Los líquidos negros aparentemente comunes, pero en realidad fuertemente corrosivos fueron cubiertos gradualmente por el color rojo. Sin importar cómo la Medusa Oscura utilizara sus talentos y habilidades innatos, le fue imposible liberarse de los círculos mágicos capaces de otorgarle a cualquiera el estado de los diablos primigenios debido a la corrosión de los ocho círculos mágicos de sacrificio de sangre.
En aquel punto, Harex, quien sostenía el tridente de oro, pronunció las complicadas e impredecibles palabras que no pertenecían a ningún idioma conocido por Lucien. El agua parecía estar saliendo del vacío circundante.
Teniendo en su centro a la Llave Azul, la cual parecía una gema, el tridente de oro emitió un resplandor azul. En cada una de las puntas, un remolino ilusorio de un azul tan oscuro que parecía negro se asomó y empezó a girar, aumentando el flujo del resplandor que parecía agua.