Su cuerpo estaba presionado contra el frío y duro suelo, sus párpados comenzaron a abrirse lentamente y todo lo que podía ver era una luz blanca. Por un momento, mientras Quinn dormía, se había olvidado de todo lo que había pasado.
Pero tan pronto como miró a su alrededor y se dio cuenta de dónde estaba, supo que todo no era un sueño. En este momento no estaba en la escuela sino en un planeta completamente diferente a kilómetros de su hogar.
Cuando se levantó y comenzó a estirarse, no había forma de saber cuánto tiempo había estado inconsciente, pero su cuerpo se sentía bien. Fue una sorpresa que durmiera tan bien en el suelo sin una cama. Sin darse cuenta, estaba más agotado de lo que pensaba.
No solo físicamente agotado por luchar contra la bestia, sino también mentalmente agotado, el constante miedo a lo desconocido era algo terrible que poco a poco lo consumiría.
< Tu hambre crece. >
< Misión diaria completa, evitar la luz solar directa durante ocho horas >