—¿Qué piensas, cuñada? ¿Cuál es más grande, el de mi hermano o el mío? —preguntó Vernon.
Chloe cerró la boca al instante, pensando que esa pregunta era simplemente ridícula. ¿Comparar el tamaño del pene, acaso era un adolescente?
Vernon se rió lleno de burla, —Está bien si no quieres responderlo ahora. De todas formas, serás sincera más tarde.
Vernon continuó acariciando su pene y comenzó a gotear líquido preseminal por la punta. Aunque, no siempre estaba tan duro.
La mayoría de las veces, no podía siquiera lograr una erección completa sin importar cuán hermosa fuera la mujer con la que jugaba. A veces, se aburría tanto mientras jugaba que ni siquiera podía eyacular cuando su pareja ya estaba eyaculando como loca.
Por lo tanto, el hecho de que pudiera estar tan duro jugando con Chloe ya era una bendición en sí mismo.