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ARCO I: El destino que marca una estrella.
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Había tocado la mañana del jueves 6 de mayo, días en los cuales la temperatura de vez en cuando subía a un grado considerable de fatiga para algunos.
En un cierto dormitorio de una sola habitación en "Ciudad Academia", donde comenzó a sentir el aire caliente que fluía a lo largo del espacio cerrado de su cuarto. Allí, Boruto Uzumaki se le era incapaz de hacer algo, o al menos de intentarlo.
Hoy no había más que solo calor, temiendo que la temperatura siguiera elevándose.
Era una de muchas razones para querer encender el refrescante aire acondicionado para combatir este calor. No obstante, también habían por las que no lo iba hacer. Una de ellas es que podría en gastar mucho más en luz. Estaba muy seguro que lloraría de la frustración cuando leyera el recibo por su uso consecutivo, y otra razón sería de lo descompuesto que se encontraba ahora.
Hace un día cayó un rayo que destruyó más del 70% de los aparatos eléctricos de la ciudad a gran escala.
No se supo mucho del tema y es posible que siga habiendo mantenimiento para esta parte de la ciudad, sin embargo, entre lo más importante estropeó sus cosas. Incluía la nevera que guardaba toda su comida de siempre. Aunque, había ese inconveniente de haber olvidado que no ha comprado nada estos días.
Por suerte ha estado saliendo a comer en algún puesto pequeño de ramen o una hamburguesa. Aunque, también estaba su otro problema con su billetera, teniendo la esperanza de no mal gastar mucho más el dinero. También en lo que tenía en su tarjeta de puntos de estudiante.
Todo le empezó a molestar, así que intentó en volver a dormir, pero tan pronto lo pensó fue recibiendo un mensaje que era de uno de sus amigos:
Oye, más vale que vengas rápido. Hoy no se salvarán las personas que falten. Al parecer hoy habrá un examen de práctica instantáneo. Te sugiero que vengas rápido.
—Shikadai.
Tan pronto como leyó delicadamente el mensaje de su amigo, se levantó en seguida mirando el reloj.
—«No, no. Esto no puede ser.» —pensó Boruto mientras se iba quitando la camiseta que estaba usando como pijama, y se cambió el uniforme de verano en solo unos cuantos 3 minutos.
Había podido ausentarse el día de hoy por solo haber hecho el examen teórico que se aplicó ayer en clases, el cual pasó sin ningún problema.
No había contemplando la posibilidad de un examen práctico. Cuando oía algo así en la clase, su cuerpo no podía dejar de temblar de los nervios. Comenzaba a temer por su futuro. Básicamente son más que programas de desarrollo para sus dones, así que se verá obligado a tomar una que otra actividad física que lo pueda llevar al límite humano.
Lo peor de todo para Boruto es que no se iba sintiendo con gran energía por la falta de desayuno en su estómago. El examen le irá peor con el hambre que se iba encontrando.
—Tal parece que nunca dejan tranquilo a los estudiantes. Solo les interesa hacer promesas vacías y sin honor. —el Uzumaki trataba de pensar positivamente, mientras hacía excusas para ignorar su mala suerte que le restregaba en la cara.
Acto seguido se fue yendo por el pasillo de del apartamento hasta alcanzar sus zapatos en la entrada y salir.
Al ser un edificio que estaba compuesto por muchos apartamentos para estudiantes de su misma edad, tenía un aproximado de 6 pisos. Él, que se encontraba en el quinto, le complicaba más en que no tardara mas en bajar todos los días.
En cuanto bajó hasta el final de las escaleras no se detuvo en seguir su camino hasta salir de ese rincón de apartamentos de estudiantes para llegar a la calle. Solo le iba a tomar al menos 5 minutos para llegar a la parada de autobús y conseguiría llevarlo después a la escuela.
Miró el cielo estrellado, sintiendo una gran paz y alivio en cuanto lo vio. No sabía muy bien porque, pero solo le intuía que hoy no sería tan malo... Bueno, hay que ser muy positivo para cambiar tu suerte solo con palabras.
—Al menos el clima es muy bueno, sería bueno por lo menos comprar algo de helado solo para hoy... —murmura el Uzumaki para sí mismo mientras cambia a un estado de ánimo positivo.
***
El joven Uzumaki miraba perdido la nada desde su asiento, meditando lo mucho que ha pasado estudiando en este semestre, en esta clase, pero incluso ahora, estaba muy intrigado también en una cosa actualmente.
Su tutor de primer año de la clase 7, Senju Tsunade, quien estaba de pie detrás de la mesa de frente.
Todos en el salón se la pasaban viendo de vez en cuando más abajo de la parte superior de ésta. Nadie podía dejar de admitir la complejidad e increíble tamaño de sus pechos.
Algunos decían que podían medir 106 cm, o talvez más. Además, estaba el asunto de su edad, el cual se especulaba que tenía más allá de los 50, pero parecía alguien que estaba por los 27 años.
Esta profesora realmente formaba parte como uno de los siete grandes misterios de la escuela, además de que era una belleza intocable.
—Escuchen bien, aunque su Sensei quiere prohibirles hacer el examen práctico que van a tener, ya sea por sus calificaciones o por ser uno de los más altos de haber sacado buena nota —miró de reojo a Boruto, el cual desvío la mirada en el mero instante para no llamar la atención—. Es obligatorio en que hagan este examen si quieren mejorar sus habilidades y subir su nivel.
Todo el mundo quedó en silencio, mirándose a cada uno mientras volvían a la mujer mayor.
—Sensei está diciendo esto porque también me preocupo por ustedes. No hay nada más que me enorgullezca que verlos triunfar en su futuro. Y bueno, si fallan, tendrán que jugar un juego de castigos.
—Sensei, Este... ¿Está hablando de jugar póquer con los perdedores? ¡Eso no sería muy bueno!
—Cierto, para alguien con muy mala suerte es algo que no puedo ver.
—Lo mismo pasa con Boruto —otro que estaba al lado—. Lo que menos quiere y que no le gustaría es aprovecharse de su mala suerte, Sensei.
—Si~ pero señorito Yamanaka, tanto él como usted tienen altas probabilidades de que les vaya a ir mal... pero en otro aspecto... ¿Lo captan?
Boruto siente una inmensa presión que no podría manejar, teniendo esa sonrisa que su profesora le dedicaba a él y a su compañero de al lado.
—Parece que Tsunade-sensei estará muy concentrada en lo que harán ustedes.
Sentado al frente del Yamanaka estaba los ojos del frente de los dos chicos de atrás. Un joven de azabache con una cola de caballo puntiagudo. Miró con el ceño fruncido al chico que arrastró a Boruto a una situación poco simpática.
—No creo que haya problema —contestó el Yamanaka—. De todos modos, ella siempre nos tiene un ojo encima por ser de los que no han tenido su Despertar, así que no hay nada de que ponerse nerviosos.
—Quisiera tener esa despreocupación tuya.
Tanto él Uzumaki como el Nara, miraron un poco apagados a su compañero, sin dejar de mostrar el disgusto por el comentario.
—Además, ¿no sería genial salir lastimado en el examen? Sería una buena excusa para ser llevado a la enfermería.
—¿Qué importa eso? —Shikadai le miró un poco sofocado por las delirios de su amigo, por desgracia—. Si fallas, es posible que te toque repetir el examen, pero mucho más difícil, o en el peor de los casos; hacer un curso completo de todo y no tener vacaciones de verano.
—Lo valdrá si eres atendiendo por nuestra hermosa enfermera. Cualquiera estaría muy encantado con sus servicios. Definitivamente vas a ganar mucha experiencia si eres regañado por esa clase de chica.
—¡Tú soñador...! ¡Eres un caso perdido si sigues con esas cosas! —exclamó Tsunade señalando al Yamanaka.
Todos los alumnos del salón voltearon a mirarlo con indiferencia.
Al igual que los demás, Boruto estaba con la mirada hacia su amigo, dejándose llevar para ser parte del salón. Quería en defender a su compañero y amigo, pero su misma personalidad lo hacía muy difícil.
—¡Los otros dos de allá! —le llamó la atención al Uzumaki y el Nara—. ¡Espero que lo hagan bien!
Estos duros métodos de estudio no son tan llamativos cómo se los imaginó cuando fue ingresando a esta ciudad.
Incluso un estudiante que puede estar en una escuela estudiando telequinesis tiene que trabajar tan duro que los vasos sanguíneos de su cerebro pueden llegar a explotar con el fin de impedir de no reprobar y acabar en el hospital en el proceso.
Además, suponía que el mal humor en el que se encontraba su Sensei era solo el principio de lo que sería su examen práctico para sus dones. Había esa posibilidad de que al final del examen; si llegara a fallar es muy posible que lo harían estar más tiempo en la escuela.
Boruto y Shikadai sólo podían quedarse en sus asientos, mirando a Senju Tsunade, la cuál seguía de pie al frente, incluso cerca de ellos haría que ambos se olvidaran de respirar.
—¿Entendieron?
Una mirada sombría y aterradora se postro en su rostro. La profesora Tsunade en verdad odia a las personas que mencionan la palabra "vieja", pero le agrada a la gente que la llamen "linda".
Todos de inmediato procuraron prepararse para el examen, teniendo la esperanza de que todo no fuera tan devastador para muchos de ellos.
—¡Siguiente!
El grito de su Sensei resonaba por todo el campo de atrás de la escuela. Todos tenían su uniforme de educación física; las chicas de un color blanco, pero con las orillas de color rojo y los chicos lo contrario, siendo el azul. Los shorts el mismo color del mismo que las respectivas orillas.
Todos estaban muy entusiasmados con el examen. El Uzumaki lo sabía con solo mirar el rostro serio de cada uno.
Las actividades no fueron iguales, ni podían serlas para todo el grupo. Muchos tenían diferentes tipos de dones de los cuales no podían en hacer el mismo examen.
Desde una parte del extremo de lugar, el Uzumaki notó la presencia de una de las clases superiores de su escuela, teniendo sus habilidades en uso con su don. Había toda clase de habilidades; algunos lanzaban bolas de fuego desde sus manos hacia uno de los blancos que les ponían de frente, otros debían de hacer lo posible en mover un objeto metálico, siendo los que tenían el don de controlar el magnetismo, también de lanzar un rayo, etc.
Cada uno de sus dones eran increíbles, y lo ponía muy emocionado, pero no todos iban a un resultado prometedor para su futuro. Nadie podía aún exceder de sus límites. Un límite que solo se quedaba para su rango actual de cada uno.
—Oye, Shikadai...
—¿Qué pasó? —preguntó—. ¿Acaso estás muy nervioso?
Se encaminó a su lado, mirando de reojo a la misma dirección que estaba viendo Boruto dónde yacían sus otros compañeros.
—¿Acaso es tan complicado sobrepasar tus límites para hacer más fuerte tu don?
—Es complicado decírtelo —contestó con mucho desinterés—. Te recuerdo que yo no tengo uno para saberlo.
—Si, eso es cierto…
—¿Acaso te burlas de mí? —molestó encara a su amigo a su lado.
Boruto suspira como si estuviera cansado, aún cuando ni ha empezado su parte del examen que estaba por empezar.
—No podría... —susurró.
—Bueno, muchos científicos de la ciudad han comentado que se obtienen tras haber cumplido cierta edad...
—La cual ya pasamos... —continuó Boruto entre un gruñido bajo—. Me pregunto si es como cuando es el periodo de las chicas.
—¡No lo digan de ese modo, lo hará sonar como si los tres estuviéramos embarazados!
Entre los dos, Yamanaka se había lanzado contra los dos, mientras los estrangulaba con sus brazos. El comentario había sido tan perturbante de mencionarse entre los tres que fue llamando la atención de algunos que estaban alrededor.
Entre una que otra mirada, Boruto alcanzó a ver algunas chicas susurrandose entre si sin despegar su vista hacia ellos.
—¡No lo digas de esa forma! —exclamó el azabache entre disgusto, intentando en separarse de los otros dos.
—¡Ya dejen de andar perdiendo el tiempo y solo avancen!
La Sensei Senju dió un pisotón en el suelo, haciendo que fuera crujiendo de forma muy espantosa a unos 10 metros de distancia de su área.
Esa era el don de la fuerza sobre humana. Un don en la cual llevaba tus límites humanos al máximo de su potencial en términos de fuerza y resistencia.
A parte de su atractiva y vieja Sensei, en esta ciudad academia existe un estudiante que tiene ese mismo don, estando cerca de ser alguien más que está cerca de poder ser uno de los más fuertes. Actualmente son 5, y cada uno representa a grandes escuelas o universidades.
Ya había oído dichos rumores, pero solo le ponían incómodo, ya sea por la envidia que tenía hacia esa clase de personas con grandes dones, o por sus otros problemas personales. Preferiría mantenerse alejado de lo último.
Echó un último vistazo a los demás, viendo como todos seguían esforzándose de sus propios dones. Se sentía demasiado excluido de la sociedad y de la misma ciudad academia en la que estaba viviendo.
La Sensei comenzó a formarlos, entre línea a los tres, comenzando su propio examen de práctica.
Al ser unos individuos que no había tenido su Despertar, su examen iba ser más de un simple campo de obstáculos. Una buena y eficiente forma para que se evalúen sus capacidades físicas actuales.
—¡Comiencen!
El grito de la Senju Sensei había resonado por sus cabezas, volviéndose como un interruptor de arranque para sus cuerpos e impulsarse con prisa.
Entre los tres se había ido adelantando el Nara, siendo mucho más rápido que los dos de atrás. Aunque, ciertamente el más lento de ellos siempre era Yamanaka al no estar siempre entusiasmado por estas cosas. En cambio, hoy lo estaba más al no ser un saco de prueba por la profesora.
Todo parecía a excepción de eso normal, y sin embargo, el Uzumaki era otro que había cambiado del orden. Estaba un poco atrás de los dos. Su mente no estaba muy concentrada en el examen.
—¡Boruto, te estás quedando atrás!
Al oír a Shikadai por muy delante, lo hizo volver al presente, acelerando el paso hasta rebasar a Inojin y posteriormente estar a la par del azabache.
Nunca pretendían hacer una carrera en los exámenes por ser muy subjetivos y no les dejaba hacer bien las cosas.
Al llegar al siguiente obstáculo, el cual iba implicando en escalar un gran muro por delante por partes de apoyo en cada parte. Sin embargo, la profesora había vuelto a hacer de las suyas al comenzar a lanzarle con mucha fuerza balones hacia ellos para que se desconcentren.
Uno de estos balones habían golpeado uno de los brazos del Yamanaka hasta hacerlo caer un poco, pero se sostuvo de uno de los apoyadores con la otra mano. Shikadai por meros pelos los lograba evadir, al igual que Boruto.
Desafortunado caso fue cuando entre la cima del muro había logrado conseguir llegar el Uzumaki, pero cuando lo hizo uno de los balones le golpeó en su mejilla con fuerza hasta hacerlo caer de esa altura hasta el suelo.
Tal vez haya sido imaginación del resto, pero parecía que algo se había roto en esa caída.
***
Al abrir los ojos, Uzumaki pasó a levantarse lentamente hasta que sentía un horrible dolor en el cuello. No estaba seguro si había sido algo normal, pero suponía que era una de las razones por las que estaba ahora en cama.
Pronto sus recuerdos se habían ido volando hacia antes de quedar inconsciente. Tuvo su examen, pero al parecer algo había impactado contra su cara. Recordarlo fue solo el principio para hacer que su mejilla que recibió ese golpe fuera volviendo a arder. Tenía una venda sobre ella, lo había notado mientras se tocaba.
Se levantó lentamente hacia un lado para que volviera a sentir esa pequeña descarga de adrenalina en su cuerpo, pequeña pero buena para mantener viví todo su sistema funcionando, desde la sangre en su corazón hasta los pulmones.
—Fue un duro golpe.
Solo podía decir eso. No estaba feliz de haber recibido tal golpe por parte de su insensible profesora, pero no la culpaba en absoluto, solo hacia su trabajo.
—Por fin despiertas.
La voz del otro lado de la cama hasta una de las sillas se había presentado una mujer alta y de aire fresco que combinaba con el lugar.
Ahora que lo veía bien era la enfermería en la que estaba. Boruto lo proceso bien por su cabeza en miró a la mujer cuidadosamente; tenía una piel clara, sus ojos era de un color azul claro y hermosos, aparte de que tenía un cabello largo y azul. Usaba pendientes medianos y circulares, una camisa blanca de mangas largas que mostraba bien su figura y una falda mediana que le llegaba hasta las rodillas de color negro.
La enfermera. Esa mujer era una de las bellezas que hay en esta escuela, aparte de su Sensei de años de edad. Una de las razones por las que a veces Inojin y otros chicos les interesaba mucho salir lastimados para ser atendidos por ella.
Pudo ver qué ahora tenía puestos sus lentes especiales, los cuales no hacían más que incrementar exponencialmente su belleza a más de mil millones de puntos. Parecía apuntar unas cuantas cosas por las que debía de ser el caso del que había tenido él.
—Muchas gracias por cuidar de mí, Ada-san.
—Siempre es un gusto ayudar a quienes se lastimen —confesó sin despegar sus ojos en el muchacho—. ¿Tú sensei volvió a hacerlos sufrir de nuevo?
—No tienes idea 'ttebasa.
La risa de la mujer resonó por toda la sala de enfermería. Esa reacción hizo darle un pequeño vuelco en el corazón del Uzumaki. Jamás creía mucho en hacer reír a una mujer y alguien como la enfermera. Podía verse una mujer mayor y todo, pero según oía tenía como 22 años de edad.
Estaba en una edad prodigiosa en la que alguien pueda reclamarla entre los hombres a una mujer de ensueño cómo ella, pero eso terminó de ser pensado en cuanto volvía a la realidad.
El dolor lo había sacado de sus pensamientos hasta volver a tener cuidado de no intentar tocarse.
Esto alertó a Ada, acercándose al Uzumaki con cuidado hasta tenerlo de un lado al sentarse en la cama. Miró en cada ángulo de su rostro por su tenía algún otro síntoma o moretón que se haya formado tras la caída que había tenido.
Todo pareció en orden cuando vio que su rostro estaba completamente sano, aunque fue raro de ver.
—Todo parece bien, pero creo que lo más sensato es que vuelvas a casa y descanses. Ah, y no te preocupes por tus cosas. Ya pedí que te las trajeran uno de tus amigos. Está allí en mi escritorio.
—¿No fue nada grave? —preguntó Boruto al tocarse la nuca y el cuello—. Creo que pasó algo por aquí 'ttebasa.
—La verdad es que te dislocates el cuello y afortunadamente no fue mucho para que fueras a morir. —le respondió con una sonrisa.
Vaya forma en la que lo decía. Su tono parece de lo más normal como si este caso no fuera la gran cosa, o que fuera nada severo de cuál preocuparse.
Irse a casa parecía lo más razonable que hacer en estos casos.
Uzumaki acababa de suspirar de alivio al no tener que seguir teniendo que pasar más en la escuela el día de hoy, temiendo de seguir estando en el examen o exponer su poca relevancia de su ser.
—¿Te preocupó algo? —preguntó Ada.
—¿Eh?
—Lo veo en tus ojos —se acomodó sus lentes mientras miraba cuidadosamente la expresión de Boruto—. No eres alguien que se desanime por cosas sin sentido, pero si cuando son cosas que dañan tu orgullo.
Y no estaba equivocada, aún así le costaba tener que decirle la verdad. Solo era una enfermera, pero tal vez tocaba el tema para hacerlo sentir bien y querer ayudarlo.
Lo ayudó de no morir el día de hoy, así que esto podría compensarlo como un pago de este favor.
—A decir verdad, estoy cansado de que aún no se me haya manifestado mi don. Nunca he conseguido que el Despertar me haya llegado... Todo el tiempo que llevo viviendo y estudiando aquí nunca se ha manifestado como normalmente debería de estar.
A pesar de que dolían sus mismas palabras que decía, seguía firme a seguir hablando. Mientras más lo hacía más sentía que el peso que tenía se iba desvaneciendo.
—Me siento muy excluido cuando veo a los demás con habilidades que tienen de hace 5 años... Se que hay más gente que es como yo y que no debería sentirme ser el único, pero no puedo evitarlo 'ttebasa.
—...
—No sé si algo está mal conmigo o si aún no se que puedo hacer exactamente con mi don que no se manifiesta 'ttebasa.
Espero a la contestación de Ada, la cuál lo miraba cuidadosamente a los ojos y luego de una breve pausa giró para la ventana.
El sol los acompañaba y a la conversación en un tono soleado y oscuro, teniéndose de un color naranja que indicaba la llegada del atardecer.
—Es cierto que hasta cierta edad pueden manifestarse esas habilidades y que todo se simplifica a que debes de saber cómo vivir con ese don. Algunos no puede controlarlo y por eso muchos son enviados a la "Ciudad Academia" para controlarlos, y también en saber utilizarlos para el vien del mundo. Es así como la sociedad ahora trabaja con estos dones.
Volteó a ver al Uzumaki mientras le dedicaba una sonrisa.
—Al menos, tienes que tener fé y esperar a que tengas un gran don que puedas usar y estar orgulloso —comentó mientras se iba acomodando nuevamente los lentes con preocupación y molestia—. Al menos uno que sea mucho mejor. Uno que sea mejor que el mío. Ya sabes a lo que me refiero.
Las palabras de Ada que habían sonado muy razonables, sinceras y alivianas se volvieron frías y tristes. La vio mover ligeramente sus anteojos mirando por la ventana.
Ahora que recordaba bien Boruto, ella era también una estudiante, una universitaria que tenía habilidades como todos en esta ciudad. No obstante, su "don" no era muy querido por ella, pero también sabía cómo vivir con ello.
Tenía la habilidad de atracción en sus ojos. Un don de doble filo que podía encantar a sus encantos a cualquiera, ya sea del sexo femenino o masculino. Por eso era de doble filo. Le costaba creer que a pesar de tener un cuerpo y rostro atractivo, tenía tal don digno de su físico.
No podía desactivar su habilidad por mucho que lo intentara, pero si podía deshacerlo en los demás.
Mencionó que en el pasado luego de un año y medio que obtuvo su don le habían hecho usar lentes especiales que bloqueaban sus ojos, de ese modo ya no funcionaría su don si los tenía puestos.
Por esa razón tenía unos actualmente y se los acomodaba a cada rato. Una suerte que también esos lentes la hacían ver igual de hermosa.
Las chicas megane realmente son un arma de destrucción que ningún ser humano debería de subestimar.
—Ada-san, no tienes que preocuparte por ese don. Estoy seguro que algún día podrás en controlarlo 'ttebasa.
No tenía ni idea si lo lograría, pero quería en darle esperanza, así como ella se lo dió a él en tené su don algún día.
Quería creerlo. Necesitaba creer que lo iba a lograr y eso haría.
A las palabras del Uzumaki, Ada se mostró feliz por ello y en respuesta le devolvió la sonrisa al muchacho que estaba a su lado. Y pronto se inclinó hacia él hasta tomarlo por sorpresa hasta caerse de nuevo en la cama.
Se había encaminado en la cama de cuatro hasta estar encima del muchacho en una posición muy provocativa y con la mirada fija en los ojos de él.
—¿A-Ada-san?
—Muchas gracias por tu palabras, Boruto. En verdad que eres alguien que sabe cómo animar a otros —teniendo al muchacho un poco cerca de su cara se fue bajando sus lentes hasta tenerlos limpios a la vista sus propios ojos—. Además, eso me hace volver a recordar de lo mucho que me interesa en como no eres afectado por mí.
El corazón le aceleraba a mil en cuanto la tenía muy cerca suyo. No podía apartar su mirada de ella, sintiendo la exigencia de que ella solo esté en su campo de visión.
Boruto se lo preguntaba muchas veces de cuál sería la razón por la que la habilidad de Ada no le afectaba. Era otro de los misterios de esta escuela, aunque claro, nadie sabía de esto más que ella y él, también de que tenía un don Ada.
—¿No es emocionante? —preguntó Ada al empezar a acortar la distancia de los dos lentamente—. Compartimos un secreto los dos y nadie más. Eso nos hace cómplices.
—...
—No me importaría tomarme el resto del día libre y acompañarte a tu apartamento para seguir en tu recuperación. —dijo.
Sus alientos se mezclaban y el perfume de ella envolvía la nariz del Uzumaki. Sus sentidos y conciencia debatían mucho de que hacer ante está situación. Lo único que podía prestar atención era en la mirada de Ada que reflejaba el deseo y lujuria en sus ojos. Cuestionaba si eso era porque su don funcionaba de esa manera, pero imposible para él caer en eso.
En cuanto la tuvo a centímetros en que sus labios fueran a ser tocados por los de ella, fue alejándola hacia atrás con solo haberla empujado un poco.
No podía evitar haberse puesto rojo por estar en dicha situación, así que solo se levantó en seguida y agarró sus cosas para después dirigirse a la puerta.
—¡Perdón por las molestias! —gritó Boruto entre nervios—. ¡Gracias, Ada-san!
La mujer solo se quedó en la cama, mirando la puerta entre abierta. Suspiró levemente hasta acomodarse mejor en la cama hasta acostarse en el mismo lugar donde el joven pelirrubio había estado antes.
Su rostro estaba caliente mientras divagaba en sus recuerdos de hace unos momentos, a lo que hizo que fuera esbozando una sonrisa en su rostro mientras se recostaba en la cama.
***
—Me alegro mucho haber alcanzado en comprar dos paletas de hielo en la tienda de convivencia.
Esbozó una sonrisa triunfante mientras seguía caminando por la calle.
—Aunque no creí que estaban a 360 yenes. Pero será suficiente para mí para olvidar el calor de hoy.
Para las chicas que normalmente comen alimentos en Harunoki deben de estar con alimentos mejor pagados como en una novela ligera de una manera elegante como si fueran de la nobleza, tal vez ellas no lo entiendan, pero para los chicos que pasan por estás cosas deben sobrevivir día a día.
Después de haber estado con la enfermera Ada y casi hacer algo que posiblemente se iba a arrepentir quiso comprar algo para saciar su hambre de baja temperatura con simples paletas de hielo, además de que con la otra mano tenía una bolsa lleno de hielo por el cual usar para mantenerlas por un poco de tiempo.
Regresa a su dormitorio bajo la puesta del sol. Ninguna persona está alrededor, por lo que tal vez todos se fueron a jugar a lo loco, ya que algunos tienen tiempo para eso, y por supuesto, estando en clubes.
Uzumaki no tenía nada de eso, ya que le faltaba un don que pueda ser beneficioso para un club y para la escuela.
Al abrir la puerta, comenzó a llevar las cosas a la cocina, y de allí sacó un hielera mediana que tenía para casos de emergencias como estos. Desechó todo el hielo comprado y las dos paletas que había comprado. Al menos así conservarán su temperatura.
También hizo lo mismo con algunos de los alimentos que estaban en su refrigerador, aunque lamentablemente habían algunos que ya se echaron a perder por el calor en su ausencia que estaba aquí.
Con el dolor de su corazón, tenía que hacer lo posible para soportar no hacer escándalo innecesario por su horrible suerte.
—Cuando crees que tener una cosa bajo control, llega otra nueva que remplaza a la otra... —dijo entre susurro solo para él.
El sonido de su celular lo sacó de su silencio pobre. Era el sonido de cuando le llegaba una notificación, aunque específicamente era de un mensaje. Se relajó cuando lo fue revisando fue encontrándose con un mensaje que le pertenecía a su hermana menor:
¡Hola Onii-chan! ¿Cómo estás?
Ya ha pasado casi 3 meses de que te fuiste y ahora estás estudiando en ciudad academia. No dejo de decir que es increíble. Me muero por saber qué clase de habilidad tienes en el siguiente año.
Te extraño mucho :'(
¡Espero el día en que pueda volver a verte, y esfuérzate!
—Himawari.
El mensaje lo hizo feliz. Era lo que más iba necesitando luego de un día candado y con un montón de problemas para él. No quería imaginarse como sería mañana.
Por otro lado, temía por su reputación con su hermana, la cuál lo veía con muy altos estándares. No quería decepcionarla para nada, pero no sabía cómo hacer para que pueda conseguir despertar su don.
Definitivamente no tenía más remedio que dejarlo a su suerte y seguir esperando a que su don llegara, y si es posible, antes que sea el siguiente año para el festival rinne académico que se tomará.
—Supongo que primero debo de sacar lo que apesta... —dirigió su mirada hacia la cocina, pensando en esa comida echada a perder.
Tendría que hacer lo posible para organizar mejor su dinero.
Al envolver las cosas en una bolsa negra de basura, bajó nuevamente hasta abajo del edificio de los apartamentos. Afortunadamente se tenía una esquina de al lado para la basura de todo aquel que se integre en este lugar.
De vez en cuando se encontraba con la rara y extraña basura de los demás que estaban viviendo en el edificio; botellas de saque livianas, ropa usada que ya no daba para más uso, e incluso condones.
—Los estudiantes "normales" deben pasarla bien para tener toda clase de cosas y tirarlas a la basura 'ttebasa.
Al dar media vuelta se detuvo en seco en cuanto el aroma de la basura comenzó a invadir sus fosas nasales, dándole un horrible mareo de la peste. La basura nunca es fácil de acostumbrarse, incluso para todo vagabundo.
Al avanzar nuevamente se encontró con el resto del contenedor de metal para la basura completamente llena. Suspiró molesto por ello, pero dejó que su mente fuera más allá de su vista, pasando de ella hasta un poco más adentro del callejón y dejó la bolsa por un lado con el resto de más bolsas negras.
Sin embargo, entre las bolsas ve a una figura al lado de esta basura. Una persona.
¿Será acaso un estudiante?
Lo pensó detenidamente, puesto que el tamaño de su cuerpo era de un adolescente y más que eso, era un cuerpo menos corpulento que de él, lo que le permitió entender que se trataba de una chica.
Se acercó a ella para saber que es lo que pensaba al estar allí acostada contra la pared como apoyo. ¿Perdió sus llaves de su apartamento y ahora dormirá en la basura? Bastaría que sea una tonta para que haga algo como eso.
Después de eso, Boruto encuentra que la chica que estaba acostada en en la pared había dejado mancha en ésta y también se había formado un pequeño charco de sangre.
—¡¿...Ah...?!
En un instante, Boruto se encontró sorprendido, desconcertado, sino también aterrado.
Su mente se había bloqueado por diferentes emociones que pasaban por su cabeza, que sentía ahora mismo, por lo que le costaba mantenerse al margen y con la vista de frente. Teniendo a esa chica de cabello violeta tendida allí mismo en el suelo, dejaba todo un rastro de sangre.
¿Acaso otra desgracia estaba por tener al encontrarse con alguien en ese estado?
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Continuará...