Du Yuan estaba tan asustado que su rostro palideció. No se sabía si era por el miedo o por la ira, pero su cuerpo temblaba sin control.
Zhao Gang se quedó aún más atónito. Empezó a ponerse nervioso.
—Deja de bromear. ¿Cómo puede ella...? Cómo puede ser Yan Ruoxue... —dijo Zhao Gang con rigidez mientras se secaba el sudor.
—Sí, ¿cómo podría Qin Yu conocer a la señorita Yan? Se equivoca, ¿verdad? —intervino Su Yan con aún más confusión.
Du Yuan les dirigió una mirada fría: —¡He visto con mis propios ojos al alcalde de la ciudad de Jiangcheng sirviéndole vino y al jefe de la Zona de Guerra de Chuzhou hablándole con una sonrisa! ¿Qué les parece?
Al oír eso, Zhao Gang palideció. Su mano, que sostenía una copa de vino, también tembló un poco.
—¡De ninguna manera, es imposible! —exclamó Su Yan con los dientes apretados—. Qin Yu es un perdedor, así que ¿cómo podría conocer a la señorita Yan?