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En solo 6 horas, este jet privado tecnológicamente avanzado llegó al destino de Sheyan: Aeropuerto Internacional de Niza, Côte d'Azur.
Poco después, Sheyan se reunió con Zi en una mansión privada de aspecto ficticio.
Su vestimenta parecía bastante ordinaria y estaba compuesta por un simple y sencillo vestido granate, sin embargo, no ocultaba ese noble aire de austeridad que emanaba de ella. A su lado, había una mujer con gafas negras de forma cuadrada que llevaba unos documentos.
En cambio, la atención de Sheyan se detuvo al lado de Zi, o hablando con precisión, en la inimaginable visión de una "bestia" que haría pensar en un león.
Sin duda, se trataba de un enorme mastín tibetano, y uno de raza pura.
El mastín estaba perezosamente acostado a su lado. Echó una mirada a Sheyan antes de hundir perezosamente su barbilla en sus patas.
Ese mastín tibetano no estaba sin duda ni un poco interesado en Sheyan.