¡Una bofetada!
Geng Weilun abofeteó con furia la pequeña y hermosa cara de Quillon.
—Está bien si la has traído aquí sin permiso, pero sabes que me gusta la señorita Emily, ¿y aún así te atreves a tocarla? ¡¿Has olvidado tu estatus?! ¡¿Quieres que mi madre ordene personalmente tu ejecución?!
Quillon se arrodilló en el suelo y dijo con angustia:
—Joven señor Weilun, realmente no lo hice. No la creas. Ella no estaba así hace un momento...
Emily siguió mirando a Geng Weilun con admiración.
—¡Has estado muy elegante cuando le has golpeado hace un momento! Eres tan varonil. Los hombres como tú son los que más me gustan.
—¿Es así?
Geng Weilun sonrió con suficiencia. Le dio una patada a Quillon.
—¡Argh!
Esta patada fue muy potente, y Quillon vomitó sangre.
—Esta maldita Emily...
Quillon sabía que Emily estaba provocando deliberadamente a Geng Weilun para que le atacara.