El sonido constante del agua goteando se escuchaba cayendo en un gran lago. Cada vez que caía, se extendía una ondulación. Flotando en el agua, se podían ver varios cuerpos moviéndose hacia arriba y hacia abajo en el agua. Algunos boca abajo con la cabeza sumergida en el agua, otros sobre su espalda. Uno de estos cuerpos... era Quinn, recostado sobre su espalda. Su cuerpo seguía a la deriva, sin darse cuenta de lo que estaba pasando.
De repente, un gran objeto cayó desde arriba en el agua, causando olas que empujaron el cuerpo de Quinn hacia un lado hasta que finalmente quedó atrapado en una parte del suelo de la cueva. Su cuerpo se presionó hacia abajo en el suelo, con la mejilla en la dura y fría superficie.
Lentamente, sus ojos comenzaron a abrirse, incapaces de ver claramente el entorno, pero aun así podía sentir el agua fría en sus piernas, ya que su mitad inferior todavía estaba sumergida.