Después de que los cuatro sirvientes perforaran sus pechos con sus palmas, la sangre brotó. El volumen de sangre que brotaba era increíblemente grande, casi parecido a una cascada. A pesar de que la herida era solo del tamaño de una palma, en un abrir y cerrar de ojos, toda la sangre fue drenada de sus cuerpos.
Toda la sangre fue vertida dentro de la formación dibujada en el suelo, tiñéndola de rojo... Por fin, los cuerpos de los cuatro sirvientes se convirtieron en bolsas de piel y cayeron suavemente al suelo.
¿Estaban esas muñecas hinchables con forma humana llenas de sangre...?
En el centro de la formación empapada de sangre, ese señor tenía una extraña sonrisa en su rostro. La sangre fluyó de su cuello como una fuente, drenando rápidamente toda la sangre en su cuerpo.