- Sash. - Isabella me miró desde una esquina con los ojos llorosos mientras sujetaba con fuerza el brazo de Joseph que lloraba como un niño pequeño.
- Vengan. - Abrí los brazos y ellos corrieron inmediatamente hacia mi para abrazarme.
- Mi cuñada esta bien. - Joseph sollozó en mi hombro.
- Hice que se preocuparan mucho, ¿cierto? -
- ¡SI! - Gritaron los dos hermanos aferrándose con más fuerza a mi.
- Lo siento mucho. - Di un par de palmaditas en sus espaldas tratando de consolarlos.
- Me alegro que estés bien. - Sebastián me saludo sosteniendo la mano de una mujer que me sonrió cálidamente.
- Perdón sin avisar con mucha anticipación, pero escuche a Snake hablar por teléfono y me pegue a él. -
- No te preocupes. Eres bienvenida aquí. - Respondió la mujer aún sonriendo.
- Es hora. - Snake abrió la puerta.
- Dijiste que tocarías la ventana. - Reproché aún consolándolos.
- No me escuchaste. - Señalo a los culpables y reí.
- Tengo que irme. - Ambos se alejaron de mi gracias a que Louis y Sebastián los quitaron.
- Cuídate mucho. - Asentí tras las suplicas de los pequeños Truswell.
- Ten para que nos podamos comunicar. - Louis extendió un teléfono, yo miré a Snake buscando su aprobación y él asintió.
- Gracias. - Murmuré aún tratando de sonreír.
- ¿Te están tratando bien? - Sebastián miro con desconfianza a el hombre que me escoltaba.
- Si, es un poco gruñón pero me cuida mucho. También me cocina y compra cosas. - Todos parecieron asombrarse, y no los juzgo porque Snake da una impresión un poco mala.
- Date prisa. - Snake miró el teléfono y me miró impaciente.
- Voy. - Abracé el teléfono y les dije adiós a todos con la mano. Iba a irme pero Louis se veía mal.
- Por favor diles a mis tíos y a los chicos que estoy bien. Les llamaré cada que pueda y encontré señal. Cuídate y come a tus horas, no quiero que trabajes mucho, debes tomar tus descansos. Regresaré pronto. - Acaricié su mejilla lentamente para recordarlo en mi corazón.
Louis se inclinó y me dio un par de besos acompañado de un efusivo abrazo que me hizo sonrojarme al ver las miradas de todos los presentes.
- Tengo que irme o si no Snake no volverá a traerme. - Bromé acariciando su cabello.
- Tengo una buena noticia, mi mamá esta viva. Aunque tengo que buscarla. - Murmuré de tal forma que solo él me escuchara.
- ¿En serio? - Me alejó y me miró con un rostro sorprendido. Asentí y él sonrió.
- Adiós. - Aproveché el momento para salir.
- Nos vemos pronto. Cuídense. - Dije cubriéndome con la manta hasta llegar con Snake.
- No se preocupen, yo la cuido. Estamos en contacto. Será mejor que actúen como si no supieran donde está ella. Dependiendo de la situación veré si es posible que se reúnan con Sasha. - Snake no espero respuesta y cerró la puerta. Ambos corrimos hasta la camioneta, subí a la parte trasera en donde me recibió Rocky.
- Abran las puertas. - Indicó Snake a unos hombres que siguieron sus ordenes de manera inmediata.
El auto avanzó velozmente por la carretera aunque nadie nos perseguía. Aunque tampoco queríamos levantar sospechas e involucrar a Sebastián y a su mujer.
- De haber sabido que llorarías así no te hubiera traído. - Se quejó Snake una vez que salimos de la ciudad.
- Estoy feliz de que estén bien. - Sollocé mientras me sentaba y limpiaba las lagrimas con la manga de la chamarra.
- Claro que están bien, nosotros también los cuidamos a ellos. -
- Gracias. - Lloré con más intensidad y Rocky se acercó a mi preocupado.
- Sonreíste frente a ellos pero frente a mi lloras. - Me paso un par de pañuelos sin quitar la mirada de la carretera.
Una llamada entró en celular de Snake, quien inmediatamente se puso los manos libres y contestó, dijo un par de cosas y colgó la llamada.
- ¿Conociste al padre de Mía? - Miro por el retrovisor y yo asentí.
- Parece que se enteró de tu desaparición y esta volteando patas arriba la ciudad. - Se frotó la frente frustrado.
- ¿El señor Gerard? - Cuestioné mientras limpiaba mi nariz que estaba constipada.
- ¿No lo llamas abuelo? -
- Seria raro que lo llamara así cuando solo lo he visto una vez. -
- Tienes razón. - Sonrió irónicamente.
- Nos quedaremos aquí hasta que se despejen las salidas de la ciudad. Nos pondremos en marcha a otro lugar en cuanto me avisen los chicos. -
- ¿De cuantos días estamos hablando? - Miré por la ventana al ver que ya habíamos llegado.
- ¿Quién dice que son días? Prepara tus cosas, nos iremos en cuanto podamos. - Abrió la puerta y entro a la casa. Me bajé junto con Rocky y lo seguimos, me dio una maleta un poco vieja para que juntara un poco de ropa.
- Salgamos ya. Caminaremos por el bosque hasta llegar a un sendero. Mis muchachos nos esperarán con un auto listo para marcharnos. - Tomó una mochila y abrió la puerta trasera de la casa.
- ¿Y Rocky? También lo llevaremos, ¿cierto? - Me agache y lo abracé al ver que había preparado muchos casos con comida y agua.
- Bien, vamos. - Se resignó y Rocky salió de la casa mientras movía la cola.
- Date prisa. - Corrí tras su mascota feliz de que no lo dejáramos solo en medio de la nada.
- Síganme en silencio los dos. El camino es largo y algo difícil de atravesar. Si nos damos prisa llegaremos en menos de unas tres horas. - Se adelantó y comenzó a guiarnos por el bosque.
- ¿No pudimos haber ido en auto? - Pregunté al llegar a la cima de la colina. Casi caía la noche y el cielo comenzaba a nublarse.
- No. Mira. - Señalo en dirección a la casa, unas luces se aproximaron a esta.
- ¿Nos encontraron? - Lo miré asustada mientras le daba de beber a Rocky.
- Sospecharon de mi, por eso vinieron a buscarme. Pero como no me encontraran entonces ahora están tras los dos. - Extendió su mano y me ayudó a descender por el camino empinado.
- ¿Cuánto falta? - Me limpié el sudor mientras encendía la lampara para poder vislumbrar el camino.
- Ya llegamos. - Unos hombres con linternas se apresuraron hasta nosotros y nos guiaron hasta unos autos en donde abordamos tan pronto llegamos.
- Por la mañana estaremos en la frontera. Ahí los llevaremos a un lugar seguro. - Informó uno de sus hombres que se subió al auto y comenzó a conducir.
- Bien hecho. ¿Qué hay con el resto? -
- Ya se les informó a los Truswell, ellos les avisaran al resto. -
- Gracias. - Miré a Snake y acaricie a Rocky que estaba un poco agitado por el recorrido.
- Duerme un rato. - Tomó una manta y me cubrió la cabeza, estaba algo avergonzado.