Después de escuchar el relato de Matt, Chris hervía de furia, como un toro que se hubiera desbocado.
¡Bang! ¡Rompió una pata de la silla de caoba que valía más de 15.000 dólares!
¡Bang! Con una sola mano, empujó la tetera de oro y las tazas de té que había sobre la mesa y las tiró al suelo, haciendo que se rompieran y que el té se derramara.