CAPÍTULO 284- Gracias, abuela.
Le dije a Crismi que se fuera al departamento, yo tengo que recoger los regalos que compré… Y también otros regalos algo especiales.
Entré a un hospital y me dirigí a una enfermera.
—Disculpe, la madre del niño llamado "James", me dio permiso de ir a verlo.
Saqué una pequeña hoja de mi bolsillo.
—Y también estos niños.
Le entregué la hoja con nombres.
—Me dijeron que el hospital ya sabía que vendría.
—S-sí. Tome, son los números de sus cuartos.
Me entregó una hoja de papel y le sonreí.
—Muchas gracias.
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Bien… Aquí voy.
Entré al cuarto de un niño con cáncer.
—¡Buenas tardes!
Usando el típico traje rojo, entré y le ofrecí una caja de regalo.
—¡¿Santa?!
Le acaricié la cabeza al niño y sonreí.
—Lo siento, solo soy un empleado de santa. Nos obliga a usar estos trajes… ¿Quieres que te enseñe un truco? Mira.
Fuego comenzó a salir de mis manos y comencé a crear un perro de fuego.
—¡¿Cómo lo hiciste?!
—Es un secreto de la empresa.
El perro se volvió sólido y dejó de moverse.
—Toma.
El niño tomó el regalo y el perro.
—¡Gracias!
Su sonrisa es todo el pago que quiero recibir.
—De nada.
Hice el truco de magia en una parte en donde la cámara de seguridad no puede verme las manos, así que no hay problema.
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Visité a todos los niños del hospital e hice lo mismo. Les enseñé un truco de magia y les entregué un regalo… Perfecto. Todo salió perfecto. No hubo ningún problema.
—Ah… Ya terminé.
—¿De que organización vienes?
Una anciana y una chica de secundaria se acercaron a mí… Supongo que son los familiares de uno de los niños.
—De ninguna, ¿por qué?
—¿Ninguna…? Disculpa si mi pregunta te ofende, pero… ¿Por qué haces esto?
—… Por mi abuela… Mi abuela era la persona más amable que he conocido en mi vida… Yo quiero ser como ella…
Me quité la barba falsa y el gorro rojo.
—Perdí a mi abuela… Hago esto en su memoria…
Aunque sé que nunca volveré a verla… Su alma explotó…
—¿Te sientes bien?
… Mis lágrimas salieron solas… Abuela.
—L-lo siento… Lo siento. Hablar de ella me pone algo sentimental… Debo irme.
Me alejé de ellas y tomé aire.
Abuela…
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Me quité el traje y me senté en la banca de un parque.
—… Hice sonreír a muchos niños… Y curé sus enfermedades… Abuela, sé que nunca escucharás mis palabras… Nunca volveré a verte… Nunca… Perdón…
La perdí para siempre… A la persona que más amaba, la perdí… Nunca volveré a escuchar su voz… Nunca volveré a verla… ¡Nunca!
—¡Lo siento!
—¿Daniel?
—… Hola, Valeria.
Me limpié las lágrimas y sonreí.
—¿Cómo te va en la universidad?
Debido a que el Dios supremo adelantó el tiempo cuando me trajo de nuevo a este mundo, Valeria ahora está en la universidad y yo estoy en segundo año de preparatoria.
—... Bien... ¿Por qué lloras?
Se sentó a mi lado y levanté la mirada.
—... Extraño a mi abuela.
—Sí... Yo también la extraño... Pero debemos seguir adelante... Eso es lo que tu abuela quisiera que hicieras. Siempre se preocupó por tu futuro, Daniel.
—Sí... Lo sé... Seguir adelante... Es lo que intento... ¿Y cómo estás? ¿La universidad es difícil?
—Es cansado, pero voy bien... Y algunas amigas quieren conocerte. Te volviste muy popular en mi universidad. Todas las mujeres compraron la revista en donde saliste.
—Ya tengo novia, así que no. No quiero que se ponga celosa.
Aparte, considerando que su vida pasada estaba loca, no quiero que se vuelva loca.
—Ya veo... ¿Y cómo estás? ¿Tu relación con ella funciona?
—Sí... Es mucho mejor que mi relación con Sonia... Diana es la chica perfecta que buscaba... Alguien como yo... Sonia solo se enamoró de mí por mi físico... Y odio eso...
Saqué un regalo de la bolsa y se lo ofrecí.
—Toma. Feliz navidad.
—Yo también tengo un regalo para ti, pero lo tengo en mi casa. Mañana te lo daré.
—Muchas gracias.
Ella tomó mi regalo y sonrió.
—... Sigues siendo el mismo chico de siempre, Daniel.
—... Gracias... Debo irme, Diana me está esperando... Muchas gracias por seguir siendo mi amiga... Cuídate.
Me levanté y me alejé caminando.
Sé que la vida no será fácil de ahora en adelante, pero haré todo lo posible para disfrutarla al máximo.
Abuela, me enseñaste todos los valores que tengo en mi vida... Seré el chico bueno y amable de siempre.
Nunca cambiaré... Gracias por todo.
A pesar de que no contabas con la ayuda de nadie, gracias a ti, crecí siendo un chico amable... Gracias a ti, tengo educación. Me alimentabas, pagabas mis estudios, me comprabas los materiales de la escuela... Nunca me sentí decepcionado de ti... Nunca me sentí avergonzado de ser tu nieto.
Sé que éramos pobres, pero nunca me sentí avergonzado de eso... Tú te esforzabas para que nunca nos faltara la comida... Nunca me fui a la cama con hambre.
Llegabas a casa cansada, pero me dabas algo de tu tiempo para ayudarme con mis tareas, jugar y hablar conmigo.
Tal vez mi madre, Nadia, y mi padre me dieron la vida, pero... Tú, abuela... Para mí, tú eres la persona que más amo... Gracias a ti, sigo vivo... Gracias a ti, soy el Daniel amable... Siempre seré el Dani que tú amabas... He cometido muchos errores en mi vida... Cuando Liz y Rose desaparecieron, no las busqué inmediatamente porque pensaba que nadie podía matarlas... Ellas murieron por mi estupidez... Yo no soy perfecto, pero hago lo posible para no cometer errores.
Abuela... Gracias por todo... En serio... Muchas gracias...
Me limpié las lágrimas y sonreí.
—Gracias, abuela.
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Entré al departamento.
—¡Feliz navidad! Aquí están los regalos.
Todos están aquí... Mis amigos... Mi familia.
Sé que es egoísta de mi parte no regresar al mundo 1, pero... En serio... No soy el indicado para el trabajo.
Yo solo quiero tener una vida normal... No quiero sufrir más... Lo siento, Dios supremo... Nunca regresaré al mundo 1.
Tengo amigos, una linda novia y un hogar... Tengo todo lo que necesito... Por favor, no me quites esta felicidad... Ya perdí a mi abuela... No quiero perder a nadie más.
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Durante la cena, decidí agradecerle a Crismi por lo que hizo por mí.
—Gracias por darme algo de tu magia.
—¿Y qué hiciste con la magia?
Le guiñé el ojo.
—Es un secreto.
No hago buenas acciones para que las personas me consideren una buena persona, hago buenas acciones porque me hace feliz hacer sonreír a las personas.
Y las sonrisas de todos esos niños, llenaron mi corazón de alegría.
Padre, abuela... y madre... Daniel se convirtió en una buena persona... Padre, gracias por... Por... Bueno, algo hiciste por mí, pero no puedo recordar algo.
Madre, aunque al principio me odiabas, creo que ya me quieres un poco... Gracias a ti, sigo vivo... Muchas gracias.
Abuela, sin ti, yo no sería nadie en esta vida... Gracias por la vida que me diste... Muchas gracias, abuela... Gracias.