—Si la muerte es tan simple, entonces ¿qué estoy haciendo aquí? —Lith gruñó ante lo absurdo de esa explicación, incluso comenzando a dudar que la cosa frente a él no era su hermano perdido tanto como una alucinación.
—Incluso en la Tierra, donde hay casi ninguna mana, cuando alguien moría en circunstancias especiales, su rencor los mantenía atados al lugar de su muerte, incapaces de seguir adelante. Tú eres todo lo contrario. —dijo Carl.
—No tenías asuntos pendientes que te mantuvieran atado en nuestro planeta, no tenías un lugar al que pertenecías ni a alguien con quien reunirte. Pasaste tu vida sin amar a nadie y después de matar a Ezio y Chris, tu deseo de protegerme de todo, incluso de ti mismo, hizo imposible que volviéramos a encontrarnos.
—Eres la causa de tu problema de reencarnación. Sin nadie ni a dónde ir, vagabundeaste sin rumbo. Vine a poner fin a tu ciclo de muerte y renacimiento. Estoy aquí para llevarte a casa, hermano mayor.
***
Casa de Baba Yaga, ahora.