Con cuidado, Adam giro la perilla de la puerta para observar qué había adentro de la sala que serviría para escapar de la purga. Pero al abrir la puerta, Adam se quedó observando la habitación con aturdimiento.
La habitación tenía pisos y techos de madera. A diferencia de todo el hexágono previo a la reparación, esta habitación estaba bastante ordenada y se encontraba en excelentes condiciones. En la habitación uno podía encontrarse una chimenea prendida iluminando la sala y para el aturdimiento de Adam una criatura se hallaba sentada en un sofá ubicado frente a la chimenea.
La criatura era bastante alta y no tenía piel: por lo que todos los músculos de su cuerpo se encontraban a la vista y lo más llamativo era su rostro: con dientes amarillentos y afilados en su boca; sus ojos eran completamente amarillos y la criatura no tenía nariz, ni orejas.
El cuerpo de la criatura constantemente desprendía gotitas de sangre, por lo que el piso de la habitación alrededor del sofá se encontraba repleto de sangre. No obstante, la sangre rápidamente se evaporaba formando un humo rojo, lo cual provocaba que toda la habitación se encontrará envuelta en una neblina roja que llegaba hasta las rodillas de Adam.
Actualmente, La criatura se encontraba tomando café y leyendo cómodamente en el sofá, ignorando el hecho de que Adam acababa de abrir la puerta de su cuarto.
Adam con precaución retrocede unos pasos y trato de volver a cerrar la puerta, pero la voz de la criatura lo detuvo:
—Hace tiempo no nos veíamos, Adam. Te felicitó por haber obtenido la túnica negra.
Adam volvió a abrir la puerta y miró a la criatura con cuidado, mientras preguntaba con sospecha:
—¿También eres Adam?
—No, por supuesto que no: ¿Cómo podría ser yo Adam, si tú ya eres Adam?—preguntó la criatura sentada en el sofá, mientras bebía su café con tranquilidad—Soy tu profesor: ¿Acaso no recuerdas mi voz?
Adam desde la distancia miró con precaución a la extraña criatura, lamentablemente no recordaba la voz de Aquiles, no solo había desaparecido hace tiempo, sino que el lunar que tapaba su rostro hablaba con una voz gangosa bastante molesta. En cambio, la criatura al frente de él hablaba como un bibliotecario común.
—¿Recuperaste el control de tu cuerpo?—preguntó Adam desde la distancia con temor.
—Aquiles perdió el control hace bastante tiempo, Adam—Respondió la criatura sentada en el sofá, mirando al fuego de la chimenea, como si buscara ignorar la mirada cautelosa de Adam.
—¿Así que eres el lunar?—preguntó Adam con sospecha.
—Era un lunar…—Corrigió con calma la criatura en el sofá—Pero ahora ya casi completo mi resurrección.
—¿Eres un juguetero?—Pregunto Adam, mirando la altura gigantesca de la criatura.
Parecía que el profesor Aquiles tuvo la mala fortuna de confundir la biografía de un juguetero con un libro mágico y por eso fue perdiendo el control de su cuerpo.
—Efectivamente—Respondió la criatura con calma—Aunque no lo recuerdes, tuvimos un acuerdo en el pasado: yo te ayudaría a escapar en la purga a cambio de que me consiguieras un cuerpo nuevo.
—Y justo de casualidad se dio que el cuerpo fue del profesor que me quería cosechar en la escuela…—Murmuró Adam comprendiendo que parecía que no era tan simple el motivo por el cual su profesor Aquiles terminará leyendo ese libro y no uno mágico—¿Recuerdas quien le dio tu biografía a Aquiles?
—Siempre, supuse que lo hiciste tú, Adam, pero parece que alguien más ayudó…—Respondió la criatura pensativamente—No recuerdo qué ocurrió luego de que procedí a convertirme en una biografía para renacer, mi conciencia volvió cuando tu profesor perdió el control de su cuerpo.
La criatura se paró y procedió a buscar una túnica negra en la habitación. Estando parado casi llegaba al techo, lo cual asustó bastante a Adam. Además, los dientes amarillos y afilados en su rostro y la falta de expresiones en su cara sin piel provocaban bastantes nervios en el joven.
—Deberíamos ir corriendo a la salida, el ataque ya comenzó…—Comentó el juguetero, mientras se ponía una túnica negra anormalmente larga cubriendo la mayor parte de su cuerpo. Aun así, su cabeza sin piel seguía siendo bastante incómoda de ver.
—¡¿Ya comenzó el ataque?!—Gritó Adam con miedo.
—Tranquilo, primero exterminarán a las personas de los pisos medios—Respondió la criatura acercándose a Adam en la puerta con unos pocos pasos—No se atreverían a dañar la ciudadela, por lo que purgar estos pisos es la parte más delicada de su misión: por tanto, va a ser lo último que hagan.
—¿Puedes moverte incluso si te estoy viendo?—Preguntó Adam de forma aturdida.
—Claro, no estoy jugando contigo: ¿Para qué haría esa idiotez?—Comentó el juguetero con calma mientras salía de la puerta y se dirigía a la salida del hexágono.
Adam vio la espalda del juguetero alejándose por el pasillo, mientras un rastro de sangre se formaba a medida que el juguetero caminaba. Acto seguido la sangre comenzaba a evaporarse, llenando con una neblina roja y espesa los pisos del pasillo.
Algo aturdido por el giro inesperado de los eventos, Adam decidió seguir al juguetero y confiar en que la criatura lo salvaría de la purga. De todas formas, Adam contaba con una súper-habilidad mágica de escape, así que si el juguetero lo traicionaba podría decir sus palabras mágicas y escapar con facilidad.
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