—¿Qué? ¿Por qué sigues sonriendo? — Harry le preguntó a Jade, sospechando que ella probablemente todavía estaba pensando en la llamada telefónica de su padre.
—Nada, —dijo Jade con una risita mientras ambos salían del coche y empezaban a caminar en dirección al edificio que albergaba el spa.
Aunque Harry no la creía exactamente, decidió dejar que los perros durmieran, ya que no estaba dispuesto a tener una conversación incómoda con ella.
—¿Cuántos años tiene tu papá, por cierto? —Jade preguntó con curiosidad, haciendo que Harry la mirara con una ceja ligeramente levantada.
—Está en sus cincuenta y tantos, ¿por qué? —Harry preguntó mientras sujetaba la puerta para ella.
—Gracias. No está tan viejo. Tiene una voz muy atractiva y suena divertido —dijo Jade con un guiño.
Harry se detuvo para mirarla con incredulidad, —No estarás enamorada de mi papá ahora, ¿verdad? — Harry preguntó haciendo que Jade riera a carcajadas.