—¡Arghh! Duele! —el hombre gritó de dolor.
A pesar de ser un ciudadano común, no se atrevía a atacar a cualquier desconocido en la capital. No esperaba encontrarse con ese hombre aparentemente ordinario, que se atrevía a golpear a la gente sin ningún reparo. En su opinión, no era más que un mocoso inmaduro que nunca había sufrido y no sabía la gravedad de la ofensa que había cometido.
Señaló a Jordan y le gritó: —Chico, estás acabado. Te haré quebrar y estarás en la cárcel durante medio año. —Con eso, sacó su teléfono para llamar a la policía.
Jordan mantuvo la calma. Había cámaras de vigilancia y peatones que presenciaron el incidente. No podía esconderse aunque quisiera.
Sin embargo, no necesitaba hacerlo. Tampoco tenía que temer. Eso se debía a que no sólo era un miembro de las ocho grandes familias, sino que también estaba respaldado por el Equipo de Black Ops. Y sólo tenía que informarles. No había necesidad de preocuparse por un asunto tan pequeño.