—Te amo — finalmente dijo Davi mientras que sus ojos flameaban de intensas emociones; honestidad, sinceridad, lealtad y en mayor parte, amor. Ella solo le dijo dos palabras, sin embargo, esas dos mágicas palabras eran todo lo que ella necesitaba decir.
Dejó fluir todo su corazón con esas dos palabras como la última parte de su confesión. Su corazón estaba latiendo de manera salvaje mientras que aguantaba su respiración, esperando por la reacción del hombre en frente de ella.
Davi podía sentir que su esposo estaba choqueado y ella no podía evitar sentirse aún más nerviosa cuando el hombre se quedó congelado en su posición de cuclillas mientras que su mirada estaba fija en ella. Sus ojos estaban resplandecientes, tan hermosos como siempre como si fuera una gema fuera de este mundo.
Afortunadamente, después de un buen rato, Sei finalmente se movió. Lentamente se paró y miró fijamente a los ojos de ella.