Mientras subía las escaleras, Lith no sabía qué pensar de su situación actual. Desde que él y Solus se habían fusionado, gran parte de su rabia y resentimiento habitual parecía haberse tomado un descanso.
Solus podía percibir su felicidad por estar reunida con ella, lo que la hacía aún más feliz. Debido a la fusión mental, sus sentimientos se reforzaban mutuamente en un bucle.
No sabiendo cuándo terminaría, Lith le dio a Solus toda su comida favorita, dejándola experimentarlas de primera mano. El cuidado y la atención que recibió, sumados a todos esos nuevos sabores, la hicieron sentir en las nubes.
—¡Por mi creador! ¡Todo está tan bueno! ¿Estás seguro de que puedo comer tanto? Acabas de almorzar hace apenas una hora. —Dijo preocupada por el estómago de Lith.
—No te preocupes, no es nada que no podamos curar. Debemos disfrutar de este momento de 'lentes color de rosa' mientras dure."