Después del regaño de Baiise, las venas se hincharon sobre la frente de Reef. Su rostro estaba excesivamente ceniciento, y su puño apretado; parecía que su ira estaba a punto de llegar al límite. Sheyan estaba conmocionado, aturdido y forzó una sonrisa. Se sentó apresuradamente junto a Reef mientras le daba palmaditas en el hombro.
—Oye, Reef, sus amigos acaban de ser eliminados. Además, acaba de perder la mitad de sus miembros, no te lo tomes a pecho.
Reef cerró los ojos, respirando pesadamente.
—No, tiene razón. Es mi culpa que haya implicado a todo el mundo.
Sheyan estaba usando su pensamiento lógico especulativo, ¡pero nunca pensó que Reef se estaba culpando a sí mismo! Su cuerpo temblaba levemente, mientras las gotas de sudor rodaban por sus mejillas.