Las palabras de Sean tenían sentido. Hasta el punto de que Lawrence ya no sabía qué decir. Bajó la cabeza y murmuró para sí mismo: —Pero si tomamos la iniciativa de contactar con ellos, entonces parecerá que hemos aceptado la derrota.
Tomar la iniciativa de contactar con el enemigo hizo que pareciera que pedían clemencia. Sean lo miró. Realmente ya no sabía qué debía decir de él.
Al final, miró a Justin y le preguntó: —Jefe, ¿qué le parece?
Justin nunca se decidiría a investigar lo que había pasado con exactitud, solo porque no quería pasar vergüenza y acabar ganándose enemigos por todas partes.
El primer principio de los negocios era mantener la armonía por encima de todo.
Los dedos de Justin golpearon el sofá, con una expresión sorprendentemente tranquila. Aunque estaba bastante enfadado por la insistencia de Philip en que Nora le había engañado, su racionalidad seguía intacta.