Kain caminaba por las calles de Sunakagure. Era de noche, solo la luz de las farolas estaba encendida. Sin embargo, los shinobis de Sunagakure deambulaban por todos lados observando a Kain y murmurando en la oscuridad.
Kain avanzaba sin darles mayor importancia. A su lado lo acompañaba Sasaki, nieto de Shamon. Detrás de ellos iban los shinobis que trataron de robar la pieza de metal con la que se alimentaba el acueducto de Sunagakure. Todos levitando en el aire con grilletes de energía purpura en las muñecas y tobillos.
Al mismo tiempo, Vástago y Segador levitaban a tres metros de la calle mientras gestionaban el sistema de captura. A menos que los shinobis se corten sus manos y pies, no había forma de que pudieran escapar. Sin embargo, en estos momentos, todos estaban inconscientes.
—Lo hiciste bien, allá arriba— dijo Kain mientras miraba las oscuras calles de Sunagakure. Las farolas proyectaban haces de luz que disipaban parte de la oscuridad. Era una luz sucia y amarillenta.
Sasaki miró a Kain, frunció el ceño y continúo mirando hacia la calle —ya me habías dicho eso— dijo
—Sí, lo hice, pero es bastante agradable encontrarse con otra persona que tenga la iniciativa— dijo Kain recordando a Osamu y Okita —hay gente que tiene las buenas intenciones, pero solo eso, buenas intenciones y nada más. Cuando llega el momento de dar el paso al frente piensan a pequeña escala y muchas veces se retractan. Sin embargo, tú tomaste la iniciativa, estuviste ahí y cuidaste del monolito hasta el último momento. Incluso estabas dispuesto a enfrentar a la gente de tu villa. Eso es valioso—
—Idiota— murmuro Sasaki —el agua es muy valiosa en el desierto y si es para todos, más valiosa todavía—
No es como si Sunagakure fuera a morir de sed, pero los pozos que tenían se estaban secando poco a poco y con la tasa de natalidad en aumento, el agua iba a escasear en algún momento y con el tiempo se convertiría en un problema serio.
Kain soltó una risita, estiro su mano y le desordeno el cabello. Cosa que no le gusto a Sasaki, le dio un manotazo en la mano y se apartó.
—No seas arrogante. Esto no nos vuelve amigos, idiota— dijo Sasaki —además, no me agradas—
—¿Por lo de ser un monstruo?— preguntó Kain —no te culpo. La gente solo venera al dios shinobi porque desean convertirlo en algo bueno, en algo positivo. De lo contrario ¿Te imaginas si ellos hicieran al dios shinobi su enemigo? En ese caso, solo sería un segundo o tercer demonio, diablo, oni o como quieras llamarlo—
Sasaki miró a Kain, iban pasando bajo una farola mientras sus pisadas sonaban con el roce de la tierra árida. Él pudo ver los rasgos de Kain: alto, el cabello blanco y largo peinado hacia atrás y ojos azules. Sasaki recuerda que durante el día muchas kunoichi estaban bastante ansiosas de que un clon de Kain las examinara. Sin embargo, para su mala suerte, se les dio prioridad a los enfermos de gravedad.
—¿Por qué nos ayudas?— preguntó Sasaki con desconfianza y después continuo mirando hacia adelante
—¿Por qué crees tu?—
—Lo que yo crea es irrelevante—
—Si es irrelevante ¿Por qué preguntas?—
—Solo— dijo Sasaki, soltó un suspiro —no sé, para calmar mi mente—
—¿Mala experiencia previa?—
Sasaki abrió los ojos amplios, sintió que el mundo se ralentizo, pudo escuchar como su corazón latía con fuerza, casi lo podía escuchar en su oído.
Kain continuo —¿Alguna vez has peleado o visto al ichibi?—
Sasaki sintió que su pulso bajaba y se tranquilizaba. Él se quedó callado durante unos segundos y asintió, pero mantuvo el silencio.
Kain lo observo, lo llevaba observando durante todo el día y tenía sus propias suposiciones.
Kain llegó frente al municipio de Sunagakure, era el edificio más grande de toda la ciudad. Las luces de todo el edificio estaban encendidas y Shamon lo estaba esperando en la entrada del municipio.
Todos tenían expresiones serias al ver a Kain mientras que los shinobis que seguían a Kain, no se atrevieron a llegar a más de cien metros del municipio.
—¿Qué tal, Shamon?— preguntó Kain con una sonrisa en los labios. Él se detuvo a un par de metros de Shamon y miró hacia atrás, al grupo de shinobis que venían levitando con una energía purpura en las muñecas y tobillos.
—No muy bien— respondió Shamon con voz baja, realmente triste de que esto haya sucedido. Él le dio una mirada a Sasaki y preguntó —¿Qué haces a estas horas?—
—Yo— iba a responder Sasaki, pero Kain se le adelanto
—Es un héroe ¿Sabes? Deberías estar orgulloso de él— dijo Kain, Shamon y Sasaki lo miraron, Kain continuo —él se me adelanto, estuvo ahí, cuido del monolito y se iba a enfrentar a los tipos malos. Es un gran muchacho—
Shamon tenía una mirada seria, pero asintió y soltó un suspiro de alivio.
Kain observo la expresión de Shamon, sonrió y negó con la cabeza —¿Dónde quieres a estos tipos?— preguntó
—En la calle, nosotros lo manejaremos—
—En ese caso, dame un minuto—
Kain elevó su mirada a las dos unidades de apoyo que volaban por encima de los shinobis capturados —protocolo, purgatorio— dijo
Las unidades de apoyo se movieron mientras mantenían flotando a los prisioneros y se acercaron a sus frentes. Ellos emitieron un haz de luz y marcaron sus frentes con un sello supresor de chakra.
—¿Qué haces Kain?— preguntó Shamon con preocupación. Él resto de los shinobis que lo acompañaban se asustaron.
Kain lo miró hacia atrás, sonrió con tranquilidad y respondió —los estoy castigando. No te preocupes. No los matare. Ese será su propio infierno personal—
—Kain, esto es—
—¿Inaceptable?— preguntó Kain y se volteó y lo miró a los ojos. Kain puso una expresión seria y continuo —estoy ayudando a Sunagakure, me he preocupado por ti, por tu gente, pero unos pocos vienen y me tratan de robar. No solo a mí, sino a todos ustedes. Todo acción genera una reacción, pero no te preocupes. Como te dije, no los matare, pero haré que se arrepientan por el resto de su vida. Ustedes no lo saben, ni siquiera lo pueden imaginar. Son shinobis, siempre han sido fuertes. Pueden cruzar el desierto de la nación del viento. Soportar las altas temperatura sin deshidratarse, pero alguna vez le has preguntado a un civil ¿Cómo se siente estar en el desierto? Lo más probable es que no. Ellos no durarían ni una hora—
Shamon tirito de solo pensarlo, ese nivel de indefensión. Los civiles no aguantaban una hora. Él apenas lo podía imaginar. Ellos, él, habían sido shinobis toda su vida. Cruzaron el desierto, podían ir y venir con facilidad. En un mes recorrer el desierto de extremo a extremo y tenían la certeza de que nunca morirían. Había muy pocas cosas que los podían amenazar y esa solo era, otro shinobi.
—Le rogamos su misericordia, su excelencia— dijo Shamon y agacho su rostro.
Sasaki miró a Kain, por fin pudo ver la frialdad y la crueldad en su cara. El tipo con la gran sonrisa y aire amistoso se había ido.
—Ya estoy siendo bastante misericordioso, Shamon— respondió Kain —no los mato a ellos ni les quito mi ayuda a ustedes. Eso ya es mucho—
Las unidades de apoyo terminaron de sellar el chakra de todos los shinobis y los bajaron al nivel de la tierra. Después, las unidades de apoyo volaron y se detuvieron a un metro de Kain.
—Vuelve a tu sello— dijo y las unidades de apoyo volaron a la manga izquierda de Kain y se resguardaron dentro del sello, en el brazalete negro.
Kain observó a Shamon, también a los otros shinobis que lo seguían y hablo fuerte, muy fuerte —que esto sea un recordatorio. Te doy la mano, te ayudo, pero no abuses de mi generosidad. Puedo perdonar— miró a Shamon a los ojos y dijo en un tono bajo —pero no habrá una segunda oportunidad—
Shamon frunció el ceño con una expresión compleja, agacho la mirada y asintió —lo entendemos su excelencia. Esto no volverá a pasar— dijo
—Eso espero, por su bien, no por el mío— dijo Kain con el ceño frunció —¿O necesitan saber quién está siendo ayudado?—
—No, señor— respondió Shamon en voz baja —somos nosotros, lo sabemos—
Kain asintió y le dijo —me voy, mañana nos veremos para ver a los genin que hayan llegado. Seguiremos con el ninjutsu médico y de ser posible, trata de convencer a otros para que lo aprendan. Que no sean estúpidos, salvar su propia vida o la de un compañero siempre será algo bueno—
Shamon abrió los ojos amplios, levantó su rostro y le respondió —pero la compatibilidad—
—Tú solo consigue a la gente, yo me preocupo de enseñarle— dijo Kain, se dio la vuelta y camino de vuelta por donde vino, pero se detuvo y observo a Sasaki que todavía estaba callado —tú también, mañana, a primera hora—
Sasaki quedó mirando a Kain con muchos sentimientos encontrados, pero asintió e hizo una profunda reverencia —como usted diga, señor— dijo
Kain asintió y camino de vuelta a su residencia en Sunagakure.
Todos los edificios y casas de sunagakure estaban construidas con una combinación especial de adobe que alejaba el calor del día y lo conservaba por la noche. Las calles eran anchas y había numerosos edificios circulares donde la gente vivía en departamentos. Él interior tenía su propio patio y zona de reuniones. Cada edificio en sí mismo era una pequeña fortaleza. Todo para resguardarse del sol, el viento y la arena.
Por su parte, la casa de Kain estaba en una esquina de Sunagakure, cerca de la pared sur. Destacaba, porque era una casa de doble pendiente, techo de tejas rojas y puertas de corredera como las que se construían en Konoha. Había una valla de un metro de alto y una puerta torii roja de tres metros de alto por tres de ancho. Después venía un caminillo hecho de pastelones de piedra y a los lados pastizales con manchones de flores de color fucsia. Era lo más colorido que podías ver en toda la villa y en todo el desierto.
Kain avanzó y paso por debajo de la puerta torii. Un leve zumbido le dijo que había atravesado la barrera protectora. El aire era más húmedo, el clima templado y agradable. Había aroma a tierra y pasto recién mojado.
Kain avanzó a la puerta de corredera y la abrió. Hana estaba sentada en la entrada de la casa, llevaba un kimono rojo que hacía juego con el iris de sus ojos. Llevaba el cabello blanco ordenado en una coleta suelta. La piel oscura y una mirada de sueño. Ella se levantó y le dijo —buenas noches, Kain-sama ¿Cómo le fue?—
Kain entró a la casa y cerró la puerta de corredera por detrás de él —te dije que descansaras. Mañana será un día largo— dijo
—No más largo que hoy— dijo Hana, se tapó la boca con la mano y bostezo —¿Todo salió bien?— ella avanzó y se detuvo a un metro de Kain.
—Sí, todo salió bien— dijo
—Entonces continuamos con la misión— dijo Hana y asintió —eso es bueno, hay mucha gente que necesita un tratamiento prolongado y medicamentos—
Kain la abrazó y le dio un beso en la frente —eres muy amable— dijo
—Mmm— respondió Hana y sonrió mientras abrazaba a Kain —¿Vamos a dormir, cariño?—
—Sí, vamos— respondió Kain y ellos caminaron hasta un estante para las sandalias. Kain dejo las sandalias en el estante y camino descalzo por el pasillo de madera con Hana a su lado. Esta última iba con los ojos cerrados y abrazaba a la cintura de Kain en un estado medio dormido.
—Cariño, mañana en la mañana— dijo Hana
—Sí, mañana en la mañana— dijo Kain
Hana soltó una risita divertida.