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50% EL GRINGO / Chapter 2: EL GRINGO PARTE 2 (CAP 10-20)

Kapitel 2: EL GRINGO PARTE 2 (CAP 10-20)

10

—Chao hijos, que estén muy bien. !Juiciosos¡— dijo mamá como respuesta a nuestra despedida. Cerramos la puerta.

Observe la cara de mi hermano ya iba a cumplir 18 en un par de meses y yo los 17.

—Últimamente te he visto fatal William. — Comenté.

—No he podido dormir, eso es todo. — Respondió seco y con algo de frialdad.

Me detuve y me quedé mirándolo fijamente:

—¿qué has estado haciendo?, ¿Por qué no duermes y vas perdiendo el año escolar? —pregunté

—Juan —dijo con calma mirando al suelo— siento que estoy enloqueciendo.

—¿De qué hablas? No es momento de ideas raras, debemos sacar la familia adelante.

—No, Juan, hay alguien que me está siguiendo —Dijo con voz temblorosa y abriendo los ojos en su totalidad—. Hay alguien y me quiere hacer daño, tal vez un espíritu o una persona, no me siento cómodo ni casa.

Sin ni una palabra abrí los brazos hacia los lados y los deje caer pesadamente contra mi  cuerpo, en señal de incredulidad, torcí la mirada: —ajá

Se llevó ambas manos a la cabeza y siguió caminando hacia la parada del bus, notoriamente parecía loco por su actitud y forma de observar las cosas, pero por terquedad preferí investigar por mi cuenta.

Esa semana iba con una compañera al descanso, a ubicar a mi hermano y observarlo, casi todos los recreos estuvo con su nueva novia, con la cual se sentaban en un pasillo oscuro, donde nadie se solía posicionar para un tiempo libre.

El se sentaba abrazando sus piernas y ella se quedaba junto a él, le preparaba comida y la sacaba de la maleta en recipiente, nunca dejó solo a mi hermano, eran juntos de lado a lado.

Hablé con mamá para que fuera al colegio y dialogará con los maestros, apartó una cita para el viernes.

El miércoles salí con algunos compañeros del colegio al parque, para hacer ejercicio antes de ir a casa y después de un entrenamiento de casi 2 horas, desde el lugar donde estaban las barras divisé a mi hermano con un grupo de muchachos a una cuadra de distancia, sentí una mano en el hombro derecho.

—Hola Juan Camilo, soy Angie.

Una chica pelinegra de cabello largo, cejas gruesas y bien formadas; de boca pequeña y muy rosada, de mirada noble, senos voluptuosos pero con la medida perfecta, caderas anchas, intimidaba observarla más de 2 segundos al rostro, no usaba esmalte, tenía una maleta negra y el uniforme del colegio. Sin pensarlo 2 veces supe que era la mujer más bonita del colegio, la chica nueva de hermosa figura, aquella con la que todos fracasaban en romance, la que no se mete con cualquiera; la "sana" y la  "imposible".

—Supongo que sabes que llevamos 3 meses de relación con William y él me ha contado mucho de ti. Pero últimamente él ha tenido problemas y quería comentartelo para que lo ayudemos.

—Cuéntame entonces —respondí mientras la observaba respetuosamente pero con bastante fascinación. Mis amigos murmuraban entre ellos unos metros distanciados.

—Resulta que yo adoro mucho a tu hermano y él me pidió que no le contara a nadie, pero esto es por su bien, él ...— se le aguaron los ojos y le empezó a temblar la voz, se llevó el puño a la boca e inhalo profundo—. Él me dice que alguien lo persigue, en sueños o tal vez en la vida real. Tiene constantes pesadillas y en la noche me llama por que no puede dormir y no se quiere sentir solo; hemos hablado con el psicologo y me agradeció mucho por apoyarlo, pero eso no ha evitado las depresiones, últimamente se ha metido con malas amistades y ha adoptado vicios que lo terminarán de hundir; no me quiere escuchar y se va con sus amigos, me siento culpable si no lo ayudó y no puedo seguir así. Por favor hagamos algo Juan, necesito hablar contigo más a profundidad y con tu mamá.

Admirable la forma en que mi hermano se hacía querer, la mirada de Angie era de preocupación y su actitud demostraba que sabía el significado de amar.

—Bueno, ¿Sabes dónde queda la casa?—le dije

—No, Juan

—Vale, máma llega en 2 horas, busquemos un restaurante almorzamos y hablamos, luego tomamos el bus y te presento la casa, para cuando estemos allá mamá habrá llegado y puedes hablar con ella ¿Te parece?

—!Sí¡, gracias Juan —dijo y se llevó las manos casi en su totalidad cubiertas con la manga del saco, a los pómulos. Un gesto bastante emotivo.

Me despedí de mis amigos los cuales estaban emocionados de verla. Buscamos con Angie un restaurante.

Ella pidió algo sencillo:

—¿Con eso te basta Angie?

—Sí — dijo con seguridad, la sencillez que es considerada invisible, en ella la podía observar a kilómetros y es una de las más altas formas de belleza porque de ella nace la empatía, el amor a las cosas y las personas.

Tal belleza como la de aquella enfermera que hace semanas vi que sin interés, se acercó para darle de comer, acariciarle el rostro y decirle cumplidos a  una niña desplazada que pedía monedas en la calle.

Sencillez como la de ese hombre que recogió animal de la calle e invertío en él su dinero y su tiempo libre.

—No, Angie, pide con confianza, por favor. — sonreí no con ánimos de quedar como sobrado, pero si con ganas de gastar hasta el último peso en un ser humano. tratándose no del que más pida, si no del que más te motive a dar.

—No, no graci…

—Por favor —le dije y la observé con calidez — Estás agotada y estresada.

—Bueno, muchas gracias.—pidió una bandeja paisa, al igual que yo quería disfrutar un poco de las deliciosas recetas de la patria.

Me comentó que William al principio no era así,  ella vio el descenso de él, lo presenció y lo acompaño, me comentó que de verdad el me decia las cosas pero que evitó contarle a la familia por que lo íbamos a tratar de ridículo (y así lo hice sin querer en la mañana antes de la escuela).

Ya sabiendo la verdad, me pidió que lo escucháramos y hablásemos con él. Había entrado a vicios y descuidado la escuela porque la soledad lo frustra y lo preocupa; era realmente un cambio psicológico del que ella me pidió estar muy pendiente.

Nos llevamos super bien, me levanté pagué la cuenta, como siempre di las gracias antes de partir hacia al paradero a tomar el bus. Llegamos a la casa a las 6:15 y mamá estaba, a tiempo para que habláramos.

Después de una larga conversación, mamá agradeció a Angie, llamo un taxi para que la llevara a la casa. Después mamá quedó con los codos recostados en la mesa y las manos rodeando la cabeza, pensando preocupada sobre la situación.

Tomamos la decisión de que William debía ser un foco en estos tiempos, había mucho por hablar y por hacer.

Entré a mi cuarto triste. Allí estaba la señora inspiración esperándome sobre su cojín. Debía limpiar, consentirla un poco y aprovecharla para escribír y pasar así todo estrés.

11

Mamá llegó nerviosa al colegio, pues ya tenía claro que mi hermano podía perder el año, me dejaron bajar a la reunión pues como era obvio, me incumbía. Pero no dije ni una palabra.

El psicólogo era un hombre de canas y de gafas redondas, 60 años a lo mejor, amante de su labor. Entró a la sala con nosotros, se sentó en la silla principal del escritorio y cerró la puerta, mamá y yo nos sentamos uno al lado del otro.

— Buenos días, espero que se encuentren muy bien, yo soy Anthony, psicólogo de la institución y vamos a hablar del alumno William de décimo ¿Verdad?.

—Sí señor —dijo mamá mientras su cara manifestaba el terror mismo, yo asentí con la cabeza.

—El muchacho William, un buen chico. Resulta que el caso de el es muy especial, desde hace ya unos meses me busca constantemente con la novia y me comentaron lo que tengo aquí anotado. Con permiso. — Sacó una libreta del bolsillo interno de su chaqueta negra y pasó un par de hojas, comenzó a recitar. — Primero, dice soñar con un personaje en crueles pesadillas, que no le ha hecho daño a él directamente pero sí a la gente de sus sueños, incluyendo familia, amigos, entre otros. — Pasó nuevamente la página y tomó respiro, continuó: — Segundo, Siente constante desagrado por su alrededor, siente con frecuencia dolor de cabeza, estrés, cansancio. Resultado del insomnio excesivo por miedo a volver a sus pesadillas — se detuvo el psicólogo, guardó la libreta, se levantó de la silla puso las manos sobre la mesa y  acercó su rostro a nosotros, susurro con cuidado—. Esto pudo traerle a la institución muchos problemas, así que queda entre ustedes y yo: el muchacho ha estado utilizando sustancias psicoactivas. Eso me lo comentó él mismo y dice que es su única forma de escape, se supone que Angie les había contado.

Mamá se llevó las manos a la cabeza y se le aguaron los ojos, trataba de no llorar, pero dijo con constricciones en su voz, mirándome fijamente y temblando de impotencia.

—No, nadie me dijo nada, ¿Qué tiene su hermano, mijo?, ¿Qué le está sucediendo?, ¿Qué vamos a hacer? —intentando resistir, fallo, y las lágrimas empezaban a acariciar sus pómulos. — Su papá un caballero tan increíble pasó a ser nada por las drogas, ¿Qué mal le habremos hecho a Dios?

El psicólogo interrumpió.

—Disculpen, pero debo comentarles mi diagnóstico, para que lo tenga mas claro y puedan tomar una decisión. El joven probablemente sufre de claustrofobia, no le gusta andar en la casa ni en estructura alguna. Tiene trastorno delirante, de persecución, que es peligroso y puede empeorar hasta que el mismo se haga daño; mi consejo es que acudan a la medicina del sueño principalmente, pero si empeora deben internarlo en psiquiatría. Me siento muy apenado, pero aprovechando que ustedes ya tienen conocimiento de la situación, por la seguridad de todos les pido que firmen este papel en el cual se aclara que el joven no puede volver a la institución, hasta que sea considerado estable.

Era impresionante la magnitud que estaba alcanzando la situación, sentí miedo y no hablé con mis compañeros el resto del dia, no pude estudiar bien, mi hermano estaba con mamá en la casa pero tenía miedo de que estuviera por hacer algo irremediable.

--

Tiempo después, mi hermano sin estudio, consumiendo medicamentos, recibiendo visitas de su novia y amigos, que cada vez eran menos; yo de vacaciones con al señora inspiración, en mis tiempos libres realizando mis hobbies; mamá yendo al trabajo preocupada por la situación; papá ya mejor vestido estaba viviendo con el abuelo, pasaba frecuentemente a visitar y a traer detalles, muy pendiente de William y le colaboraba a mi madre.

Algo bien y algo mal como es natural, han pasado unos meses desde que mi hermano fue diagnosticado, hablo con él y asegura a todos estar bien ¿Esconderá algo? Puede ser, pero por ahora solo puedo intuir que se siente avergonzado.

Por mi parte ya había hecho un grupo de amigos con los que hacía música, ellos me decían "tienes talento"; por otra parte me hice un grupo distinto de amigos con los que salía a hacer ejercicio, los cuales me decían "estás fuerte" y otro distinto con los que salíamos a bailar, que me decían "lo haces bien". Lo que me dirigió a una incógnita que debería hacerse todo lector: ¿Para aprender a hacer muchas cosas hay que ser un desocupado o solamente saber utilizar el tiempo y la información?.

Yo ya tenía la respuesta en mi, ya no solo era "sentirme mal por hacer algo malo", también me daba remordimiento cuando "no hacía nada". Existen muchas formar de "no hacer nada", ejemplo:

A veces en mi tiempo libre usaba mucho el celular y con redes sociales, fotos, videos graciosos; realmente pasaba un muy buen rato ¿Me daban felicidad verdadera? Llegué a creer que sí, pero cuando mi celular se descargaba, esa alegría desaparecía, y me negaba rotundamente a creer que la verdadera felicidad fuera tan efímera.

No es lo mismo estar distraído de la vida a vivirla alegremente, mejor utilizaba el tiempo para aprender cosas que deseaba, eso me daba verdadera felicidad. Me daba conocimientos o talentos que después podría utilizar en beneficio de los demás. Cómo dijo mi abuelo una vez.

A diferencia del resto, hacía muchas cosas y las quería perfeccionar.  Aunque no me daban dinero, me daban plenitud y me hacían sentir vivo. Estaba, tal vez, conociendo mi significado de "éxito".

Más a lo indefinible, mi mentalidad estaba madurando. Me sentía mal si perdía mi tiempo, mirando rostros podía adivinar quien no era felíz. En fin, cosas positivas en mi interior y exterior que me daban confianza de que no todo iba fatal, incluso podría decir que mi hermano no había cambiado, seguía siendo el mismo, solo que aveces sentía incomodidad de que los demás lo considerarán loco, yo podía hablar con él normalmente, no volvimos a tocar al tema de sus sueños y delirios.

12

"Me desperté de lado y me quede observando las cortinas color café de mi habitación, note que con detalle se podía observar varias figuras que no había visto antes, eran miles de personajes que parecían estar en guerra tal vez con animales, por un momento logré observar elefantes y chimpancés enojados, muy juntos de los humanos; los humanos todos tenían cara de sufrimiento y de dolor, un revuelto de animales salvajes, seres atemorizantes (que no podría definir) y personas. Podría asemejarse a una guerra, donde el humano es derrotado y la naturaleza en unión con seres de otra dimensión los torturan.

Inmóvil, miré hacia arriba y a medida que ascendía la visión, sentía una presión que iba aumentando en la parte de atrás de mi cuello, como si una mano enorme lo apretara clavándome sus uñas. Empecé a notar en la parte superior de la cortina unos círculos que  empezaron a crecer y a sobresalir como globos, crecieron tanto que poblaron de oscuridad mi cuarto y tumbaron las cortinas, que se deslizaron sobre las esferas hasta caer en su totalidad al piso, descubriendo 2 enormes ojos con las conjuntivas rojas, transmitían dolor y extrañamente se me hacían familiares; el apretón de mi cuello alcanzó tal magnitud que mi cabeza vibraba, el terror me rebozo al ver que aquellos ojos empezaron a temblar rápidamente, aumentando en intensidad mientras miles de agujeros iban creciendo en aquella parte que debería ser blanca y entonces no podía ser más roja, hasta dejar los globos oculares como colmenas de abeja. De la pupila, rodeada por un color café verdoso, emergieron patas de insecto moviéndose en miles direcciones. Estaba perplejo, petrificado y por más que lo intentara mis párpados, se negaban a cerrar.

—Ahora vas tú —susurró una rugosa voz a mi oído.

Empecé a convulsionar fuertemente y a perder el conocimiento hasta cerrar los ojos. Por último, cuando no veía nada. Nuevamente el susurro:

—Están arruinandonos todos, a las malas van a entender."

Me desperté y miré alrededor con alteración, no había nada alrededor. Una pesadilla terrible que pareció real; me fui a beber un poco de agua y a bañarme. Intentando no pensar en aquella ilusión.

Era un día finalizando las vacaciones de mitad de año, estaba tres días para entrar. Veo que mamá ya se fue a trabajar, el desayuno de mi hermano y el mío están en la mesa del comedor, me dirigo a la puerta de la habitación de mi hermano.

!toc, toc¡

—¡William! el desayuno, ¿quieres que te lo traiga? —no hubo respuesta, seguí golpeando la puerta—. ¡Eyy William! ¿Estás ahí?

«Supongo que está durmiendo» me dije, fui a la mesa tomé mi plato con el desayuno y me retiré a mi habitación, allí le di de comer a la señora inspiración y comí yo.

Angie me llamó y preguntó por mi hermano, le dije que William estaba durmiendo, que no se preocupara, a veces por su sueño pesado no se levanta fácilmente.

Estuve mucho tiempo en el celular  y en mi afán de alejarme un poco de él, lo deje caer sobre la cama y observé unos segundos a la señora inspiración, mientras la observaba me vino a la cabeza leer, de repente quería leer mucho y aproveche el tiempo para eso.

Sin profundizar más ni alargarme Acabe el desayuno y no pude esperar para buscar en la pequeña biblioteca de mi cuarto unos libro.

Leí y pasaron bastantes horas, almorcé y mi hermano no respondía a tocar la puerta, solía hacer eso cuando se enojaba, por eso decidí que lo mejor era salir para hacer un poco de música. Chaqueta y capota, al parque del barrio donde esperaban compañeros, con los que salíamos para escapar de la rutina, algunos fumaban, otros estudiaban, algunos emprendían, otros se equivocaban, pero siempre entre todos un ambiente de tranquilidad. Ya se estaba apagando el día, llegando la noche que tanto me gusta.

—¿Cómo va todo Juan? —dijo mientras  exhalaba humo del cigarro, mi buen amigo Óliver.

—Muy bien y ¿Qué tal todo Oliver? —sonreí, mientras una chica del grupo, Valery, se acercó a saludarme, nos fuimos aparte y comenzamos una charla..

Entre risas y anécdotas, yo pensaba que ella, era de esas chicas malas que me gustaría cambiar, pero parece imposible. Cómo disfrutaba con mi índice levantar su mentón para observar sus  rasgos o correr con sutileza el cabello tras su oreja, donde no me interrumpa ni un milímetro el panorama de sus ojos oscuros y sus pómulos bien formados.

—Sé que es la tercera vez que me despido, pero ya es tarde y me esperan en casa.

—Quedémonos un ratito más —dijo con entusiasmo.

—Valery, debes descansar —la observé en silencio mientras me sonreía, devolviendole el mismo gesto.

Tomé su mano y camine con ella, me despedí de todos, que se quedaron en el parque hasta la hora que solo ellos saben.

Caminamos unas cuadras hasta la casa de Valery donde la dejé con pocas ganas, para mi la noche estaba joven, pero para mamá sería una preocupación y Valery entendía; Yo era un chico social, de mente libre pero que a diferencia de muchos tenía predilección prioritaria por su familia, considerando fundamental seguir las órdenes, no por obligación, sino por disciplina, aspecto clave de un futuro positivo.

Me dirigí a la casa y desde lejos a unas 2 cuadras de distancia atisbe un refulgir palpitante de azul y rojo; aparentemente cerca de la casa, avancé con los pensamientos desorganizados, con intuiciones terribles ¿Será una ambulancia frente de mi hogar?, ¿Le habrá sucedido algo a mamá o a William? Cada vez más cerca de la entrada y cada vez más ideas me aterrorizaban.

Paso tras paso sin compás ni orden llegué a la puerta y efectivamente, era nuestra casa el destino de aquella ambulancia, después de la policía, estaba la puerta abierta y escuche un llanto femenino, inconfundiblemente era mamá; una palmada me di en la frente con mi mano derecha y apretaba el puño izquierdo. Mi hermano no estaba durmiendo, ya entendi por que no me respondía la llamada a la puerta ni los mensajes de texto.

Sin beber ni un trago me sentía borracho, Mi hermano en camilla saliendo por las puertas de la casa, sin signos vitales, mamá gritando y llorando, interrogatorios, a la vez que angie llegó y también se vio atacada por las lágrimas.

«Juan, una pausa» me dije, cerré los ojos y me dejé caer sentado en el piso y recostado en la pared, rodillas al pecho y brazos cubriéndome la cara. «respira tranquilo, y despierta lentamente, esto es otro juego del subconsciente» me tranquilicé y me estaba empezando a sentir nuevamente mejor y habían pasado una decena de segundos de total silencio en mi mente.

—!William¡ —quebraron el silencio los gritos de mamá y sus llantos desgarradores. Se dejó caer al piso y no paraba de tartamudear lamentos e incógnitas—¿Porque a mi?,Dios, ¿por qué?

Mire mis manos y no había botellas con alcohol, palpe el concreto y lo sentía a la perfección, le di un golpe con la mano y sentí dolor, definitivamente no era un sueño. Por primera vez no supe que sentía, no supe qué hacer y no encontré razones para respirar.

13

Me desperté y al abrir los ojos. Estaba de lado observando a la ventana, las cortinas que cerré en en la noche con cólera. me tembló la mirada rápidamente, no pude controlar las lágrimas y ni me podía creer lo que estaba sintiendo.

El suspenso, el horror, la tragedia, la duda, la tristeza y el enfado estaban en guerra dentro de mí, destrozando todo sin misericordia.

3 horas, 4 horas, 6 horas, pasaban como minutos. No quería comer, sabía que mamá estaba en su habitación y sabía que la gata tenía hambre, pero no quería nada con nadie. Me cubría con las sábanas, me sentía muerto y los muertos no interactuar con el mundo.

Ojos abiertos, en la oscuridad cubierto por las sábanas, con la mente en transparente, vacía, volví a mis orígenes como si fuese un feto en un útero de sábanas, sin acciones ni ideas.

Escuché que alguien abrió la puerta y dejó un plato sobre una mesa. Ya sabía que mamá me llevo el desayuno o el almuerzo, tal vez la comida. No importaba, era completamente irrelevante.

—Hijo, no quiero incomodarte pero ¿Ya alimentaste a la gata? —dijo mamá con voz seca y con respiros bruscos a momentos, de aquellos que delatan a quien ha estado llorando.

—No mamá, la comida está sobre el armario —respondí sin divisar nada , oculto en la oscuridad de mis sábanas

—Está bien, yo le sirvo y ... ¿La tienes contigo?

respondí de mala manera: — no, debe estar es su cojín.

—Pues no la veo. Pero puede estar por aquí en alguna parte del cuarto. En todo caso le voy a servir comida y no te molesto mas.

Escuchaba con enfado las acciones que perturbanban el silencio, la bolsa de comida y el sonido a derrumbes que hacía el concentrado al caer en el plato. Respire profundo hasta que sonó la perrilla de la puerta cerrando la entrada a mi cuarto, ya podía volver a la nada. Entre la oscuridad, más llanto y silencio, horas y más horas hasta quedar profundamente dormido.

14.

El día siguiente estuve igual, bajo las sábanas evitando la comunicación. ¿Porqué mi hermano decidió suicidarse?. Era una incógnita sin respuestas y a ratos, sin querer pensar en ello, prefería volver a mi estado de desconexión hasta pasar el día y dormir nuevamente.

Me levante a la mañana siguiente con el guayabo de haber consumido tanta realidad, mamá no me dijo nada y era lunes, el primer día de colegio. Acabaron las vacaciones de mitad con compromisos muy importantes y extracurriculares; así que me motivé lo suficiente para enmendarme con la gata por mi falta de cordura de esos días.

La busque en su cojín y no estaba, abrí el armario y tampoco, levante todas las sábanas, me tiré al piso a buscar y nada. No me quedó otra que explorar por toda casa, pues ella no tenía audición. Cocina, sala, baño, comedor, cuarto de mamá y nada. Quedaba una puerta justo al lado de mi cuarto y me quede observandola con dolor, si no estaba en el cuarto de mi hermano, no estaba entonces en la casa.

Suspire y entre mientras intentaba mantener la compostura, observé que mamá dejó todo muy arreglado. Efectivamente, la señora inspiración estaba en la mitad de la cama, acostada con la cola alrededor de su cuerpo. Durmiendo.

—¿Qué haces aquí señorita? —la tomé en mis brazos como a un bebé y la lleve a la habitación para que comiera.

En mi habitación mientras la gata se alimentaba, mamá se acercó a la puerta.

—Hijo por favor vístete que tenemos que prepararnos para el funeral, es en poco más de una hora.

Se dio la vuelta rápido en gesto de querer aguantar el llanto. Sin respuesta me empecé a preparar inmediatamente.

Gotas de ducha, gotas en los ojos, con rostro firme y mirada alta , tocaba cumplír con la despedida aún después de la partida del destinatario. Frente al espejo observaba con mirada muy temblorosa, los globos oculares normalmente blancos, entonces teñidos de rojo, iris café verdoso y pupilas que por humedad otorgaron movimiento a lo estático.

puse el smoking que nunca usaba, apreté el nudo de la corbata contra mi garganta, mirándome al espejo con nostalgia pero queriendo transmitir imagen de fortaleza a todo ojo que me señale.

—!Vamos Hijo! —Gritó mamá desde la entrada

Corrí a cerrar la puerta pero nuevamente la señora inspiración no estaba en el cuarto, fui rápidamente a la habitacion de mi hermano y allí estaba, sobre el centro de la cama. La tomé con rapidez y la encerré en mi cuarto, cerrando también la entrada del cuarto de William.

Caminamos con mamá hasta llegar a la iglesia, estaba mi papá, la abuela Teresa y mi Abuelo Edgar, mi abuela materna María Francisca no pudo ir, ella estaba en el campo con un tío. Papá sufría a su más pesada manera, por que además  de que no hubo tiempo compartido, había un lazo de sangre y quebranto sus responsabilidades, pudiendo ser un culpable casi directo de lo que sucedió. No dejaba de llorar, estaba lejos de todos, bien vestido, aunque se notaba en él la escasa económica.

Llegaron hermanos de papá y ningún familiar de mamá pues su  familia era muy separada; estaba toda la familia y otras gentes que iban por amabilidad.

Entramos y estaba el ataúd frente el altar, todos intentamos ser fuertes en la introducción, en la eucaristía y sus respectivas acciones, hasta el final que el sacerdote tomó en un cáliz de agua bendita que con su mano lanzó por gotas sobre el ataúd y dijo una oración de despedida deseándole a mi hermano unas puertas abiertas en el cielo, unas disculpas por cada error. Finalizando, entre llantos agradecimos la presencia de Angie y Cristian. mis abuelos consolaban a mamá y a papá. Este último aislado, casi como un reo en el calabozo por mala conducta, devastado por dentro.

Los demás solo miraban con pena.

Fuimos por último al entierro donde, una oración nueva, nos hacía sentir nuevamente fatal y el ataúd comenzó a descender, la tierra empezó a cubrirlo al ritmo de la manos y palas. Un dolor indescriptible. Las cosas en mi iban a cambiar mucho.

De vuelta mis abuelos paternos, Teresa y Edgar, nos invitaron a la casa de ellos, accedimos con mamá y llamaron dos taxis, me fui con mamá en uno, mis abuelos y papá en otro.

Nos bajamos frente a la casa del abuelo, era enorme, con un patio grande al inicio y a ambos lados del patio había jardines, con muchas rosas rosadas, la casa ocupaba casi media cuadra pequeña, la entrada, que también era bastante grande, tenía dos columnas enormes a ambos lados de la puerta. Abrieron la reja que guardaba todo el territorio a su alrededor y así entramos al patio, para después que ellos abrieran la puerta principal proseguir a la casa.

Una vez adentro me quede sorprendido era realmente grande, tenía muchas habitaciones, una sala elegante, blanca y con televisor. subimos al segundo piso donde también todo era muy ordenado, cuadros viejos, obras de arte, piano, linda sala y también una gran cantidad de habitaciones, definitivamente mis abuelos paternos se encontraban muy bien económicamente.

Los Abuelos estaban hablando con mamá y con papá. Me ofrecieron algo de comer y me senté en la sala donde mi abuela encendió el televisor y cordialmente me pidió que esperase un poco mientras iban a discutir de algo importante en el comedor (que se encontraba relativamente cerca); Yo hice caso, espere un poco y bajé el volumen considerablemente, me puse de pie fingiendo que caminaba y observaba los adornos, solo con la intención de escuchar la discusión.

—Mire, señora María —dijo el abuelo Edgar — yo acepto el error de mi hijo y quiero engrandecer su valentía por criar a los muchachos sola, tal vez entre nosotros no haya la mejor confianza; pero independientemente de eso estoy dispuesto a aceptarla a usted y al joven en el primer piso de esta casa, sin ningun compromiso monetario. ¿Aceptaría?.

—De verdad estaría bastante agradecida Don Edgar, de echo ahorita los gastos han sido bastantes y hay unas deudas que me sofocan —respondió mamá

Mi abuela Teresa añadió:

—Con Diógenes haremos la llamada de transporte para la mudanza, yo me encargo de pagar aquello, pero intentemos que sea mañana.

—Bueno, pero debo comentarles una cosa —dijo mamá — resulta que Juan Camilo tiene una gata y el la quiere mucho ¿Sera problema traerla? ,es como de la familia.

Hubo un silencio.

—Mmm no, no hay problema. Mientras sea solo una. —dijo el abuelo Edgar.

Escuche unos pasos, mientras continuaba la conversación, así que me aleje y volví a sentarme en la sala. Salió del comedor mi abuela, la cual se  sentó al lado mío, me habló un poco de su vida y me preguntó de la mía.

Después de hablar con ella nos reunimos todos y tuvimos unos momentos de convivencia, nos devolvimos con mamá a casa, ya iban a ser las 7 de la noche.

Llegamos y abrí la puerta de mi habitación, era hora de alimentar a la señora inspiración; pero apenas di un poco de apertura a la puerta ella salió rápidamente y se pegó a la entrada del cuarto de mi hermano.

—Ya niña, por favor no me hagas esto más difícil —lo decía con ternura, pero intentando ocultar el temor que generaba esa reacción en una gata cuyos sentidos fallaban, evitaba pensar en algo paranormal — volvamos a la habitación —al querer alzarla de un momento a otro maulló por primera vez posando la cabeza sobre la puerta queriendo empujarla.

—¡¿Qué demonios?!, ¡mamá!, ¡mamá! —dije aterrorizado y sorprendido por la gata. Pasaron aproximadamente tres minutos y mi madre no respondía. Me alejé paso tras paso de la gata mientras la observaba fijamente con terror.

Siguió maullando y arrastrando su cabeza por la puerta de entrada al cuarto de mi hermano.

<Corre, maulla, encuentra la puerta del cuarto de mi hermano ¿Que diablos está pasando?, ¡Está haciendo cosas que nunca pensé que haría!> Me dije antes de llegar a mi cuarto.

Retrocedí hasta llegar a mi cuarto, me dejé caer contra una pared, tomé un par de respiros para pensar mejor y con nervios decidí volver a la entrada del cuarto de William. Para abrir la puerta. Inmediatamente la señora inspiración se hizo bajo la cama, en la mitad y continuó con sus maullidos repetitivos.

«¿qué está pasando?» me pregunte bastantes veces y sin querer indagar en la emocionalidad de nuevo dije con enfado: —!venga para acá, Doña¡ — me tiré al suelo e intentaba agarrarla, pero la cama era tan bajita que no podía meter mi torso para poder alcanzar a la gata.

Pensé que la única forma de sacarla sin lastimarla era retirando el colchón y las tablas.

— Voy a sacarte de ahí y no voy a dejar que vuelvas a meterte en esta habitación así maúlles, cantes, escribas o aprendas idiomas.

Levanté las sábanas para tomar bien el colchón y una vez lo agarré, lo levanté y lo corrí hacia un lado, mi sorpresa fue ver un cuaderno sobre las tablas y la gata estaba posicionada justo debajo de él, lo tomé y lo observé, echándole un examen rápido vi fechas, por lo que creí era una especie de diario, la gata se devolvió inmediatamente para mi cuarto.

Dejé todo como estaba pero preferí quedarme con el cuadernillo ya que, sin ser supersticioso, no podía sacarme de la cabeza la idea de que aquella gata tuvo desde un principio la intención de darme a conocerlo.

15

—¡Juan! Suelta ya a la gata.

—Diga miau, pendeja. Repita después de mí —le decía a la gata mientras la alzaba frente a mí y le gesticulaba—. Grrr, miau, grrr. ¡Dilo, por favor!

—Juan, que la sueltes ya, no va a maullar—dijo mamá totalmente incrédula de mis acciones.

—¡Te lo aseguro que maullo!

—Si claro, en fin —dijo mamá mientras me dejó el desayuno en la mesa y me quitó la gata de las manos— voy a subir a la "ruidosa" gata a su cuarto y a su cojín, espero que acabes de desayunar rápido y te vaya muy bien en el colegio —me dió un pico en la frente y se retiró.

La soledad caminaba todo el día por la casa, pero mamá y yo hacíamos lo posible para no mostrarnos débiles y tornar incómodas las situaciones.

Siendo convenientemente hipócritas, al fin y al cabo, no hay nada de malo en querer mantener la salud mental. Subí rápidamente a mi cuarto por unas importantes cosas, antes de irme.

—¡Chao madre! —grité desde la entrada y cerré la puerta, mientras me fui solo a tomar el bus.

Una vez afuera, sentí lo pesado de la muerte, si pensaba en quién yo era, me sentía vacío. No quería ir al colegio, no quería tomar riesgos sintiendo tanta soledad.

Caminando me encontré un billete de alto valor el cual tomé cerca de la parada. Después esperando el bus, observé en la acera de enfrente una mujer con 3 niñas, por lo que aparentaban, pude deducir que eran desplazadas, tal vez por conflictos o por necesidad, pero eran solo unas de las millones que han sufrido este problema que desde hace bastante tiempo ha atormentado a mi país.

Aquel amanecer estaba muy oscuro y frío, la mujer tirada en el piso con sus tres hijas, todas muy abrazadas para darse calor.

Pensé: ¿que se sentiria ser como ellas y estar ahí?, solo bastó eso para mirar ambos lados de la vía, pasar la calle y sin dudarlo sacar ese billete que me había encontrado. Que era de 20.000, lo suficiente para sus desayunos y algo más. ¿Tal vez fue demasiado? para mi no. Al final los billetes son únicamente papeles con dibujos y números. No solo lo hice por mi empatía a aquella dama y a las niñas, entregué el billete por odio, odio a lo plástico, a un maldito papel que cambia a las personas, el mismo que supuestamente lo da todo, pero no puede devolverme a mi hermano.

Me sonrieron y me agradecieron, yo también sonreí agradecido de que me liberasen de aquella comodidad que me genero el dinero, me otorgaron libertad, para poder volver a la dura realidad sin censuras.

No quise devolverme a tomar el bus, todavía había tiempo para llegar al colegio temprano; en realidad, había salido con mucha anticipación, solo quería escapar de mi casa. Caminé hasta el colegio durante media hora, estuve en el recorrido hasta pasar cerca de un parque que estaba solo y entre rejas, con las puertas abiertas.

Me dirigí por un camino de ladrillos hasta el centro del parque, que era en su extensión pequeño; el camino de ladrillos finaliza en un círculo de tamaño considerable en el medio del parque, tenía solo una silla de madera para dos personas con su respectivo espaldar y en la posición perfecta para observar el último objeto: la hermosa fuente de un ángel. Un ángel con cuerpo de niño sosteniendo con su brazo derecho un jarrón del cual brotaba un delgado hilo de agua. Alrededor del parque todo era muy vivo, con sus imponentes e inofensivos árboles vestidos de verde, sus aves dialogando en el idioma para arrullar las rabias, el alma se escapaba en momentos, hasta los insectos me daban la tranquilidad. El cielo arreglando sus cuadros de lana sobre su mural oscuro, que mágicamente se fue tornando celeste. Ese mismo muro que el humano ya atravesó, un hecho histórico que más allá de su trascendencia científica enseña que si "vemos solo con los ojos", siempre habra "obstaculos" y cosas "imposibles".

La paz abundaba en el aire, me senté, solo faltaba una cosa. Con suavidad, posicioné la maleta sobre mis rodillas abrí al máximo las cremalleras y con 2 brazos tomé un saco, que esta vez no era verde sino negro y lo saque lentamente. Lo dejé sobre el lado derecho de la silla mientras ella sacaba la cabeza por el cuello abrigo, solté el nudo que había formado entre mangas y el orificio inferior del saco , para eximir de toda la cobertura del oscuro algodón, el cuerpo nieve de la señora inspiración, sus ojos y su infinidad, un océano más para el mundo y aún más importante: su figura y representación inexplicable que me transmitía confianza, ternura y sosiego. Una vez afuera, éramos solo yo y la señora inspiración, ella quieta y callada, como aquella estatua que posaba sobre la fuente, yo en cambio giraba la cabeza para poder observar los alrededores buscando una leve muestra del nirvana o una pequeña epifanía.

Bajo el helor de la mañana me abrazo una melancolía, me hizo cuestionarme sobre el fín de la vida y a su vez en el significado de la misma. ¿De qué sirve vivir si al final llega la muerte?.

¿Que vendrá después? y si no nos llevamos nada ¿De que nos sirvió haber trabajado tanto y haber cambiado nuestras horas por papeles de Colores?. Casi todas las personas en el mundo son olvidadas después de muertas, las recuerdan sus hijos o sus nietos y no más. Pocas si prevalecen en la historia. Que interesante morir y ser recordado; eso sería vivir en las memorias, pero que difícil, al final eso era lo que tanto anhelaba mi hermano.

Estaba emocional y mi entorno con facilidad podía sacarme lágrimas, tenía que evitar pensar en ciertas cosas, metí mi brazo derecho en la maleta y saqué un cuaderno, el mismo que encontré bajo el colchón de mi hermano William y me prepare para leerlo.

Me coloque los lentes, observe el libro, pequeño, su cobertura era en cuero azul oscuro; solo un poco más grande que la palma de mi mano. Al abrirlo pase unas 3 hojas vacías, para después leer las primeras letras, que estaban en definitiva muy ordenadas y con una caligrafía impecable, cosa que era habitual en William, decía:

"Enero — 1

Paradójicamente, soñé que me desperté en una versión mejorada de mi barrio, con mis abuelos, en un mundo perfecto, con fauna y flora abundante, donde todos eran felices y poseían una vestimenta negra con una especie de galaxia en el pecho. El abuelo Mario (en paz descanse) tuvo conmigo una conversación bastante extensa. En la que después de una prolongada charla introductoria, colocando su brazo sobre mi espalda mientras caminábamos por el parque, dijo:

—Necesito que anotes de ahora en adelante lo que aprendas en tus sueños, pero quiero que lo calles y no le cuentes a nadie. Se viene un gran cambio en el planeta y tú serás el primero que nos ayude a desencadenarlo. ¿Confiamos en ti?.

—¡Sí!, ¡siempre he querido cambiar el mundo!, pero ¿puedo saber qué tipo cambio? — respondí

No me quiso responder, mientras estaba preguntando cómo iba a ayudarle, se me acercó y me silencio la boca con su dedo índice y dijo después posicionándose frente a mí con sus manos sobre mis hombros:

—Shhh , no te preocupes, anota lo que sueñes y espero estes listo para los sacrificios que va a conllevar el cambio, habrá sufrimiento, soledad e inmolaciones. Necesito mucho más que fortaleza. Necesito lo mejor de ti por haber aceptado la propuesta. — su rostro mostraba preocupación y afecto

Asentí con la cabeza y le dije que estaba dispuesto ayudar con lo que fuera, siempre soñé con ser alguien que pudiera cambiar el mundo y si mi abuelo lo dijo, seguramente era mi destino.

desperté, la aparente veracidad de esa ilusión me ha hecho creer que aquella misión que acepté sin vacilación alguna trasciende hasta esta realidad. Anoto este increíble sueño por mis ganas de lograr ese cambio. "

Cuando leí eso, me paralizó la razón ¿Cómo era posible tanta coincidencia?, <nuevamente un sueño> pense, observe al alrededor, me palpe las piernas y el rostro, en definitiva no parecía estar soñando. Tanta similitud no puede ser cierta. Sin embargo cabía la posibilidad. Entonces se me resbalo el cuadernillo cayendo debajo de la banca, en una parte que no pude ver.

Estaba a punto de agacharme cuando una mano me tomó del hombro vi unas zapatillas  grises pero muy sucias, subí la mirada y veía prendas que no reconocía: jeans rotos sucios, camiseta amarilla rota  y con un hedor que me hizo fruncir el ceño y al final un rostro reseco, con cicatrices, unos ojos rojos, una boca mal aseada con quien sabe que sustancias pegadas a su alrededor y un par de cejas muy unidas en sus principios, advirtiendo mal genio.

—Que hubo pelado,¿Que me va a regalar de lo que tiene en los bolsillos?—sacó un cuchillo de considerable longitud de su pantalón. Al mismo tiempo que otro personaje de apariencia similar me quitó bruscamente la maleta de las piernas y empezó a sacar algunas monedas y aparatos como mi calculadora y mi celular, dejando regado por el piso mis útiles escolares.

—De pie y se evita un daño, todo bien —me dijo el hombre que sostenía el cuchillo, a lo cual accedí y me puse de pie.

Puso el filo del cuchillo en mi abdomen, me altere, metió sus manos en mis bolsillos y saco mi plata del pasaje, me quito los lentes, midió su pie con el mio rápidamente, pero no era de su talla así que se abstuvo de quitarme los zapatos.

—¡Ole! mire —dijo el que me vacío la maleta y señaló frente a él a la señora inspiración y la empezó a acariciar, me atrapó la cólera tenía nudos en la garganta, pero no supe qué decir o hacer—. Está como linda ¿no creé?

—Sí bastante linda, yo creo que el pelado nos la regala para sacarle unas crías —dijo el del cuchillo

Cosa que al escuchar me dolio abruptamente, para mi la señora inspiración era mi hija y si de verdad decidían llevársela, me haría matar si era necesario con tal de impedir esa injusticia. Después de perder a mi hermano no me sobraban muchas ganas de perder otro miembro de mi familia.

—Entonces me lo voy a llevar —dijo el que la acariciaba

—No sea estúpido, necesitando dinero y usted queriendo encartarnos con comida para ese hijueputa, con usted ya serían dos animales por criar.—guardó el cuchillo y me sonrió.—Gracias mi niño,  lo que paso aca se queda acá, nada de ir a quejarse, así sanito se ve mejor.

Se rieron y se fueron. Tranquilo de estar con la gata, decidí recoger mis cosas, buscar el  cuadernillo e irme al colegio rápidamente, no por seguridad mía, si no por la seguridad de la señora inspiración que por su belleza considere un milagro que no me la hubiesen arrebatado. Nuevamente la guarde en la maleta y la lleve de frente, en cuestión de veinte minutos estaba en la entrada el colegio, volví la maleta a su posición normal en la espalda para disimular, estaban cinco estudiantes más esperando a la apertura de las siete de la mañana por llegar tarde. Unos diez minutos después abrió la encargada y estaba junto a la coordinadora. Quien le dio pidio el favor de dejarme pasar únicamente a mí, para hablar con ella, me llevó a su oficina.

—Buenos días Juan Camilo, quiero por adelantado darle mi pésame por lo que sucedió con William ya nos aclaró la situación su amigo Cristian y como él nos había asegurado que usted llegaba hoy, a primera hora se hizo una pequeña misa por él , pero por su ausencia , no salió como esperábamos. ¿Puedo conocer la razón?

—Honestamente, señora coordinadora —dije con pesadumbre— me robaron

—¿Es enserio? y ¿está usted bien? —preguntó alterada

—Sí, sí señora, me amenazaron con un cuchillo y me quitaron el dinero de los pasajes, la calculadora y el celular. — hice cara de tristeza

—Bueno Juan Camilo, que se encuentre bien es lo importante, continúe a su aula, ya hablaré con los profesores sobre las notas de esta semana —dijo la coordinadora con profunda simpatía y hospitalidad

—Gracias, señora coordinadora—respondí

Subí a mi salon donde me recibieron con profundo silencio, me senté y note que estaban pasando uno a uno a decir sus ideales a futuro en la clase de religión.

Todos pasaron deseando un buen estudio, un buen futuro, trabajo, su casa y su carro. Cosas que realmente todos deseamos, mientras pasaban y hablaban me aburrí de la monotonía y poniendo la maleta en el piso, sin querer hacer tanto ruido, di de comer a la señora inspiración, llevando el concentrado a su boca.

Después de unos minutos pasó mi amigo Cristian, el culpable de que organizaran una ceremonia y el que me acompañó en el entierro, un personaje invaluable, sacó su papel de notas y dijo:

"mi objetivo en la vida es ser feliz, dando alimento a animales o ayudando a personas necesitadas, quiero llevarmela bien con todo el que me rodea y descubrir una cura para el cáncer, y asi salvar a millones de personas "

Increibles palabras de ese muchacho, deseaba levantarme y aplaudirlo. Observé al profesor de religión para ver como lo felicitaba, pero me extrañe al notar que no hubo ni felicitaciones, ni reacciones de engrandecimiento por parte del maestro ni los alumnos a esa forma de pensar tan útil, sencilla y poco común; como si ese tipo de objetivos fuesen imposible y surrealistas. ¿Ese colegio creaba gente útil para el mundo o gente egoista que sirven solo para ellos mismos? Ese momento mi respuesta  me dio un por qué para tantas cosas mal en la vida cotidiana.

Cambio de clase, volví al estudio, luego al recreo y charla con amigos, mientras andaba pendiente de la gata, hasta salir y observar a mamá esperándome en la calle del frente, para llevarme al nuevo hogar con los abuelos.

Le mostré la gata en mi morral y sonrió, le conté que me habían robado y se enfureció de perder los frutos de su trabajo, pero estaba infinitamente contenta por mi salud. Llegamos a la casa e hicimos la mudanza. Fuimos a descansar en nuestras camas aunque en nuevas habitaciones. Yo seguía pensando en la inexplicable coincidencia de sueños, que demostraba que William probablemente no era loco sin motivos, realmente estaban sucediendo cosas extrañas.

16

Ya habían pasado unas semanas de clases, el colegio ahora quedaba más cercano a mi nueva casa, todos los días debíamos rezar al empezar y antes de salir, ya iban semanas que mi hermano no estaba, al menos físicamente; yo ya estaba cansado de la rutina muchas cosas perdieron valor desde entonces. Mi hermano había muerto, agradecia que mamá tuviera un trabajo, pero en definitiva  era un trabajo mal pago, arriesgaba su vida en las calles a diario y aguantaba malos tratos, mi papá estaba desempleado, robaron mi celular, mis gafas y no tenía dinero para comprar otras, casi había perdido la comunicación con las personas de mi entorno por mi emocionalidad.

He estado bastante triste, cayendo velozmente por la vida esperando tocar fondo mientras esta se desvaloriza.

Ya iniciando jornada escolar, todos se pusieron de pie para la oración del amanecer. Muy lamentablemente para rematar mi decepción el maestro encargado dijo:

—En la oración de hoy ponemos en manos del todopoderoso la salud de Cristian, que recientemente le descubrieron un cáncer muy avanzado y está en delicada situación. A causa de ello se justificara su inasistencia hasta que pueda salir de esta terrible situación.

Frustración inmediata que vino con pena y preocupación, todo  cambiando a negativo.

Aún así llego al colegio para agradecerle a Dios, omnipotente, omnipresente y omnisapiente. Dios tiene todo el derecho de estar enojado y hacernos vivir un castigo, ¿Pero a causa de qué me castiga?, si un Dios no es rencoroso y no se venga. porque si se vengara, ya millones de ladrones estarían muertos, como los que tienen cuello blanco ó como los que en 5 minutos de amenaza te quitan meses de trabajo. Un Dios que nos enseña a poner la otra mejilla y a aceptar como son las cosas y sufrirlas; Puede ser que tal vez ni exista un Dios, porque mi amigo Cristian que tenía deseos de ayudar a la humanidad y era un ser positivo, muriendo de cáncer, siendo fiel creyente, mientras muchos delincuentes gozan de salud; Mi moral, mi emocionalidad y mi racionalidad no quieren pensar que Dios no existe. Por lo tanto me quede pensando que tal vez es imperfecto pues su imagen representativa suele ser un imperfecto ser humano. Las religiones cuentan de una manera tan maravillosa las acciones de las deidades, pero al crecer, salir a la calle y analizar mi propia vida me costaba cada vez más encontrar esos actos justos y maravillosos.

Horas y horas en el aula de clase, en las que ya me dedico a hacer a medias las cosas y vivo resentido de lo que me sucede.

Se acabó el Tiempo de examen y no hice nada, no me interesó, se acabó la jornada de clase y tampoco hice mucho; preferí salir con amigos nuevos y probar cosas nuevas por lo que a la salida del colegio, la fiesta, era una buena opción. Después fui hacerle una visita a Cristian para ver cómo había seguido.

Evite llegar a la casa, mamá alimentaria a la gata, preferí pensar en el cuadernillo y me dieron ganas de leerlo un poco; lo había evitado ya por mucho tiempo, para evadir nostalgias y mantener los ojos secos. No tenía celular, camine a la deriva  después de salir del hospital, me detuve alrededor de las 5 de la tarde en una esquina, me senté en el andén y el cielo estaba naranja, la brisa entonaba su grave tesitura, detrás mío un restaurant—bar, con una arquitectura colonial colombiana al estilo de barichara, elegantes barandillas de madera alrededor  que cubrían las mesas que al aire libre eran protegidas por sombrillas vino tinto de la candente luz generada por la media circunferencia de rubí y lava que pintaba el manto celeste, resaltando las siluetas de los relieves montañosos, los que suelen adornar el panorama desde casi cualquier punto de la ciudad. Con bastantes plantas en su estructura y en sus floreros colgantes y de piso; cuadros hechos  a mano de los que merecían al menos 2 minutos irrecuperables de mi vida sólo para admirarlos y sentir ese placer de primarios y óleos. Lleno de velas era un local al que quería entrar, pero no creía que pudiese comprar algo del precio de un pasaje o menos.

En aquella esquina que me senté justo al lado de un farol al estilo francés, que quedaba justo en frente de la entrada del restaurante. Músicos en su interior tocaban una pieza musical artística que después conocí como "índigo" de una eminencia del piano conocido como YIRUMA, yo escuche con fascinación esa y otras piezas musicales del mismo artista, que tocaron aquellos músicos de muy buen gusto, su principal instrumento era el corazón y sus melodías eran expertas en liberar el alma.

Después de unos suspiros y de ver las aves acercándose a los faroles y emprendiendo sus travesías, me fui por el cuadernillo que estaba en la maleta y di inicio a la lectura.

"2—febrero

Soñe que estaba en una habitación enorme y larga, Oscura en su totalidad, excepto por una ventana al fondo, a la cual me dirigí, de espaldas había un adulto mayor observando por la misma y acariciando un gato, de color negro, con pelaje reluciente y ojos oscuros, también de una belleza muy original que satisfacía la capacidad análitica de cualquier ser que entienda la vanidad. Había un escritorio e instintivamente me senté en la primera silla que vi acomodada al frente.

—William ¿Porque no has anotado lo que sueñas?—preguntó con amabilidad.

se dio la vuelta y con tranquilidad se sentó en la Silla principal del escritorio, que era bastante grande y cómoda, por lo que podía observar. Sin saber su identidad se me hacía haberlo visto antes. Su vestimenta negra y se mostraba una galaxia de color fucsia en su pecho, muy igual a la mía, sobre el escritorio varios libros y unas copas vacías.

—Soñé la última vez algo muy agradable y se me ha olvido anotarlo—respondí con pena

—¿Qué soñaste?— preguntó

—soñe que estaba en un paraíso, muy difícil de describir, pero en definitiva algo que vale la pena volver a soñar.

—¿cómo te hizo sentir eso?

—muy bien, muy positivo—respondí con emoción—. de hecho afecta bastante mi actitud y me ha ido bien, me siento mejor persona.

—¡vaya vaya! Entonces debió haber sido un sueño excepcional para que estés así de positivo y cambiado.

—Si, realmente fue una experiencia muy bonita y me gusta bastante llegar a cubrirme con las sábanas y cerrar los ojos. Por que me he dado cuenta que los sueños y la realidad no están tan separados como se cree.

—esperó que sigas asi de feliz y pienses lo que haces.— dijo mientras sonreía y giraba sobre la silla, tomando al gato y apoyándolo en sus piernas —te deseamos el bien estos días william. No olvides tu parte del trato.

se dio la vuelta nuevamente señalándome con la mirada y me sonrió.

No me acuerdo de mas nada y desperté."

«Mmm, confuso» pensé y tomé la decisión de continuar la lectura.

"3 Marzo

Sueño constantemente cosas muy satisfactorias, me siento muy contento, he soñado con el mundo en su versión utópica y siento que todo es posible, puedo alcanzar lo que desee si me mantengo estable; el colegio, la calle, la casa, mi nueva relación. Todo lo veo con tranquilidad y amor para no errar y así de bien van las cosas."

Sentí alguien detrás mío, justo en mi maleta y escuche un respiro fuerte y muy seguido, me llegó un olor desagradable que me hizo darme la vuelta para observar extrañado.

Vi un cuadrupedo, un perro pequeño de mucho cabello, enmarañado y de color naturalmente negro pero a causa de la suciedad gris, reseco, manchado y despelucado. Se quedó observandome, tenía un par de fieles moscas que lo acompañaban, sin contar las pulgas y otros parásitos que seguro estaban bajo sus extensa cabellera de carbón, la cual también cubría sus ojos, muy expresivos, incluyendo aquel ojo que víctima de un prolapso se había expandido y era muy notorio a causa de la inflamación.

Me comunicaban sus bigotes llenos de sustancias, mugre y residuos. Que suele ser un vándalo de los que riega basuras desesperadamente por influencias del hambre. De los que Vagabundea haciendo del azar y el viento, unos guías.

No tenía nada en la maleta más que cuadernos, así que no pude hacer mas nada que ignorarlo.

Retome la lectura:

"4 Abril

Constantes pesadillas, alguien me encuentro siempre en ellas y creo que me esta siguiendo, no veo su rostro, es oscuro como pintado de negro. Pesadillas de cosas que me hacen sentir pánico, está afectándome. me disculpo y me arrepiento por lo que le haya o no le haya hecho, solo quiero que me deje en paz.

Por otro lado me pregunto ¿Dónde está el cambio que había comprometido con mi abuelo?."

Escuche un ruido a mi lado y observe al canino acostado junto a mí, le sonreí ingenuamente esperando que él entendiera el gesto, pero actuó como si nada y empezó a roncar.

"5 Mayo

Siguen esos malditos sueños, nadie me cree, estoy enloqueciendo para ellos, malditos egoístas y maldito planeta, ya se acabó y Ninguno lo entiende; si tengo que evadir sueño lo haré y buscaré alternativas para escapar de esto.  Me he visto muy afectado, soy consciente y lo acepto, eso no me hace un loco si cada vez que cierro los ojos vivo un infierno, la única solución: No cerrarlos. pero la realidad también es se torna desmesurada y el insomnio es duro de controlar, mi novia me lleva a psicólogos y he averiguado en la medicina del sueño. por mi parte, nada sirve. Solo pido a ese personaje que me sigue que me explique qué es lo que quiere. últimos sueños: pesadillas de muerte, Apocalipsis y caos."

—jmm, impresionante. —me dije

"6 junio

Mucho mal y mucha negatividad, lleno el mundo de avariciosos y de envidiosos, piensan solo en ellos mismos, no les importa ver que todo se les acaba. Estoy en una pesadilla terrible y me levanto a vivir una peor, la realidad la detesto, es más fría que un verdugo y de la misma manera está afilando su hacha para decapitar a la humanidad que va en picada. El mundo ya se acabo, todos parecen muertos, el planeta luego los hará sufrir hasta cobrarles una por una. Mis últimos sueños no dejan de llenarme de odio y me están quitando hasta las últimas esperanzas de lo que nos espera"

Cerré el cuadernillo  profundice un poco sobre la lectura y lo que sucedió, para mi de igual manera tantos cambios en mi hermano eran difíciles de entender, confusiones entre el sueño y la realidad. Un mes contento y otro odiando a los demás. En fín, guarde el cuadernillo, estaba oscureciendo y no quería arriesgar mi vida, me fui a pie a casa, no tenía para el pasaje. ya que, lo del pasaje, resultó en unos panes, un poco de salchichón y agua para el perro; la mera representación de un trapero andante. Sorpresa mía que después de comer me acompañó hasta mi nuevo hogar, donde con tristeza no lo pude aceptar y me despedí de su mirada fija a través de las rejas. Buenas noches a todos, apague todo y listo para cerrar los ojos y descansar.

17

"Desperté sentado en una butaca vieja e incómoda, con una hamburguesa soportada por un cartón delgado y sucio entre las manos. Levanté la mirada y vi un carro de comida rápida, hecho en láminas plateadas manchadas de grasa y óxido que degradaba cada vez más el estado de aquel metal barato.

Era de dia, era difícil divisar por el resplandor del sol, las nubes destacaban por su ausencia; me hallé completamente solo, hasta que un hombre alto se sentó en una butaca junto a la mía; el hombre vestía un gran abrigo de cuero en gabbane y un sombrero que tapaba su rostro completamente.

El hombre sacó un periódico del interior de su abrigo, decidí comer la hamburguesa que tenía entre las manos pero tras la segunda mordida algo se incrustó en mi lengua y sentí sangre; Escupí y quedé estupefacto al ver que gusanos y basura había salido de mi boca, entre ella, papel higiénico y piedras; fue imposible evitar las arcadas, la bilis me quemaba la garganta y se mezclaba con la sangre.

Lleno de ira tiré la hamburguesa al suelo, saqué la lengua y con mi mano izquierda arranqué un pequeño objeto cortante de mi lengua, creí que era una piedra, pero al sostenerlo en la palma de la mano me di cuenta que era un pedazo de vidrio.

Tiré el pequeño pedazo de piedra contra el oxidado carro de comidas mientras la sangre que brotaba de mi boca se regaba por todo mi mentón, para caer inconteniblemente en mi camiseta blanca favorita.

Me levanté hacia el carro de comidas, el enfado nació con una singular ansiedad que me impedía controlarme, la sensación de intranquilidad aumentaba de manera desproporcionada mientras me  colocaba de pie. Entonces, el hombre que estaba sentado a mi lado tiró el periódico agarró mi brazo izquierdo y me jaló hacia atrás; tropecé contra la butaca y caí al piso; el hombre se abalanzó violentamente sobre mí para intentar ahogarme, puso las manos en mi garganta y empezó a estrangularme, lo golpeaba con toda mi fuerza pero era inútil, era simplemente imbatible.  

Justo cuando estaba a punto de perder el conocimiento por la falta oxígeno, manoteé su sombrero para poder ver el rostro del autor de mi muerte. Una aparente máscara de tela negra muy profunda cubría su rostro por completo,Gruño y me soltó para recuperar su sombrero, noté el desespero en sus movimientos. Retomé fuerzas para correr, no tenía idea del lugar hacía al que me dirigía, en realidad no lograba ver mucho más de unos seis metros, a causa del sol reflejado en miles de objetos a mi alrededor.

Pensé que sería inútil, pero en el fondo tenía la esperanza de ser bendecido por el azar.

La sensación de persecución se incrementaba con cada paso que daba, la preocupación y la presión; el dolor del bazo por la mala respiración, solo me empujaba al abismo del colapso por la ruta del desespero.

Choque con lo que parecía ser un muro de objetos y al palpar con precaución, sentí orificios en él, los cuales me permitieron escalar; una vez arriba, divise con claridad que todo el panorama frente a mis ojos estaba compuesto de llantas, latas, plásticos, juguetes, electrodomésticos y objetos varios. Era como un basurero, mi sentido del olfato estaba agobiado, no había aves en el cielo, estaban ahí muertas, con criaturas del mar y otras especies que sobresalían de  ese desgraciado mar inerte.

—¡¡¡Grrr!!!

Escuché detrás mío y deje el shock por continuar salvandome el pellejo, mientras corría se me hundían las piernas y me esforzaba por continuar sin perder mucho el ritmo; alcanze a observar una torre a la distancia así que me dirigí a ella.

El camino tan llano de residuos presentó un terrible fin cuando mis piernas después de recorrer mucho se clavaron durante la huída y se estancaron, a lo que bruscamente intenté liberarme, generaron un derrumbe masivo donde caí como 2 metros y me choque con la base de concreto nuevamente, levanté mis ojos para ver por donde podía escapar, pero esta vez no pude notar nada más que otro muro de basura a unos 20 metros, que me dispuse a saltar. Mis piernas se extendían a la mayor velocidad posible para Ahorrar tiempo y poder escalar.

Mientras corría entre montañas de suciedades se hundió el suelo que pise y como la apertura de dos compuertas caí en un lugar bastante oscuro. Estaba seguro, era una trampa y había coincidido perfectamente con ella. Continúe la carrera con una visualización de no más de 2 metros me entre entre caminos estrechos de barriles, el suelo estaba llenos de peces y animales pequeños deformados. Avanzando en el estrecho pasaje, se dividió en 2 caminos y decidí tomar el de la izquierda, recorriendo por las direcciones y entradas que el camino me trazaba después de unos minutos para resultar enfrente de una pared.

llegue a la conclusión:

"estoy en un laberinto"

Me tocó la dura acción de regresarme, entendiendo que me podía encontrar con el tipo sin rostro; tomé esta vez por el carril derecho, que me llevó a otros dos y bastantes más, en cuyos finales cerrados, me topaba con personajes extraños, un tipo con muchas prominencias en su cuerpo y rostro se golpeaba la cabeza contra el muro de barriles; después lo que parecía una mujer en estado zombie tragando botellas de vidrio mientras lloraba, luego un hombre que parecía estarse derritiendo tirado en el piso suplicando la muerte. Mientras sus ojos parecían yemas de huevos esparciéndose en una sartén. Todos tenían algo en común y es que eran caras conocidas.

Tanto encierro y tanta información me llevaron a la locura, no iba a salir y no me iba a salvar. Ni pudieron tantas  personas, menos una sol.

Me tire en una esquina cerca de aquel último hombre que se fundía entre los lamentos e intentando no observarlo, me envolví en llantos. Sintiendo el brazo de la muerte sobre mí.

—¡Demonios! —grité y golpeé con ira el suelo con el temor de causar mucho ruido.

Escuche pasos acelerados y numerosos, mientras mis pupilas cada vez más se dilataban y mis puños se apretaron para enfrentar lo que se venga, hasta que el cuerpo no de más y esté  muerto.

Me puse de pie y cuando estaba esperando a ver que se asomaba por la pared. Escuche el jadeo y vi las marañas negras de mi amigo el perro, quien me ladro par de veces y a velocidad media me llevó por metros, pasillos de terror, personajes y puertas, hasta minutos después avistar nuevamente la estrella solar.

—¡Gracias amigo!

Había pasado por el infierno mismo en la tierra. Solo que en este la radiación hacia cosas peores que el azufre, y me salvo quien menos esperaba. Pero mirando a mi alrededor solo pude ver montañas de basura, el reflejo del sol en los vidrios y espejos, otra vez. Lo único nuevo era una torre o lo que parecía un faro.

Pasé mis sucias manos por mis párpados para secar las lágrimas y fui al faro en frente de mí, estaba en el margen de una costa, la marea no estaba nada  agitada, era muda totalmente.

Me tomé cinco segundos para respirar antes de ir al faro; al finalizar, un ruido ensordecedor me sacó del estado de descanso; un disparo en el suelo, junto a mi, un líquido asqueroso salió del suelo, de color oscuro y olor aberrante. las arcadas me atacaron otra vez, pero sin mirar atrás decidí salir a correr antes de que un segundo disparo si diera con su objetivo.

Entré al faro, en frente de la entrada había un enorme cuerpo redondo, color carbón, con franjas; subí las escaleras en forma de espiral el ambiente era húmedo y las escaleras de cemento, Vi a la distancia la compuerta que conducía a la azotea, abierta. Saltaba de a 2 escalones y cuando no, corría.

A mitad del recorrido, el cuerpo que había visto en la entrada, que parecía ser un simple abdomen de escarabajo inanimado, emitía ruidos, que pude oír como gritos que venían de adentro, y golpes que se escuchaban dentro de sus paredes.

-bum, num, bang.

Miles de golpes y chillidos desgarradores. Empezaron a salir expulsados por la parte trasera de ese cuerpo, a través de lo que parecía ser una compuerta bicúspide, personas, seres humanos; con quemaduras, laceraciones, flagelaciones de casi todo tipo, rostro irregulares, cabelleras arrancadas por áreas, entre otras cosas.

Parecían haber sido comprimidos junto a desechos bajo sustancias tóxicas, eran expulsados en bolas, que se empezaron a desenredar dando origen a ese ser humano, aplanado como el papel, con distintos objetos orgánicos o inorgánicos pegados a la maltratada piel, carecían de grosor y podían torcerse a voluntad. Unos subían por las paredes de espaldas, otros en posiciones comúnmente inimaginables; otros por los escalones, queriendo alcanzarme, vociferando en desagradables sollozos.

Sus ojos, boca, nariz, aplastados. sus cuerpos con movimientos acartonados se pegaban con fuerza a la pared.

Continue con mi recorrido, pero un minuto después,  la cosa enorme que dio origen a todos estos adefesios, sacó de su base 8 patas, como las de una araña, estás tenían un mismo punto de origen y terminaban como sólidos apoyos.

De su parte frontal, salió un relieve , que concluyó siendo la cabeza. La entendí como si fuese una máscara De gas con varios orificios en su parte superior que expulsaban humo de un verde muy oscuro, los visores iluminaban, no había nariz y rompiendo totalmente la armonía de la máscara se veía la boca, muy humana, su mentón abierto irregular mente , a causa de que uno de sus lados había  sido desgarrado y apenas colgaba, dientes superiores en estado garrafal y dientes inferiores puntiagudos y en distintas direcciones, parecían filosas partes de vidrio.

La lengua vagabundeando en todos sentidos y salían de sus pómulos los pedipalpos como de tarántula.

Algo pasaba en aquella criatura, era una máquina de tortura por dentro, que interminablemente, desechaba sus exuberantes creaciones. Luego se apoyó en 6 patas, levantó las dos de adelante y su rostro quedó fijo al mío, con unas convulsiones breves en su cuerpo se  preparó, para después con su boca generar una corriente de aire muy poderosa, que absorbía todo a su gana.

Por el afán de subir rápido los escalones para llegar al final, resbalé y un pedazo de palo afilado que estaba siendo absorbido se clavó en mi pierna, grité, mi muslo empezaba a sangrar y la única manera de seguir adelante era retirando de mi pierna aquel palo.

El hombre que desde principios me quería matar estaba a unos diez escalones de mí, había recuperado su sombrero, se acercó lentamente tomó el pedazo de palo con sus dos manos y lo retiró de mi pierna muy rápido, lo levantó y tomó fuerza para hacerme daño; el dolor era insoportable, temiendo por mi vida, seguía aferrado a ella Intentando subir arrastrado, estaba muy cerca.  

Cerré los ojos y escuché gruñidos, al separar los párpados vi al canino halando de la bota del pantalón al sujeto; perdió el equilibrio y rodó unos escalones .

Hice un gran esfuerzo por ponerme de pie y subir las ultimas escaleras, el dolor era secundario, lo único que sentía era preocupación por el canino y por mi vida, en esos instantes muy cerca para llegar, la criatura comenzó a clavar sus patas en los gruesos muros de la  torre para seguirme, con cada paso temblaba todo y quebraba cada vez más la estructura.

Pero en cuestión de poco pasamos al otro lado de las puertas ; la cerré, puse el cerrojo (que parecía inútil) me alejé caminando hacia atrás y  alcé al canino.

Me dirigí a los balcones del faro y observe la inmensidad de aquel mar negro, que en vez de tener olas, aumentaba la percepción del silencio.

Me subí sobre una butaca que puse pegada al marco del balcón y espere a que los golpes acompañados con gritos de ira abrieran el portón.

Se abrieron las puertas, vi el sombrero e inmediatamente el cañón señalandome. Me dejé caer de espaldas.

Caí en el mar de Aguas oscuras, hedor tóxico, plástico, que me recordaba lo que el ser humano suele hacer mejor, la  muerte.

Mi compañero de 4 patas y yo parecíamos ser los únicos con vida en este infierno de petróleo burbujeante, el sol tenía caliente la sustancia extraña donde estábamos nadando, me apure y nade con el perro hacia la orilla más cercana. Llegando al limite de el mar de lavaza y lixiviados, poniendo pie en tierra firme. Me entró de eso en los ojos y hasta que llegue a tocar suelo, sentí profundo dolor, me quemaba el sol, tos incontrolable y estaba atorado por cosas desagradables que consumi inconscientemente.

Me sentía mareado y fatal, algo se movía dentro de mí y sentía mordiscos fuertes en mi interior, como de pirañas en mi estómago y por mi laringe picazón y cosquilleo, como cucarachas revoloteando y queriendo salir de mi boca.

Dejé con suavidad al peludo canino en aquel suelo.  Lavado en esa sustancia

No dio respuesta alguna

—compañero. —esperaba algún movimiento y no obtenía ninguno— ¡por favor!, me has ayudado.

Mis ojos aguados y el pensamiento  de que probablemente deba pisar ese asqueroso mundo solo. Insistí en salvarlo. Teniendo claro que a largas fue mejor haber saltado y probar suerte, que haber muerto asesinados.

¡Bomgg! Un derrumbe.

El monstruo rompió la torre en su parte superior, se cayó la mitad superior y con ello la criatura al mar, haciéndolo burbujear en modo desmesurado.

Palpé su pequeño cuerpo, sentí la leve respiración y sus huesos de exageradas prominencias, realmente mal, no quisiera ver nunca así a la señora inspiración o a un familiar, tampoco a un ser que sin conocerme me ayudo y me acompañó.

Con un rostro bastante lúgubre empecé a acariciar sus orejas de cabello enmarañado— ¿Cómo es posible que entre el suplicio se decida actuar de manera noble?

Dejándome llevar por la poesía que encontré en un animal, pensé en cuclillas ¿Dios tiene un lado animal?. Para mí, varias cosas que vi en aquel perro deberían ser parte de la mejor la religión y del el mejor ser humano.

Al observar a mi alrededor me pregunté ¿Por qué tanta basura?, ¿Donde esta lo verde?. dio por primera vez la brisa y Un papel se pegó a mi rostro, lo separé un poco y decía; "!no huyas del gringo¡"

Apreté el papel con el puño y en ese instante apareció el pistolero junto al perro, con la pistola en una mano y el pedazo de madera afilado en la otra, la criatura apenas se acercaba tras el. Sabiendo que tenía las de perder, corrí lo más rápido que pude lejos de ellos, mientras los quejidos agudos de aquel animal me quebraron el alma; corriendo hasta que se acabó la firmeza para pisar, salte a la infinidad del solitario mar de la muerte"

Me desperté bruscamente en el amanecer y con pocas ganas de volver a dormir. Tuve la sensación de que La señora inspiración y yo no éramos los únicos en esa habitación. Por la influencia de la gata en mi, decidí escribir antes que tener pesadillas.

18

No quería salir al colegio, pero cumplia con las obligaciones. En la mañana en el paradero del bus bajo la oscuridad me encuentro con el perro nuevamente. Me daba alegría saber que estaba vivo, distante olfateaba y su nariz lo llevaba lentamente a una montaña de basura que estaba  a unos metros junto a mi, En la que metió la cabeza y sacó un trozo de pan, muy sucio con muchas cosas como papel higiénico pegado y untado con quien sabe qué sustancias.

Lo observé comer un minuto o más, por lo que escuchaba estaba muy sólidas sus mordidas, el pan, hasta que lo acabó y se acercó a mí moviendo la cola de lado a lado, olfateando el suelo ,luego levantó sus ojos mirando a mi rostro y abrió su boca, mostrando su lengua.

Gota a gota y gota tras gota, un rojo empezó a regarse desde la mitad de su lengua a sus bigotes ,y de ellos, al piso. encharcado en sangre el pavimento. Hizo movimientos con su lengua y otros gestos que finalizando con una arcada, vómito parte de lo consumido, entre lo que vi un pedazo de vidrio, el causante de la escandalosa hemorragia.

Solo por seguir la idea mire a mi alrededor y sorprendentemente me hice  las 2 primeras preguntas que me llegaron a la cabeza ¿Por que tanta basura?, ¿Donde esta lo verde?. No había notado la ausencia de árboles, no había notado lo normal que es andar entre la basura. Parecía una escena antecesora al sueño que tuve. Abuela me dejó un almuerzo en la maleta, cuando llegó el bus, lo saque rápidamente y se lo deje al perro en el suelo; era mi turno de ayudarlo.

Algo psicológico me estaba haciendo relacionar la realidad con los sueños, me hace sentir ansiedad, me hace sentirme vivo en pesadilla. Si Empiezo a mirar a mi alrededor; 1,2,3, 4 bolsas de basura; luego 40, 50, 60.

«¡demonios!» pensé

mis ojos se inquietaban.

En el sueño la ciudad estaba muerta, no había ni una planta y en la vida real , cada vez hay menos.

«¿Estamos empezando a morir? ¡No! pensar eso es una exageración»

Al otro lado del cristal de la buseta, personas tiradas en el suelo, con hambre. Perros, con hambre, acumulacion de desechos y todos caminando como si nada. No tenía mis audífonos ni libros para pensar otras cosas y distraerme.

«no miraré más la ventana» me dije, consciente que me podía estresar fácilmente. Por lo menos no habían muertos queriendo seguirme, pero si tenía un mal presentimiento.

Preparados para la oración, en el colegio estaba, firme y dispuesto. pero dudando de mis creencias.

Se levanta el maestro del escritorio y con su diestra marcó la cruz de la frente al ombligo y que acabó en los hombros.

—la oración de hoy es para que Cristián nuestro compañero de varios años, sea bien aceptado en el reino de los cielos y pueda descansar en santa paz.

Todos empezaron a hablar y a murmurar. Mis compañeros me decían cosas, pero no les puse cuidado, por el peso del momento y de igual manera pase el resto del día, ignorando. Mis ojos señalaron miles de objetos que nunca guardé en mi memoria, tenia un universo de cosas pasando en mi cabeza. Ni una palabra salió de mi boca hasta poder dormir.

19

Una semana después, Decaído me obligaba a subir siempre la mirada, como era de entender cumplí con la labor de despedida de mi compañero. Con la confusión de por que, aun siendo tan bueno, me pasaban cosas malas y por que se iban de este mundo en su mayoría las personas positivas.

Sin palabras tome el bus hasta llegar al colegio y volver al momento de la oración. Como si me hubiese ensordecido no escuche nada, solo me dedique a pensar.

Ya imaginaba chicos jóvenes deseando cambiar el mundo, queriendo ayudar a sus países y deseando ser unos héroes, muriendo de hambre en la calle, estando por error bajo las drogas ó muriendo asesinados. Y ¿Nosotros esperando que algún Dios nos cambie? es como querer construir una casa, pero no poner nunca el primer ladrillo y esperar; mejor  buscar la forma más directa e inteligente de ayudar. Yo imaginaba que Dios querría vernos más haciendo y no esperando.

Pasó toda la jornada hasta que llegó el descanso, hablaban y murmuraban mucho los muchachos, no entendía y últimamente andaba muy solo, todas mis amistades me habían alejado por mis afecciones emocionales. Que yo consideraba muy coherentes en base a los hechos.

Escuche el poco discreto secreto de 2 personajes al lado mío, que decía:

—Si, está durísima y hasta ahora empezó, en once.

—Pero. ¿Nueva a mitad de año?—preguntó el otro joven.

—Si, imagino que se las arregló para pasar el grado de alguna manera— respondió

Rápidamente entendí lo que sucedía, no era nada de seriedad. Tome mis onces y leí en la biblioteca hasta que el descanso se acabó, en mi ventana favorita, junto a la gran ventana, vista a un hermoso Guayacán con sus flores amarillas, punto de reunión de aves y algunos insectos; vi una jaula en el balcón de la casa del frente, todas sus aves alborotadas, eran pequeñas, muy jóvenes.

Acabo el compromiso y llegue a la casa a juntarme con la señora inspiración y hacer el esfuerzo para revivir un poco mis pasatiempos junto a ella.

20

Ya pasaron 2 semanas de más, Me entusiasme con el halo de la señora inspiración de su figura inmóvil que Transmitía energía.

Había escrito canciones, leído, había estado muy solo; por otro lado, anoté lo que había soñado desde el principio: Mi abuelo y el barrio hermoso, luego las pesadillas y el personaje que me seguía. Pero no había entendido nada y lo que me estaba sucediendo parecía ser surrealista. El cuadernillo de mi hermano, sus cambios, ¿Me sucederá lo mismo que a él? Pues el primer sueño fue similar. Pero él no contó de qué se trataban los siguientes. Mucho me quedaba por pensar.

En el colegio escribía, en la biblioteca, decidí que si quería mantener la cordura me debía dedicarme tiempo. Ya sea para indagar sobre los hechos o para imaginar un mundo diferente, la vida ideal, para ello oír música, leer, dibujar o escribir.

Me hacía en la misma silla frente a la ventana grande con ese Guayacán. Después de unos minutos analizando, dibujando y escribiendo; se sentó junto a mi una muchacha.

—Hola —sonrió amablemente—. Disculpa incomodar, me sentaré aquí a leer; me agrada la vista de la ventana. Que pena la interrupción.

—Continua, no hay lío —dije en con buen gesto

Hasta que finalizó el receso y tocó volver a las labores.

Los días siguientes de esa semana fuí a la biblioteca a leer un poco y a imaginar. La muchacha estaba siempre ahí junto a mi sentada leyendo. Nos saludamos muy cordialmente y hacíamos lo posible por no interrumpirnos. Siempre llegaban sus amigas a la puerta de la biblioteca a recogerla y acompañarla al salon.

Llegó el fin de semana profundo con la gata consentida. Algunas amistades haciendo música en la calle y con otras entrenando en los parques.

Para volver el lunes al colegio como nuevo. Con la mente libre.

Muy disciplinado con mis cosas, quise volver al rendimiento en clase, lo mejor posible. A Veces había ese algo, que a pesar del mal, motiva. en el descanso frente a la ventana yo y mi pensamiento ayudándome a aceptar los hechos y asimilar.

—Hola, ¿Cómo estás?

—Bien ¿y tú?—respondí

Me surgió la curiosidad de conocer más a fondo a esa dama que se sentaba a mi lado, la conocía de saludo y de vistas rápidas, quería profundizar en ella. Yo leyendo sus movimientos disimuladamente y ella leía las hojas del libro amarillas; no dudé en cambiar la lectura por una mejor en ese momento: la de su rostro. Pregunté sin constricción y de manera amigable:

—¿Es un nuevo libro?

Me observó y respondió.

—Si —dio unas agradables y diminutas carcajadas—. Ya es el segundo de la semana, y tu ¿como vas con tu taller?

En mi mente yo la estudiaba rápidamente:

<Sus  palabras salen claras, su garganta no interrumpe con la más mínima tensión el viento moldeado que sale de su boca, es esa voz firme y de seguridad, con la característica de ser delicada y cómoda para mis oídos. Sus cejas bien formadas y sus ojos cubiertos por largas pestañas eran un poco claros, no mucho, poco; como un verde de manzana bañado en miel de maple, un color muy aromático, como la bebida que calienta mi cuerpo en las frías noches que escribo poesía y murmuró con las estrellas. Su nariz es muy sencilla, con forma deleitante, si pudiese encogerme me deslizaría como en un tobogán o descansaría sobre ella como un poeta en la luna, sobre la silueta del cuarto menguante, cazando constelaciones con su caña de pescar.

Su boca y los movimientos tan sutiles que hace, sus grietas tan diminutas, parecen miles de hectáreas de rosas alineadas y ordenadas; el labio inferior era del tamaño indicado, era como el cuerpo de un barco, un barco rojo; el mismo que a lo mejor sacó de apuros a más de un náufrago, el mismo barco que los dejó en su destino, a donde tenían que llegar, dándole fin a más de una historia.

Por último veo un color café en su piel, es suave pero magnífico, yo se que basta solo con beber una taza de café y ver su piel desnuda en su totalidad, para no querer dormir por más de una semana, y con gusto. Por uno que otro lados de su dulce piel veo acné, no tanto como el mío, también pequeñas cicatrices y cosas comunes que atormentan a los mortales del hoy. Me causa éxtasis ver en ella la naturalidad y los defectos sin tapujos; Siento que en ella está oculto un sabor original y muy diferente, me urge aún más conocerla.>

—No es taller—me reí con confianza—. Esque me gusta escribir o dibujar, las tareas prefiero dejarlas para la casa. ¿Cuál es tu nombre?

—mi nombre es Chloe y ¿el tuyo?

—Juan Camilo, un gusto conocerte. ya llevábamos mucho tiempo compartiendo pero viendo como amas leer, no deseaba interrumpirte —sonrei con formalidad y me respondió con el mismo gesto

—¡yo pensaba lo mismo de ti! —rió —te veía muy concentrado y era intimidante incomodarte. Además, compartimos espacio y me daba curiosidad conocerte.

—Lo mismo digo yo— hubo una breve  pausa—. Cuéntame, ¿De qué curso eres?

—de Once, yo salgo este año. ¿Y tú?

—Décimo, lo extraño es que no te había visto

—¿Cuántos años tienes? —me preguntó

—16, ¿y tú?

—18, entre a estudiar un poco más tarde que el promedio —dijo alegre y  desinteresadamente—.no me habías visto antes por qué soy nueva

—Entiendo. Bueno, cuéntame más de ti.

Terminamos hablando lo que restaba de descanso, hasta llegar a nuestras aulas

Luego del estudio, a la casa y pasar un rato con la señora inspiración.


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