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98.46% The Guardian [Spanish/Español] / Chapter 965: Regalo.

Kapitel 965: Regalo.

Aurora mantuvo su mirada en un cristal que proyectaba la situación de la plaza principal de la capital. Su mirada se centró en los nobles que estaban sentados en los balcones en los edificios a cada lado de la plaza.

Ella reconoció algunos, tras leer toda la información que su hermano le había traído, pero en cierta forma no le dio importancia a la presencia de esos nobles. La gran mayoría para no decir la totalidad de los aristócratas eran corruptos, perversos o unos lunáticos en alguna medida.

A quienes ella miró, tampoco fueron los soldados que preparaba la plataforma donde supuestamente su cabeza seria cortada, sino a que las personas que venían desde todas partes de la ciudad.

Algunas por curiosidad, otras atraídas por el miedo. Su hermano avisó del anuncio utilizando la ilusión del Guardián de Beldaría y si bien en este punto la mayoría de quienes trabajaban en el palacio y en el área administrativa estaban controlados por su hermano, todo era de alto nivel.

Lo que significaba que los soldados comunes no eran controlados, al menos no en su totalidad y fueron ellos quienes atrajeron a todas las personas.

Ella alejó su mirada observando otros cristales que mostraban pueblos, aldeas y ciudades por todo el Reino de Beldaría, donde las personas eran atraídas a la plaza sin que ellos se dieran cuenta.

"He preparado la trasmisión." Dijo su hermano llevando un papel y un pincel, murmuró. "Podemos implementar el sistema de comunicaciones. Manejar la opinión pública por medio de trasmisiones diarias ayudara a controlar la situación y cualquier posible descontento."

En el papel se mostraba un artefacto traslucido que Aurora apenas podía entender y ella se giró a su hermano.

"Pareces entretenido a pesar de lo que está por suceder." Dijo Aurora en voz alta.

"Lo único que debo hacer yo es trasmitir un discurso, controlar o arrestar a cualquier individuo que presente un peligro o cause problemas." Respondió su hermano como si la tarea fuera pequeña y con una sonrisa, añadió. "Y crear un artefacto para implementarlo en todo el reino y trasmitir tu discurso diariamente suena muy divertido."

Su hermano se rio suavemente viendo su ligera incomodidad. Aurora había dado discursos y no le gustaba, tampoco le agradaba ser la persona que estuviera al frente, a pesar de que entendía las razones por la cual debía serlo.

Era natural, incluso ahora se sentía incomoda y más incómoda por el plan que estaba por implementar.

El plan podía terminar muy mal y no se trataba de que ella fuera considerada una invasora o conquistadora por controlar el reino. Tampoco se trataba de lo que pensaran de ella.

No, Aurora en este punto estaba siguiendo su plan porque ella creía que era lo correcto… No era la primera vez que imponía su creencia entre personas que probablemente la rechazarían.

Quizás no fueran todos, pero aquellos que la rechazarían estarían presente y a ella… No le importaba.

Lo que saldría mal no sería la situación del reino, sino que la escala de toda la situación. Una escala que la excedería por completo y…

"Bien, vamos a trabajar." Aurora interrumpió sus propios pensamientos y sonriendo, al ver la sonrisa divertida de su hermano, comentó. "El mundo no se cambia solo."

Ella ya se había decidido y no había vuelta atrás.

******

Elderia se movió entre la multitud mientras tenía una capucha que ocultaba parte de su rostro. Ella se estaba acercando al frente de la plataforma que los soldados estaban preparando.

Su mirada se dirigió a los balcones a varios metros de la plataforma, donde nobles y aristócratas importantes estaban sentados comiendo y bebiendo mientras dialogaban entre ellos.

"Muévanse. Vamos." Los soldados de atrás de la muchedumbre lo empujaban para que aquellos que fueron atraídos forzosamente se movieran.

Quizás una parte estaba curiosa por aquella persona que luchó contra el Guardián de Beldaría, pero otros fueron atraídos forzosamente… Después de todo, se necesitaba mostrar lo que podía suceder a aquellos que iban en contra del status quo.

Por tal razón, se atrajeron a otros y era probable que también ocurriera por las grandes plazas de la capital, reuniendo a la multitud.

Los soldados y probablemente el Guardián de Beldaría quería mostrar al mundo lo que sucedía con aquellos que se enfrentaban a él… Tal era lo que Elderia estaba pensando.

"Jefa esta no es una buena idea."

Elderia escuchó la voz de su colega, su mano derecha. Gustav estaba a su lado, no tan cerca como para que ellos parecieran conocidos, pero si lo suficiente para susurrarle.

Su cuerpo delgado y su baja estatura le permitió a Gustav moverse entre todas las personas y ella se encontró con la mirada de su colega.

Vio la herida y el ojo blanco que tanto lo caracterizaba, pero en el ojo restante de color negro, Elderia notó el miedo.

"Quédate lejos y… Mira." Ordenó Elderia.

¿Qué demonios estaba haciendo en este lugar? Ella había visto a su Gran Maestra luchar y si ella perdió entonces… Elderia no tenía oportunidades.

¿Y entonces porque estaba aquí? ¿Para ver los últimos momentos de la persona que la ayudo? ¿Para verla morir sin poder hacer nada? ¿Quizás para tratar de ayudarla?

Cualquier forma de ayuda significaba la muerte y por más que estúpido que sonara morir por una mujer que conoció brevemente, Elderia no descartaba esa idea.

Elderia llegó al frente de la plataforma y ella notó la poca seguridad, pero no se sintió mejor. El Guardián de Beldaría era suficiente para eliminar cientos de rangos S y ella ni siquiera podría darle pelea.

El tiempo paso, entonces la campana del palacio sonó llevando a que Elderia se pusiera cada vez más nerviosa.

¿Por qué la Gran Maestra fue al Guardián de Beldaría? ¿Fue para hablar con él? Quizás si ella le contara lo que sabía… Si ella le hubiera contado lo cruel que era este mundo, quizás la Gran Maestra estuviera más preparada.

La única razón por la cual no lo hizo fue por el miedo de que ella perdiera su vida tan fácilmente. En este reino los fuertes ejercían el poder y controlaban todos mientras que los más débiles eran impotentes.

Ahora ella era débil…

"El Gran Guardián de Beldaría y…"

El soldado que estaba anunciando al Guardián de Beldaría se quedó callado cuando vio que desde la entrada del palacio no salió el Guardián de Beldaría, sino que una mujer.

Una mujer joven, de cabello negro largo y suelto. La joven llevaba un conjunto simple de cuero que probablemente cualquiera podría comprar en la tienda.

"…"

Nadie habló, todos se quedaron en silencio. No por la presencia de la mujer, su mirada o la calma que ella mostraba ante tantas personas.

No, todos quedaron en silencio porque vieron lo que tenía en la mano derecha. Las gotas de sangre todavía seguían cayendo a cada paso y la cabeza estaba a la vista de todos.

"Que está sucediendo?"

"Ese es el guardián…"

"El guardián… Esta muerto."

Los murmullos de incredulidad se elevaron y Elderia sintió los empujones y escuchó los gritos a su espalda y miró al cielo donde la mujer era proyectada para que todos lo vieran. Elderia a pesar de que estaba abajo la imagen se proyectaba correctamente sin importar de que angula se mirara y ella sintió que todos en la ciudad estaban observando.

La Gran Maestra, Aurora Campbell, sin ninguna herida, se subió a la plataforma y tiró la cabeza al suelo.

"Zeron, el Guardián de Beldaría está muerto. Yo lo he asesinado." Anunció Aurora y antes de que las voces surgieran, ella levantó la mano y silenció toda la ciudad.

No fue magia o presencia, fue la calma y la mirada que ella daba. Una mirada solemne que causaba que aquellos que la miraban obedecieran.

"Durante años el Reino de Beldaría han padecido incontables horrores y millones han sufrido. Madres, padres, hijos, hermanos, amigos o conocidos. Nadie se ha salvado de los horrores causados por monstruos en cuerpos humanos."

A su lado se proyectó incontables imágenes de todo tipo de eventos. Esclavos sufriendo en las minas o en las plantaciones, coliseos donde personas inocentes que antes fueron raptadas eran enviados. Nobles asesinando con sonrisas en el rostro, comerciante que exigían prestamos con interés excesivos o que falsificaban contratos para esclavizar a aquellos que firmaban.

Las imágenes pasaban lentamente, pero ella al mirar entendió el contexto y la situación. La magia era tan avanzada que con unas simples imágenes trasmitía grandes cantidades de información y ella al igual que muchos, lo entendió con solo mirarlo.

Los horrores del que ella hablaba estaban presentes al frente de ellos. Algunos lo sabían y lo disfrutaban o se beneficiaban y otros lo ignoraban no queriendo morir, mientras que algunos pocos desconocían la verdad.

Incluso cuando la esclavitud era legal, era imposible no llamar una escena de horror, cuando el esclavo no era un criminal, era un hombre inocente que un guardia decidió por odio acusarlo.

Todo cambiaba cuando se veían a ellos mismos ante la posibilidad de ser esa persona.

"Este Reino ha vivido con el miedo y sus habitantes han cometido actos inhumanos por ese mismo miedo."

La proyección cambió, mostrando como soldados capturaban una aldea y las voces de terror hicieron temblar incluso Elderia.

Ella lo vio. Vio a los soldados, vio a su pueblo entre las imágenes, soldados tomaban a los inocentes y los llevaba.

Elderia lo sabía. Demasiado débil para presenciarlo y tratar de desentrañar el oscuro secreto del reino, pero lo suficiente fuerte como para suponer la verdad.

Un secreto donde los mejores soldados guardaban. Un secreto que se ocultaba con los cadáveres de todos aquellos que lo sabían y extendían la voz.

Por tal razón fue a las montañas, una parte era ver a las criaturas del abismo que supuestamente devastaban a los pueblos y otra porque, ella necesitaba volverse fuerte… Lo suficiente para descubrir la verdad.

Y ahora lo sabía.

"Esto es una mentira. ¡Una descarada mentira! ¡Soldados! ¡Detengan a esa mentirosa!"

Una voz surgió, enloquecida y fuera de sí mismo. Todos miraron al Duque de Ferian, uno de los ducados más poderosos del Reino de Beldaría y cuyas proyecciones estaban siendo trasmitidas directamente.

Los pocos soldados se miraron, Elderia ni siquiera tuvo que tomar su espada, ya que una presencia surgió. Dando la impresión de que era una espada afilada que cortaría a todos aquellos que se resistían y los soldados cayeron al suelo pálidos de miedo cuando ellos sintieron la presencia y fue igual para el viejo Duque Ferian, quien tembló de pie a cabeza antes de caer al suelo.

"Señores nobles. Ustedes no tienen el control de este reino. Ya no más." Aurora habló y aquellos soldados que estaban en el suelo, se movieron mecánicamente deteniendo a los otros soldados.

Al igual que rodearon a los nobles que estaban en las plataformas, impidiéndole escapar o hablar, deteniendo también a aquellos que los protegían.

"Desde este momento este Reino está bajo mi autoridad… No, desde este momento este mundo está bajo mi protección." Su voz se elevó con claridad.

Sus palabras arrogantes, no ocultaban la mirada firme y seria que ella llevaba y esa mirada fue a parar entre la multitud mirando a cada uno de aquellos que miraban, causando que aquellos que fueron parte del terror del reino, temiera por su vida.

Su mirada fue a parar a ella y Elderia, vio como la Gran Maestra sonrió suavemente y aquella frialdad en su rostro decayó.

"Quiero cambiar este mundo para aquellos que viven en él no sufran a causa de aquellos poderosos. Para que puedan vivir cómodamente, para que no tengan miedo a que en cualquier momento todo aquello que lograron desaparezca. Quiero cambiar por algo mejor… Por un lugar mejor."

Este mundo estaba inclinado para los fuertes. La idea de 'matar para sobrevivir' no era una idea sin fundamento, era la naturaleza de como todo ser vivo podía subir de nivel.

Sus palabras sonaban como una locura sin sentido. ¿Cómo podría cambiar una sociedad que se ha formado desde que ella tenía razón? La respuesta era la cabeza del Guardián de Beldaría a sus pies.

La respuesta era fuerza. Ella tenía la fuerza para cambiar el mundo por la misma razón por la cual la sociedad se formó de la manera que existía… Porque alguien fuerte guio a los demás y estableció las reglas.

En este mundo el más fuerte prevalece, pero también establece sus reglas y ella no era diferente a los demás, pero su objetivo lo era.

"Cambiaré este mundo para que todos aquellos que deseen tener una vida decente la tengan. No les pediré que me crean o que confíen, pero estaré abierta a aquellos que quieran ofrecer su ayuda." Dijo Aurora y mirando al público, especialmente a los nobles, añadió. "Algunos actos son imperdonables."

La nobleza se puso pálida entendiendo lo que representaba este cambio. Un cambio más allá de las leyes actuales, en donde la idea de humanidad prevalecía… Todos sabían lo que era humano y como tal, entendían que significaba ser inhumano.

"Sin embargo, existen otros que merecen una oportunidad y la tendrán." Dijo Aurora mirando a los soldados y dirigiendo su mirada al frente, añadió. "Aprovechen su única oportunidad."

Hubo respiraciones de aliviadas y Elderia pudo verlo en los soldados, en algunos comerciantes y personas comunes que temían morir bajo un cambio de reglas radical.

"Si desean cambiar este mundo para mejor pueden acercarse a mí. Aceptare toda la ayuda posible." Dijo Aurora y mirando el cielo, bajo su mirada al público y anunció. "Y aquellos de más allá de este mundo que desean ayudar. También aceptare su ayuda y lo recompensare con una excelente recomendación a la persona indicada."

¿A qué se refería con lo último? Elderia no lo entendió, pero su cuerpo se movió naturalmente.

Ella paso entre los guardias, ignorando las miradas entre el público, ella vio que los guardias la miraban al igual que la multitud.

Entre ellos ella vio a su mano derecha Gustav y a algunos que conocía, pero luego vio una mujer alta y guapa, que paso por un segundo en su mente antes de desaparecer, un hombre de baja estatura, un hombre de más de dos metros que antes pasaba desapercibido y… Tales presencias pasaron desapercibidos y ella continuo, acercándose a la plataforma y miró a la Gran Maestra.

La mujer que la ayudó a la primera oportunidad que tuvo. Una mujer que no dudó en ayudarla a pesar de que no la conocía e incluso que ella no había revelado la verdad al hablar.

Aurora Campbell la ayudó sin dudar y ella lo sabía. Si una persona así ayudaba a un desconocido, entonces cualquier cambio que ella quisiera hacer, sería positivo.

"Yo, te ayudare, ¡Gran Maestra!" Anunció Elderia arrodillándose mientras veía a la joven, sonreír con ligera incomodidad antes de sonreír recibiéndola.

"Aceptare toda ayuda." Respondió la Gran Maestra y su mirada fue a parar a su lado.

Elderia sintió una mano en su hombro y cuando se giró, vio a un hombre de más de dos metros con una sonrisa feroz. El cabello rojo y los ojos rojos destacaba y el gran gigante, se elevó a la plataforma y luego se arrodilló.

"Yo estoy dispuesto a servirle." Dijo el gigante y apuntando al cielo, añadió. "Y le ofrezco la Centésima Primera Legión bajo mi mando como un regalo por su ascenso al trono y mis bendiciones para su reinado, Su Majestad."

¿De que hablaba? Elderia miró al cielo y desde el sol notó como miles y miles de luces descendían por todas partes como si las estrellas estuvieran cayendo.

Entre más las luces se acercaban, ella pudo ver figuras que luego quedaron a la vista en el cielo frente a todos.

Hombres y mujeres, cada uno de ellos con una belleza sin igual, sus presencias daban una impresión de santidad que dejó sin aliento a Elderia.

Las alas blancas salían por la espalda y esos seres que volaban, aterrizaron arrodillándose mirando a aquella mujer que quería traer cambio.

"Mierda…"

Y Elderia juró escuchar como esa mujer maldecía en voz baja.


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