Shen Ying lo miró, y luego contestó, con la misma pereza:
—Ah.
—¿La maestra de secta está dispuesta a perdonarla? —al preguntar esto Jian Xing sintió alegría—. Entonces…
—¡No la perdono! —interrumpió Shen Ying.
La alegría en la cara de Jian Xing se congeló, y balbuceó:
—¿Por qué?
—¿Umm… es muy difícil de entender? —la cabeza de Shen Ying se inclinó, como si no comprendiera por qué le haría tal pregunta. Pensó por un momento, y luego de repente se dio vuelta hacia Seta que estaba lado de ella y dijo—: Champiñón, golpéalo una vez.
—¿Eh? —Champiñón la miró confundida, pero inmediatamente asintió de forma obediente—. ¡Bien!
Mordió la fruta en su boca, extendió ambas manos para crear un hongo del porte de un tazón, y luego lo lanzó enérgicamente hacia la cara de Jian Xing, incluso dando un grito:
—¡Hey!