Mientras Emily hablaba, comenzó a dirigirse hacia la cima de la montaña. Jordan le agarró el delgado brazo y reprendió a Salvatore: —¡No digas las cosas a medias! —exclamó. Luego volvió a dirigirse a ella—: Emily, lo has entendido mal. Le di tu teléfono a Jamie a propósito.
La expresión de Emily se volvió extraña al estar horrorizada: —Tú... eres tan pervertido. Tengo que decirle a mi hermana que no se case contigo. De lo contrario, ¡tendrá problemas si un día ve sus propias fotos en algún sitio web dudoso!
Jordan pensaba que Emily estaba diciendo tonterías. La agarró con fuerza y le dijo: —¡No! ¡La razón por la que le tiré tu teléfono a Jamie es que hay un rastreador en él! ¡Con el teléfono en su mano, puedo saber su ubicación en cualquier momento!
—¿Rastreador?
El exquisito y lindo rostro de Emily se llenó de dudas.