- Tranquila el no va intentar nada sólo quiere superarse.
- Diego me prometes algo.
- Si, dime.
- No importa lo que pase me prometes apoyarlo y ayudarlo en todo.
- Por supuesto tontita.
- Gracias. Sin darme cuenta mis lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas.
- No llores, sabes que me parte el alma verte llorar.
- Perdón, el embarazo me tiene muy sensible.
- No pasa nada ¿Quieres un helado?
- Si.
- Jaja bueno vamos a comprarlo.
- Amor, cele.
- ¡María! ¿Cómo te ha ido?
- bien amiga y tú ¿Cómo estás?
- bien.
- Eso es genial.
- Si
- ¿ y como va mi sobrinito o sobrinita?¿ya sabes que va a hacer?
- Muy bien sólo que tiene muchos antojos, no la verdad no quiero saber.
- Jaja me imagino, A mi si me da curiosidad para la próxima que vayas a un chequeo yo le voy a preguntar al doctor.
- Jaja si, a tu próximo chequeo Mari y yo te acompañamos.
- Bueno yo les aviso.
- Ya no quiero hacer mal tercio les parece si ya me voy a mi casa y ustedes disfrutan de su compañía.
- Si quieres te llevamos a tu casa.
- No es necesario mi chofer me está esperando.
- Bueno me mandas mensaje cuando llegues a tu casa.
- No prometo nada, adiós.
* Sali de la cafetería y al voltear vi a Diego y María abrazados y besándose se veían tan lindos juntos ellos son mi pareja favorita y sin querer empecé a sonreír, los envidiaba porque ellos eran felices y armoniosos como pareja y me recordaba a mi y a Miguel. Cuando me llevo a su casa a conocer a sus papás yo estaba muy nerviosa pero su mamá fue de lo más linda con migo bromeaban y me hicieron sentir parte de su familia; a Miguel con sólo mirarlo sabía que estaba enamorada de él de sus ojos rasgaditos y color café, de sus labios, de su cabello negro y cuando me besaba era algo mágico me imaginé una vida con él casados y con hijos viviendo felices pero después se cruzó en mi vida Eduardo y arruinó todo.
- ¿En qué tanto piensas?
Al voltear lo vi me sentí algo culpable que me viera mientras yo pensaba en él y me sonroje.
- Estaba viendo lo felices que son.
- Así éramos tú y yo.
- Miguel no sigas.
-Tienes razón no tiene caso, por cierto te vez aún más hermosa embarazada.
Él siempre supo como hacerme sonrojar y darme alagos. - Gracias. de repente se acercó a mi su cara estaba muy cerca de la mia. -¿Qué haces?. No pude evitar el sonrojarme al sentir su mano en mi mejilla y después se fue acercando más a mi sus labios rosaban con los míos, nuestro ojos se miraban con deseo de que el beso ya ocurriera pero en ese momento alguien nos interrumpió.
- ¡Cele! pensé que... ¡Miguel! creo que llegué en mal momento. *María
- No María no pasa nada, yo ya me tengo que ir. *Celeste
- Celeste no te vallas, por favor. *Miguel
- Si Cele quédate un ratito con nosotros. *María
- No puedo, los papás de Eduardo me están esperando. *Celeste
- Entiendo. *María
- ¿Eduardo? a si se llama tú esposo? *Miguel
- Si, Hasta luego. *Celeste
Me subí al carro y me iba a mi casa pero decidi aceptar la invitación de Eduardo y enseguida preparo todo para el encuentro con su familia.