Afortunadamente, la poca racionalidad que le quedaba previno que Cao Delian hiciera algo desastroso. Él no encendió el aire acondicionado de nuevo para oler el gas durmiente.
Después, él miró el confundido rostro del pequeño monje y forzó una risa diciendo.
—Jaja, pensé que estabas durmiendo así que te quería cargar fuera del coche.
…habiendo dicho eso, la mano del pequeño monje era bastante fuerte, anteriormente cuando el golpeó la muñeca de Cao Delian, el dolor punzante seguía ahí.
—Ya veo —el pequeño monje asintió y sonrió brillantemente—. Gracias, Benefactor Cao, pero pequeño monje solo estaba cantando escripturas, no durmiendo. En el templo, esta es la hora para encantar escripturas después de la cena. Aunque he dejado el templo, no me quedaré atrás en mi tarea de sutras.
—Jeje, jeje —Cao Delian forzó una risa. Viendo cuan despierto estaba el pequeño monje, él estaba incesantemente deprimido.