Antes de quedarse dormida, Kamila siempre se acurrucaba en él y emitía ronroneos de placer que compensaban los siguientes ronquidos que disturbaron su inmersión en la historia.
En esos momentos, él acariciaría su hombro y cabeza, dándose cuenta de lo débil, pequeña y frágil que era Kamila. Pero también era la mujer más fuerte y valiente que había conocido.
—Supongo que aparte de las escenas de combate de la película, tampoco tendré acción hoy. —Suspiró por dentro—. Esto no es nada como me imaginaba una luna de miel, pero tampoco está mal. Es solo el segundo día y Kami aún está exhausta por todo lo que ocurrió desde que Meln la secuestró.
Una vez que terminó la película, ambos necesitaban un descanso en el baño antes de la noche. La proyección había sido larga y mientras Kamila dormía, él tenía que aguantarse para no despertarla.