Kapitel 5: Cinco
Al día siguiente fuí, luego de sacarle una muestra de sangre a mi papá, fuí al laboratorio de la universidad para hacer el análisis. Me llevó más tiempo del que imaginé pero al final acabé.
Debo reconocer que me sentía muy inquieto y nervioso, no me había dado cuenta hasta qué punto me había afectado el hecho de querer probar que Naruto Namikage era mi padre biológico realmente.
Cuando tuve los resultados en mis manos me sentía tan feliz que deseaba correr a él y abrazarlo. Hice colocar el sello de la universidad en los resultados para que tenga validez legal.
Inmediatamente después me fuí a ver al juez a quien expuse mi caso presentándole todos los papeles necesarios.
El juez era joven relativamente y en verdad se portó muy amable conmigo. Me permitió usar la fortuna de mi abuelo para pagar el tratamiento de mi papá y hasta reconoció a Naruto como legítimo heredero.
Por lo tanto al cumplirse los seis meses, cinco y medio ya, si bien yo tendré que irme pero él podrá seguir con el tratamiento usando su propio dinero.
Me ocupe de solicitarle que me permita elegirle a quien velará por él para asegurarme que en verdad tenga los cuidados necesarios. El juez me dió la autorización tras haber comprobado que era su hijo biológico.
El abogado de los Namikage había sido llamado para que modificase algunas cosas.
Por supuesto que no le gustó nada aquello, sin embargo nada pudo hacer tratándose de una orden del juez.
Ésto dejaba a Menma Namikage, primo hermano de mi papá, fuera de forma parcial.
La mansión dónde ahora me encontraba y vivía mi papá junto a toda la fortuna estaría a nombre de Naruto quien a su vez quedarían bajo la tutela de quién yo mismo elija.
Por supuesto no podía ser yo mismo, eso el juez me lo dejó bien en claro porque en el testamento de mi abuelo, yo debería alejarme de todo lo relacionado con los Namikage cumplidos los seis meses.
Mientras mi padre no me reconozca legalmente como su hijo nada podría hacer. Al menos no iría a la cárcel por robo como quería hacerme el maldito de Menma.
Había avanzado bastante, lo sabía y me alegraba. En cuanto a la persona que quedaría a cargo de mi papá, ya sabía quién podría ser.
Tenía en mente a un doctor excelente que conocí en la universidad. Aunque él nunca me vió ni siquiera hablamos, su reputación es brillante. Solo esperaba que acepte la propuesta.
Pensando en todo ésto salí del despacho del juez sin fijarme en nada. Era mi costumbre además.
Pero el maldito abogado me agarró sorprendiendome y prácticamente me arrastró lejos de todos para llevarme con él a una parte aislada.
Me empujó contra la pared provocándome un intenso y breve dolor, hice una nueva pero el abogado me dijo amenazante:
-Escucha mocoso, deja de meter tus narices en mis asuntos. Lo que hiciste te costará muy caro ¿sabes?
-¡Suelteme!
-De nada te servirá haber probado que eres su hijo porque él jamás te reconocerá como tal.
-¡No me importa!
-En cuánto estés en las calles, sin nada ni nadie que te proteja...ahí me conocerás y te haré pagar una a una éstas humillaciones.
-¡Mi padre no lo permitirá! ¡Siempre estaré a su lado! ¡Ahora suéltame maldito!
-No y lo sabes muy bien. Cometiste un estúpido error al enfrentarme muchacho, actúas como si estuvieses seguro de ser un Namikage cuando no eres nadie. ¡Bastardo!
Aquello me lo dijo con asco, sabía que para ésta sociedad ser hijo de quienes nunca se casaron era una ofensa.
A esos hijos se los llamaba bastardos y no eran aceptados por nadie.
En mi caso me lo hicieron notar desde que mi madre murió, porque mientras ella estuvo viva les mintió a todos diciendo que su marido, mi padre, estaba muerto.
Pero luego me llegó todo de golpe, no solo no tenía nada ni a nadie,.sino además era un bastardo. En los orfanatos por donde pasé me denigraron más de lo que solían hacerles a los demás por este motivo.
Pero nunca sentí odio hacia mi padre por habernos abandonado a mi mamá y a mí. Ése sentimiento nunca existió en mí, al punto de ahora desear verlo curado y felíz.
No quería verlo sufrir. Por eso cuando el abogado me dijo aquello me limité a mirarlo con indiferencia.
A mí no me afectaba aquello, en cambio si lo hacía el echo de saber que irremediablemente tendría que alejarme de mi papá cuando al fin lo había encontrado.
-¡Déjeme o lo denunciaré!
-No tienes nada para darte esos aires Boruto Uzumaki. Ni siquiera ese es el apellido de tu madre ¿cierto? Nada, no eres nada.- Me hice soltar por la fuerza ya que no toleraría más sus amenazas ni me importaba su veneno porque no me afectaba - Careces de apellido ¿cierto?
Uzumaki es un invento de tu madre misma.
Era cierto eso pero legalmente soy Boruto Uzumaki y eso nadie ni siquiera este maldito me lo podría quitar.
-Mantengase alejado de mi padre y de la fortuna Namikage o lo denunciaré por estafa. -Diciendo aquello me fuí.
Necesitaba alejarme de ese sujeto, tenía que tranquilizarme antes de ver a mi papá o lo preocuparía inútilmente.
Además debía hablar al doctos Uchiha para hacerle la propuesta. Entré al bar del otro día y me senté en una mesa apartada.
Pedí un café y me dispuse a respirar con normalidad. Poner la mente en blanco era lo que me ayudaría a calmarme pero era difícil de lograrlo. Mi corazón latía a mil por segundo, no estaba nada bien aquello.
"Cálmate Boruto, vive el día a día ¿de acuerdo? "
Pensé para ayudarme, porque la amenaza del maldito ese sobre lo que me haría cuando me encuentre en las calles, sin nada ni nadie, en verdad me afectó.
Sentía que sin importar lo que hacía, no podía evitarme el oscuro final de ser un indigente y quizás acabar en manos de aquel abogado idiota.
Me sujeté la cabeza suspirando profundo. Sabía que no tenía escapatoria maldita sea.
Quizás deba irme tras haber dejado a mi padre en buenas manos. Tenía que hablar con Sasuke Uchiha cuanto antes. Saqué el celular y marque su número.
-¿Diga? - el doctor Uchiha tenía una peculiar voz.
- Buenas doctor, soy estudiante de medicina de la universidad donde usted enseña. Aún no soy su alumno pero conozco su reputación. Quisiera hablarle en privado sobre unas cuestiones personales. Mi nombre es Boruto Uzumaki.
-Vaya ésta tarde a mi consultorio a eso de las 17hs. Lo recibiré.
-Muchas gracias doctor Uchiha, ahí estaré
Tras colgar respiré aliviado, estaba cerca de solucionar al menos parcialmente lo de mi padre.
Dios, no quería irme de su lado. Deseaba verlo curado, poder oír su voz aunque más no sea una vez.
- Boruto - su voz me alejó de mis pensamientos y levanté la vista. Ahí estaba él, tan hermoso como la vez anterior
- Shinki - susurré y más que una expresión pareció un suplicio.
Nuestras miradas se fundieron en una sola. Me encantaba verlo, parecía un ángel con su roja cabellera y su blanca piel.
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