El aire en el estadio está cargado de anticipación cuando Max y Isabella se preparan para el segundo duelo. Max, con su audacia y su espíritu indomable, sonríe mientras se enfrenta a Isabella, la maga tranquila pero peligrosamente habilidosa de la Clase B.
La batalla comienza con un estruendo cuando Isabella invoca un torrente de llamas, transformando el aire caliente y seco en una pared de fuego. La multitud retiene la respiración mientras las llamas se abalanzan sobre Max. Sin embargo, con una calma desarmante, Max usa su Qi para formar un escudo de energía que desvía el fuego con facilidad. La multitud jadea, impresionada por la defensa inesperada de Max.
Sin perder tiempo, Max contraataca. Reúne su Qi, concentrándolo en su puño antes de golpear el suelo con fuerza. La arena tiembla con el impacto, creando una onda de choque que se propaga hacia Isabella. La maga se tambalea hacia atrás, sorprendida por el poder detrás del ataque de Max.
La determinación de Isabella no se tambalea. En un intento de detener el avance de Max, lanza un hechizo de hielo. La temperatura del campo de batalla cae bruscamente mientras el aire se llena de escarcha y hielo. Pero Max es demasiado rápido. Usa su Qi para impulsarse hacia arriba, saltando por encima de la ráfaga de hielo y lanzándose hacia Isabella.
Max no da tiempo para una defensa adecuada. Baja su puño, potenciado por Qi, directamente sobre Isabella. El golpe envía a la maga volando hacia atrás, aterrizando en un montón en la arena. A pesar del golpe, Isabella se levanta de nuevo, aunque su rostro muestra claras señales de fatiga y dolor.
Max no pierde el ritmo. Cada movimiento que hace es una demostración de su habilidad para controlar y manipular su Qi. Incluso cuando Isabella lanza un hechizo tras otro, cada uno más potente que el anterior, Max se mantiene en pie. Su defensa es inquebrantable, su contraataque imparable.
Finalmente, con un último y poderoso golpe, Max manda a Isabella a volar a través del campo de batalla. Esta vez, Isabella no se levanta. Con la victoria claramente en manos de Max, el estadio estalla en aplausos y vítores. La Clase F ha demostrado una vez más su superioridad, y la tensión para la Clase B aumenta exponencialmente.
Mientras la arena se prepara para el próximo enfrentamiento, Frederick no puede evitar notar las profundas marcas en el suelo, el producto del combate feroz entre Max e Isabella. A medida que la realidad de otra derrota se instala, las expectativas para el próximo duelo aumentan aún más. ¿Quién será el próximo en enfrentarse en el centro del estadio? ¿Podrá la Clase B superar el poder de la Clase F?