—¿Cómo te llamas? —Preguntó Sandra, quien estaba tratando de sonreír y suavizar su voz. No obstante, el niño seguía muy asustado. Gritando y sacudiendo la cabeza, el muchacho usó sus manos y pies para arrastrarse hacia la esquina más interna de la cámara.
Lucien no les metió prisa para a llegar a la habitación de invocación, porque el hecho de que el demonio desapareciera, así como así era demasiado extraño. Ahora habían encontrado un superviviente en el lugar, y deberían conseguir más información de él.
Intercambiando una mirada con Sandra, Lucien elevó ligeramente la barbilla hacia Susan.
—Usa una poción mágica para calmarlo. Deja que Susan hable con él.