¿Cómo podría comer algo cuando su mente estaba tan deprimida?