Aurora con una copa de café mañanero observó por la ventana hacia la calle cercana.
El cruce que daba a la calle en donde vivía estaban varios guardias protegiendo y resguardando la seguridad para evitar que los periodistas se acercaran.
"¡Alice, tus fans han venido a verte!" Gritó Aurora mientras notaba unos carteles con el título de la Glotona.
La gente de Zerzura la reconocía a ambas y era más evidente para aquellos refugiados que alguna vez fueron salvados por ambas.
También que su título quedara a la luz cuando se juntó con Amber le dio un mayor reconocimiento y ni hablar de que saliera en las noticias con Cithrel.
Sin embargo, era un asunto menor cuando se compraba con convertirse en un rango SS.
Y ahora no solamente estaban periodistas en la calle, esperando alguna señal de la Glotona, sino que había gente con carteles que ponían el nombre de Alice y el título de glotona que ella tenía.
Hasta había un cartel tenía la figura de Alice con una bolsa de papitas.
"Alice. Ven a ver a tus fans." Gritó Aurora riéndose divertida.
La sala estaba vacía, pero Aurora podía sentir la presencia de su hermana en la oficina donde probablemente estaba escuchando sus gritos.
Entonces, luego de un minuto pasos vinieron del pasillo y Aurora se giró para observar a su hermana que se acercaba.
"Yo desde pequeña sabía que ibas a convertirte en alguien increíble." Exclamó Aurora sonriendo de manera brillante y señalando la ventana, preguntó. "¿No iras a saludar a tus fans? ¿Dar una declaración formal?"
A Alice le molestó el tono honesto con lo cual hablaba y en vez de enojarse suspiró.
"Sé que lo haces para molestarme." Murmuró Alice bajando sus hombros, dando la impresión de que estaba siendo intimidada.
"¿Qué? No. ¿Cómo puedes decir eso de mí?" Exclamó Aurora poniéndose la mano en el pecho y agitando la cabeza con cierta pena, murmuró. "Yo siempre creí en ti. Mi increíble hermana."
La expresión de Alice cambió mezclando molestia y cierta vergüenza y al notar eso último, Aurora se acercó.
Trató de contener la mirada maliciosa, pero su hermana lo percibió y dio un paso atrás, entrecerrando los ojos.
"Mi brillante e increíble hermana. Desde pequeña fue genial y sorprendente. La mejor hermana de todas." Murmuró Aurora mientras se acercaba paso a paso.
"¿Quieres que te haga un favor?" Preguntó Alice y cruzándose de brazos, tratando de no ser afectada por sus palabras, cuestionó. "¿A dónde quieres meterte ahora?"
Estaba usando un tono molesto de un adulto que cuestionaba a un niño y lo hizo, porque se estaba avergonzando por sus comentarios.
Aurora se acercó y abrazó de repente de Alice.
"¿Qué? ¿No puedo decir cosas lindas de mi hermana?" Cuestionó Aurora en voz alta y notando la mirada cautelosa de Alice, señaló. "Tienes las mejillas rojas."
Alice de inmediato se tocó las mejillas tratando de controlar su expresión y al darse cuenta de que fue una trampa, puso los ojos en blancos antes de retirarse.
Aurora se rio a carcajadas.
No importa cuánto Alice lo ocultará, fue obvio que se estaba avergonzando por sus burlas y más que nada por la honestidad que ella usaba en sus comentarios.
Aurora luego de tomar el café fue a lavar la taza y al regresar para preguntarse a su hermana que deseaba comer, notó que el ascensor subía.
Desde el interior salieron sus padres llevando ropa extraña.
"Estilo de aventureros terranovense. ¿Intentan crear una nueva tendencia?" Preguntó Aurora levantando la ceja.
Su padre llevaba una armadura de cuero con pantalones de cuero y no era al estilo terrícola de fabricación, sino que dio la impresión de ser algo hecho a mano al estilo de un aventurero terranovense.
Su madre usaba una simple túnica de mago con un cinturón con algunos bolsillos y algunas pociones por fuera.
Si le dijeran que estaban en una fiesta de disfraces, Aurora les creerían.
"Estaba pensando una armadura bikini, pero con mi apariencia, juzgarán de mala manera a tu padre." Respondió Agatha dando una sonrisa.
Aurora observó a su joven madre que parecía ser su hermana menor y luego al hombre adulto y fornido que estaba al lado.
Su padre era alto, grande y musculoso, la barba y el peinado desarreglado le daba la apariencia de un hombre de mediana edad en el apogeo de su vida… Y daba la impresión de estar saliendo con una joven mujer que apenas alcanzó la adultez.
"Creerán que es mi sugar…" Antes de que su madre tratara de hablar, Antón la abrazó por la espalda y le puso la mano en la boca.
Entonces, cuando esa mujer levantó la cabeza, Antón le dio un beso antes de sonreírle.
¿La compró con un beso para que su madre no lo molestara? Fue obvio que fue sobornada y más cuando la mujer le dio una mirada a ambas que estaban observando.
"Nos iremos a Terra nova. Quizás visitar ese mundo ante de ir a otros planos más agradables." Reveló Agatha observándola a ambas.
Especialmente a ella y Aurora dio una sonrisa.
"Genial. Tengan un buen viaje." Respondió Aurora honestamente.
La sinceridad y la rápida respuesta consiguió que su madre levantara una ceja y la mirada se profundizó.
"Los Dioses Infernales son muy curiosos, así que seguramente nos inviten a los universos que controlan." Dijo Agatha y observándola, contó. "Una ventaja de ser la suegra de la Emperatriz del Infierno."
La rápida respuesta que Aurora dio antes provocó que esa mujer la quisiera poner incómoda revelando más información.
Y eran temas que a Aurora la pondrían incómoda, al menos antes, pero ahora era diferente.
"Un gran sentido de lealtad. Algo exagerado si me lo preguntas." Respondió Aurora y notó que tanto la expresión de su madre como de Alice temblaba.
Ambas no se esperaban que ella respondiera tan directamente y con tanta sinceridad, pero Aurora dio una sonrisa provocando que su padre también soltara una carcajada.
Su hermano era el Enemigo de la Humanidad y estaba en relación con una Primordial… A Aurora le seguía pareciendo una situación bastante descabellada, pero no era como si pudiera negar lo que sucedía.
Su padre se acercó y le dio un abrazo con cuidado y cariño y también invitó a Alice que se uniera al abrazo grupal.
"Me siento un poco mal por dejarlas." Murmuró su padre en una voz algo seria y separándose, reveló. "Aunque sé qué mis dos hijas son ya mujeres adultas que pueden valerse por sí mismas."
El hombre estaba un poco preocupado de dejarlas de lado, pero también tenía una confianza única en ellas y Aurora sonrió mientras notaba que incluso Alice erguía su espalda con algo de orgullo.
Aurora también estaba orgullosa.
¿Y cómo no lo estaría? El hombre que estaba diciendo que confiaba en ellas era la persona que Aurora admiraba.
Un héroe entre los héroes, un gigante… Era su padre.
"Si, no te preocupes. Suceden muchas cosas, pero estaremos bien." Dijo Aurora y al ver que ese hombre se separaba, abrazó a su hermana y exclamó. "¡Y tengo a mi hermana de rango SS a mi lado!"
Aurora pudo sentir que Alice temblaba con cierta vergüenza, pero luego su hermana suspiró.
"La cuidaré. Evitaré que se meta en problemas y que haga cosas estúpidas como enfrentarse a un rango SS por su cuenta." Dijo Alice y agitando la cabeza, agregó. "Aunque lo intentaré, ella es demasiado testaruda."
La estaba delatando y a la vez la estaba dejando mal delante de sus padres como un modo de venganza.
"Por supuesto. Mi niña es la responsable de las dos." Dijo Agatha y se acercó para abrazar a Alice, quien devolvió el abrazo dándole una mirada astuta a Aurora.
Hasta parecía algo orgullosa de que su madre la reconociera.
"Niña de mama." Murmuró Aurora en voz baja.
La expresión de Alice tembló y…
"No le hagas caso, mi pequeña. Madre te protegerá…" Dijo Agatha abrazándola con mayor fuerza.
Prácticamente, se estaba burlando de ella y Alice se puso roja de vergüenza, pero se dejó abrazar por Agatha, sin mostrar sentido de debilidad.
Entonces su madre dejó de abrazar a su hermana y se acercó a ella, mientras que Aurora recibía el abrazo de esa mujer.
La apariencia tan joven era un poco desconcertante, pero su madre tenía una característica que era reconocida sin importar la apariencia que tuviera… La sonrisa juguetona que ahora le estaba dando.
Aurora recibió el abrazo a la espera de cualquier ataque inesperado.
"Cuídate, hija. Tus padres no estarán. Puedes seguir llamando el teléfono que tienes es un artefacto dimensional. Si necesitas llama." Dijo Agatha y al darse cuenta de que esa revelación no tuvo tanto efecto como deseaba, susurró. "No me hagas abuela mientras no estoy."
Aurora al escuchar el susurro se puso extremadamente roja y su defensa fue prácticamente destruida.
Lo peor era que el susurro no fue tan silencioso como la mujer lo hizo ver y su padre que estaba cerca observó para otro lado como si no hubiera escuchado.
"¡Mama!" Exclamó Aurora en un tono gruñón.
Su madre se separó y la observó con una brillante sonrisa mientras inclinaba la cabeza con cierta inocencia, como si no comprendiera de que se trataba.
"Estoy un poco adolorida. Ya tienes novio y en vez de pedirme consejo has desaprovechado mi experiencia. Sabes, podría enseñarte una que otra cosa para…"
"¡Mama!" Gritó Aurora en voz alta mientras estaba completamente roja.
Alice dio una sonrisa malvada al igual que la mujer que la observaba disfrutando que se pusiera totalmente roja.
Su madre no solamente la estaba poniendo incómoda a ella, sino que a su padre, que por su expresión extraña parecía querer huir, sin querer escuchar sobre esos temas de su hija.
¡El gigante era un hombre tímido!
"Está bien. Yo solo decía." Dijo Agatha y entonces desvió la mirada a Alice y advirtió. "También tienes que tener cuidado con los chicos malos. Sin que te des cuenta puedes terminar desnuda en su cama."
Alice se quedó tiesa al escuchar esa advertencia y Aurora no pudo evitar ocultar su sonrisa malvada.
Era obvio que se estaba refiriendo a Hermes y su madre sabia más que ella sobre la identidad de ese hombre, aunque Aurora tenía su idea.
Y si ese hombre vivía en los restos de Turquía, tal como ella creía, entonces sin duda era un 'hombre malo'.
"Tampoco traigas cosas peligrosas como la semilla de una Diosa Caída. No es algo que alguien normalmente…"
"Lo entiendo, madre." Interrumpió Alice al sentirse incómoda.
Ayudar a una Diosa no era algo que podría hacerse normalmente, al menos no por su cuenta y a esa rareza apuntaba su madre, provocando que Alice se pusiera incómoda.
Aurora, al recibir la mirada de reojo de Alice que buscaba ver si ella decía algo, simplemente se rio suavemente.
"Trata de no darnos un hermanito, madre." Dijo Alice queriendo contraatacar.
"No pidas demasiado. Somos jóvenes y con tu padre tenemos una vida sexual activa…"
"¡Mama!" Exclamó Aurora de vuelta.
Incluso su padre se avergonzó y se puso la mano en el rostro, todo mientras esa mujer sonreía divertida al verlos a todos.
"Oh, perdón, niña. Cierto que los bebes lo traen las cigüeñas." Respondió su madre al instante.
Era un tono sarcástico que fue muy evidente y Aurora se puso aún más roja por esa forma de tratarla.
"Es suficiente, cariño. Es mejor que nos vamos. La iglesia debe estar esperándonos para pasar por el portal a Terra nova." Dijo su padre abrazando a su madre para que se detuviera.
La había dejado bromear con ambas y ese modo tenía su madre para divertirse a costa de sus dos hijas.
Su madre les dio una sonrisa juguetona a ambas y luego de despedirse se movió espacialmente, desapareciendo junto a su padre.
Aurora suspiró… La verdad era que esa mujer era letal para hacer sentir incómodos y avergonzarlas a ambas y fue obvio que lo hizo porque no iba a estar por mucho tiempo.
Pero también que estuviera tan tranquila al irse hizo que Aurora se diera cuenta de que su madre confiaba en ella.
Quizás había algo más, pero la confianza era evidente y Aurora le gustaba que su madre confiara en ellas y las dejara por su cuenta.
Incluso si todo se estaba complicando, ella quería hacerla por su cuenta.
Alice abrió una bolsa de papitas y le dio una mirada al darse cuenta de que ella se estaba calmando.
"Estoy de acuerdo con madre. No me conviertas en tía." Dijo Alice con una sonrisa descarada.
Aurora sintió el calor en sus mejillas y la vergüenza, pero en respuesta le robó la bolsa de papitas de la mano de Alice y huyó.
Dejando a su hermana aturdida.
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En la mansión en la Ciudad Atlántida, en el interior de la torre mágica en donde estaba la biblioteca a donde estuvo yendo, Érica se encontraba en un estado de silencio.
El interior era silencioso y las luces estaban apagadas como si no hubiera nada, pero de repente un sutil e imperceptible temblor rompió esa calma.
Era un movimiento que muy pocos notarían y en ese silencioso interior alguien lo pudo percibir.
Desde el cuadro de un hombre al frente de un trono, una niña abrió los ojos y la voluntad de la Emperatriz del Infierno salió.
Era una voluntad débil que apenas contenía suficiente poder para comunicarse o realizar algunos trucos sin sentido, desconectada completamente de la Primordial a la cual era parte.
Y la niña se manifestó en una figura de fuego y parpadeó dándose cuenta de que la conexión con la principal no era posible en este universo.
"Antón y Agatha tampoco están…" Murmuró la figura de fuego y caminando hacia el pasillo de hacia dónde estaban los círculos mágicos, dudó. "Entonces quien entró?"
Dejando de caminar y levantándose en el aire para flotar, cruzó la entrada que daba a los círculos mágicos y observó las paredes egipcias a cada lado.
En este momento estaba silencioso, pero no estaba solo y en el pasillo se encontraban varios cadáveres de hombres y mujeres.
La figura observó a esos ladrones cuyos cuerpos no tenían almas y luego le dirigió a la pared, notando la falta del mural.
Uno de los murales que contenía miles y miles de almas y que era utilizado para la seguridad en contra los invasores ya no estaba.
Observando los cadáveres y luego la pared, la voluntad de Emperatriz del Infierno vaciló.
"No vinieron por la biblioteca…" Murmuró la figura al darse cuenta de que lo único que se llevaron fue un mural.
Y lo más extraño era…
"Y fue en el momento en el que Agatha y Antón no están."
A pesar de que era una voluntad de bajo poder que era una pequeña parte de la principal, la pequeña podía conectarse con las otras voluntades que la original había dejado en esta tierra.
Una de esas voluntades le informó que Agatha y Antón habían dejado este universo para viajar a Terra nova.
Cuando la pequeña trató de contactar con la original se dio cuenta de que no respondía y se quedó dudando.
Como no era un asunto de importancia extrema, no podía forzar una conexión con la principal y tenía que actuar por ella misma para encargarse de este asunto.
Al final, asintió para sí misma.
"Debo proceder según la situación." Murmuró la pequeña y luego sonrió.
Era parte de la original y tenía la misma personalidad y la única orden que le dejaron era que protegiera la torre mágica y se encargara de cualquier situación repentina.
Sin embargo, nunca le mencionaron como debería encargarse o con quien debía contactar si la original y su suegra no estaban.
La figura de fuego soltó una risa antes de desaparecer totalmente.
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